15 de Mayo 2020
Después de un largo viaje desde Argentina, que comenzó la tarde este sábado, la elefante durmió mucho ya que llegó muy cansada durante la jornada de este jueves al Santuario de Elefantes en Brasil.
Según cuentan en el fans page del Santuario, empezó a realizar el comportamiento natural que hacen todos los paquidermos por primera vez en décadas.
Debido al maltrato que recibió no tiene mucha musculatura en sus piernas, pero esta debiera cambiar cuando comience a usarlas más.
Mara partió el día barritando muy fuerte. Ese sonido viaja a grandes distancias y lo hacen para comunicarse con otros de su especie. Las demás elefantes del Refugio: Maira, Lady y Rana, la amiga de nuestra Ramba, se encuentran en otros sectores y sólo Mara las divisó a distancia.
Mara se ha visto temerosa ante otros animales como perros, pájaros y gallos, pero aseguran en el Santuario que es un comportamiento habitual entre los recién llegados y que con el tiempo se acostumbran.
También relatan que Mara tiene mucho apetito, que investiga todo antes de llevárselo a la boca y que pela sus plátanos ella sola, cosa que ningún otro elefante había hecho.
Después de comer se dedicó a explorar y palpar todo. Le encanta sentir el pasto tanto con sus patas como con su trompa. “Adora tocarlo”, escriben.
Los cuidadores repararon en una vieja herida en una de sus muñecas que no cicatrizó bien y que es huella de los años de maltrato que sufrió en el circo donde la explotaban.
Sin embargo, ahora está tranquila y tendrá mucho para recorrer entre árboles, pastos, estanques, riachuelos, barro para revolcarse, un equipo especializado que la cuidará y las demás elefantes con las que pronto podrá sociabilizar.
