#TENDENCIAS Una mirada desde el cine al vínculo afectivo hombre-perro

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“Truman” es de aquellas películas donde todo sucede en poco tiempo, porque es justamente lo que no hay en la vida de uno de los personajes. Julián es un actor argentino que vive en Madrid tras el exilio, y ha sido diagnosticado con cáncer terminal. Entonces recibe la visita de Tomás, su amigo de la infancia, un profesor universitario que imparte clases en Canadá y que es consciente de que estos últimos días puede que sean también su última despedida.

Esta película anuncia una tragedia, sin embargo, no es una película trágica pues sobre todo hay amor, afecto, también humor inteligente y la esperanza de encontrar una familia que cuide a Truman, el compañero canino de Julián.

La muerte es un asunto que en nuestra cultura y en general en las culturas occidentales, evitamos hablar como si de esa forma tardara más en llamar a la puerta. Para Julián, en cambio, es un hecho que lleva esperando hace un año.

Resulta interesante que el vínculo afectivo humano-perro así como el destino de Truman sean lo que mueva a los personajes tanto emocional como físicamente a lo largo del film. A Julián le importa lo que pueda pasar al alma de Truman, que lo extrañe, que sufra con su “viaje”, que se adapte al cambio; lo considera uno de sus dos hijos. Julián sabe que los sentimientos y afectos no son exclusivos de los seres humanos; él habla con Truman, divaga con su compañero no-humano e interpreta sus movimientos de cola, sus miradas como respuestas a sus dudas.

Por su parte Tomás resulta tan noble e incondicional a su amigo que podría compararse con Truman, y lo que refuerza esta idea es una de tantas conversaciones en la película entre él y Julián:

Tomás: ¿Qué es eso tan importante que has aprendido de mí?

Julián: Que nunca pides nada a cambio.

La película de coproducción española-argentina, fue estrenada el año 2015, bajo la dirección de Cesc Gay y protagonizada por dos actores y referentes del cine latinoamericano como son Ricardo Darín y Javier Cámara además de Dolores Fonzi.

La representación canina estuvo a cargo de Troilo, nombre real del perro de raza bullmastif, elegido para dar vida a Truman y que lejos de las cámaras era un perro de asistencia a niños con autismo.

Cabe mencionar que meses antes del estreno en los cines, Troilo murió y en lugar suyo asistió su hija Berta.

Entre los galardones recibidos por esta película, destacan:

 – Goya a Mejor película, Mejor director, Mejor interpretación masculina protagonista y Mejor interpretación masculina de reparto; Mejor guión original y Mejor montaje.

– Concha de Plata al Mejor actor en la edición 63° del Festival de San Sebastián, tanto para Javier Cámara como para Ricardo Darín.

Sin duda, uno de los reconocimientos más importantes que ha recibido “Truman”, es el otorgado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid. El premio denominado “Persona comprometida con el bienestar animal” fue recibido por Marta Esteban, productora de la película y con éste se busca “(…) reconocer la labor de personas, instituciones y empresas que fomentan el bienestar y la calidad de vida de los animales, así como promocionar los beneficios que aporta la compañía de mascotas.” Así se señaló en el comunicado de prensa a propósito de “Truman”. También se agrega en el mensaje, que otros de los aspectos que se han tenido en cuenta han sido “(…) la forma de plantear el bienestar del perro como línea argumental y por subrayar el papel de los veterinarios en la sociedad”.

¿Y ustedes, qué harían en una situación como ésta? ¿Qué creen que pasaría con sus compañeros no-humanos en ausencia suya? Esperamos sus comentarios y reflexiones, y les invitamos a ver “Truman” a quienes aún no lo hayan hecho.