#MIRADANACIONAL Colegio Médico Veterinario advierte el riesgo de la arremetida de aquellos que no poseen título profesional y trabajan con animales

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La Real Academia de la Lengua Española, define el intrusismo, como el ejercicio de actividades profesionales por persona no autorizadas para ello. Una práctica que está hoy afectando a muchos profesionales de la Salud, quienes ven como, personas sin los conocimientos ni estudios adecuados, están atendiendo pacientes y poniendo en riesgo la salud y la vida de las personas.

Es lo que denuncian El Colegio Médico Veterinario de Chile, el Colegio de Nutricionistas de Chile y el Colegio de Kinesiólogos de Chile, gremios que se unieron para alzar la voz, y hacer un urgente llamado a las autoridades para que fiscalicen y regulen esta situación y a los mismos usuarios, para que se informen y no pongan en riesgo su salud.

Paolo Castro, presidente del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile, advierte que hoy, cualquiera puede dar indicaciones de alimentación con impacto en salud y para eso no requiere ni siquiera saber leer o escribir. “El mercado es el rey y gracias a esto, tenemos a personas con amor al dinero que, sólo haciendo un curso, se adjudica el ser coaching nutricional o se pasean por ahí con bata blanca, indicando régimen blando sin saber ni siquiera la diferencia entre modificar la consistencia de una alimentación y la digestibilidad de la misma. Por eso mismo digo, todo esto es intrusismo aquí y en la quebrada del ají porque apela a la dietética y dietoterapia, por lo tanto y provechándome del picor ya mencionado es irritante ver la falta de decencia que el intrusismo conlleva”, indicó Castro.

El profesional señala que hoy esta situación afecta a muchas personas, usuarios de servicios que creyendo que todo esto se encuentra regulado, confían y “finalmente se encuentran con la lamentable sorpresa, de que sabe menos que un artículo de una revista de modas o belleza con tips de alimentación, que acaban arruinando la salud de las personas”.

El Colegio de Nutricionistas, agrega que es una falta de respeto hacia las personas cuando se inventan títulos profesionales o se califican de expertos sin serlo.

Por su parte, el Colegio de Kinesiólogos, a través de su presidente Loreto Henríquez, asegura que se sienten llamados a alertar a la población con respecto al ejercicio de actividades profesionales, por personas no autorizadas para ello, advirtiéndoles que están frente a una gran falta ética, social y moral, que además podría configurar una estafa y delitos contra la integridad física y/o salud.

“Si bien los usuarios son libres de elegir la persona a la cual acudir, deben tener en cuenta las garantías que ofrece un profesional Kinesiólogo con formación universitaria en nuestro país, en ocasiones, la escasa formación de estas personas o pseudoprofesionales, pueden comprometer gravemente la salud de las personas a las cuales tratan, al aplicar técnicas o métodos cuyos efectos no sean los más indicados e, incluso, ser contraproducentes. Por este motivo es necesario que el Estado de Chile, regule el intrusismo, por el bien de las personas, dado que su salud está quedando en manos de cualquiera poniendo en serio en riesgo a la población”, planteó Henríquez.

La profesional, expone un ejemplo reciente, que los afectó como gremio, ante lo cual no dudaron en alzar la voz.

El día 31 de octubre de 2017 en el diario Las Últimas Noticias, se publica una nota referente a “Yamna Lobos Creó un Programa de Ejercicios para Prescripción Médica”

“Consideramos de suma irresponsabilidad el reportaje efectuado por el diario en cuestión, influyendo en la opinión pública sin informarse adecuadamente acerca de la realidad de prescribir ejercicios en personas con Enfermedades Crónicas No Transmisibles como lo son la Hipertensión Arterial, la Diabetes, la Obesidad, entre otras con alto riesgo de ser intervenidos con un stress físico no controlado por un profesional universitario formal. La prescripción de ejercicio para personas con enfermedad, así como la prescripción de fármacos para ellas, requiere obligatoriamente de un acto profesional que implica profundo conocimiento de las enfermedades”, explica Henríquez, quien en su momento dio a conocer la opinión de su gremio.

Por otra parte, el Colegio Médico Veterinario expuso que fingir y actuar como Médico Veterinario supone derechamente un maltrato animal y una transgresión a los deberes de los recientemente regulados responsables de las mascotas. Aclara que la salud de la población depende bastante de como enfrentemos la de los animales, motivo por el cual se perjudica tanto al paciente como a la población. Las organizaciones internacionales hace años hablan de “Una sola Salud”, pues salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten.

“Las malas praxis que realizan estas personas son asociadas a la de los Médicos Veterinarios, enlodando la imagen del rubro. Lo más grave es que, en la mayoría de los casos, se configura un maltrato animal y una infracción grave a los deberes de los responsables de mascotas. Mala o buena, hoy en día existe una política pública sobre animales y mascotas; son los Médicos Veterinarios los principales responsables de su ejecución. Esa misma responsabilidad es la que nos motiva a pedir regulación y fiscalización sobre el rubro. Hoy en día poco o nada podemos hacer contra personas que venden recetas mágicas, vacunas para garrapatas, los autodenominados sicólogos caninos, etc., quienes sin duda ponen en riesgo la salud y bienestar de nuestros animales. La ley 20.380 reconoce a los animales como sintientes y parte de la naturaleza, por lo tanto parte de nuestro ecosistema. Por ello tenemos por una parte un deber hacia ellos para brindarles salud profesional y un derecho entre nosotros para exigir sean tratados por Médicos Veterinarios”, señala Felipe Bravo Peña, Presidente Nacional del Colegio Médico Veterinario.

El profesional explica cómo la salud animal y humana están vinculadas: “Por ejemplo, en la ganadería un Médico Veterinario procurará administrar tratamientos, antibióticos o fármacos velando por el cumplimiento de los periodos de resguardo y entendiendo el contexto productivo. No conocer cómo funcionan estos sistemas, ni conocer a cabalidad el arsenal farmacológico disponible, conllevará que las personas consuman alimentos riesgosos para la salud humana. Por último pero no menos importante, un mal uso de antibióticos fomenta además resistencia antimicrobiana, tema de la más alta preocupación por la Organización Mundial de la Salud, pues está poniendo en riesgo los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Felipe Bravo exige una mejor regulación y fiscalización. “Hoy la legislación para reconocer el intrusismo profesional, exige que haya un fingimiento explícito y realización de actos propios de la profesión.  Es urgente precisar a nivel de ley estos actos propios, puesto que de lo contrario, se hace difícil en la práctica reconocer cuando existe o no fingimiento. Actualmente se pone al mismo nivel hacer una ovariohisterectomía, diagnosticar e indicar tratamiento, que ponerse una bata con la leyenda Médico veterinario. Evidentemente, diagnosticar una patología en un animal e indicar como manejarla, es un acto propio y eso implica el fingimiento. El intrusismo destruye la salud animal y humana, es una oferta desleal que además perjudica a los consumidores, en nuestro caso responsables de mascotas y empresas obligadas al bienestar animal”.

Los gremios proponen algunas acciones, para terminar con el intrusismo profesional:

  1. Se deben regular las profesiones y para efectos sanitarios el primer paso es la inclusión de todas ellas en el Código Sanitario señalando a nivel de ley los actos propios.
  2. Se debe devolver la tuición ética a los Colegios profesionales para resguardar el ejercicio de la profesión.
  3. Los profesionales de la salud deben ser universitarios y, por lo tanto, se deben revisar periódicamente las mallas curriculares, especialmente de los nuevos planteles de educación.
  4. El intrusismo debe ser considerado un delito y tener las multas correspondientes, de forma de evitar el engaño a los consumidores de dichos servicios profesionales, por su salud y bienestar.

Fotografía: Imagen referencial.