¿Los refugios son el camino para fomentar la tenencia y protección de los animales ? (Editorial)

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Imagen referencial

Cuando hablamos del cuidado y protección de los animales, uno de los tópicos que surge es la existencia de los llamados refugios o centros de mantención temporal como una forma de albergar a los cientos de animales abandonados que recorren las calles en búsqueda de una mano cariñosa que les de comida y protección. Si bien el anhelo y propósito de crear un espacio para acoger a los animales sin lugar a dudas es noble, lamentablemente no es el camino más adecuado en el trabajo de rescate y protección de los animales.

Lo anterior porque, puede sonar obvio pero no se toma conciencia de aquello, tener a los animales no es sólo darles comida y mantenerlos con agua sino que involucra una serie de factores más y los cuales se harán presentes día a día como, por ejemplo, la limpieza de los lugares donde están los animales, difusión de quienes están listos para adoptar, atenciones y/o emergencias veterinarias, separar a nuestros compañeros peludos por sus caracteres y tamaños, buscar el financiamiento que le viabilidad a la iniciativa, etc. Si aplicaramos la lógica, lo adecuado sería contar con un equipo conformado por varias personas que permita una adecuada distribución de las tareas, mas sabemos que eso casi nunca pasa recayendo el peso en dos personas con todas las implicancias no sólo para los animales sino también sus cuidadores y el círculo familiar más cercano.

Un punto clave de todo refugio es el bienestar y dignidad de los animales, lo cual muchas veces no sucede por falta de recursos y manos que ayuden a concretarlo. Los especialistas hablan que son 5 los criterios para determinar un hábitat y tenencia responsable adecuada de acuerdo a las características de la especie: nutrición, ambiente óptimo, salud sin mayores inconvenientes, comportamiento que responda a los rasgos de la especie y un estado mental balanceado; tópicos que, seamos honestos, en muchos lugares no se cumple cabalmente pues los recursos humanos y económicos no dan a abasto frente a una demanda animaluna que aumenta día a día.

A lo anterior se suma que, impotente ante el sufrimiento de los animales en las calles, muchas veces los refugios se llenan rápidamente de amigos peludos, sobrepasando las cantidades para los cuales fueron diseñados originalmente generando un círculo de angustia y sufrimiento animal y, por cierto, también a sus cuidadores. No dudamos de las buenas intenciones de quienes impulsan los refugios desde la óptica del compromiso y la responsabilidad respecto a generar un espacio de empatía y cuidados hacia los animales no humanos, pero los hechos han demostrado que si lo anterior no está acompañado de una gestión adecuada de tareas y financiamiento el resultado final será simplemente desastroso.

Por todo lo anterior, la promoción de refugios y el financiamiento público de los mismos no debe ser una política pública impulsada desde el Estado sino que este debe hacerse presente de una manera activa apoyando el trabajo desarrollado por las organizaciones día a día a través de entregar financiamientos a proyectos favor de todos los animales e impulsando un Servicio Nacional de Protección Animal que coordine todo el actuar estatal a favor de los animales y no pase como sucede actualmente: diversos estamentos estatales ven la temática, pero no se cuenta con un centro que coordine el quehacer en la materia.

En definitiva, no se trata de hacer la guerra a los refugios actuales, donde podemos destacar al de Mirada Animal y Fundación Stuka, sino apoyarlos día a día, pero la clave no es incentivar el nacimiento de nuevos refugios pues no son el camino adecuado para lograr una sociedad más empática hacia los animales.

Equipo de Protección Animal EPA Chile