El pulmón verde del Gran Santiago sigue creciendo, ahora hacia la cara norponiente del cerro San Cristóbal, área que hasta ahora no había sido reforestada y que en un futuro acogerá a 110 mil árboles nativos, entre ellos algarrobos, arrayanes, peumos y quiyalles, en una extensión de 145 hectáreas.
Según explica Mauricio Fabry a LUN, “no hay mejor abono que el humus”, asegurando que este proceso permite reutilizar el 100% de la energía y obtener un fertilizante 100% natural, rico en nitrógeno, potasio y fósforo. Entre sus beneficios destaca su alta capacidad para concentrar la humedad e inmunidad para los árboles, reduciendo las probabilidades de que estos se sequen debido a enfermedades.
Para la fabricación del humus, miles de lombrices provenientes de California (Eisenia foetida), situadas al interior del vivero Liantú, se encargan de descomponer el material orgánico en la digestión, proceso que es facilitado por algunas bacterias que se alojan en su interior.
Hasta ahora se han obtenido ocho mil litros de humus y para marzo de 2016 se espera que una cantidad aún mayor.
Fuente: Veo Verde.