#TENDENCIAS La protección de los animales en el ayer y hoy

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Hoy en día, cuando pensamos sobre la protección de los animales, hablamos de su integridad física y psíquica, además de su sintiencia, la tenencia responsable y buscamos, incluso, que los derechos animalunos estén presentes en la nueva Constitución de Chile. Una realidad que nos lleva a preguntarnos, ¿cómo se protegía a los animales durante la primera mitad del siglo XX en nuestro país?, interrogante que responderemos en este nota.

A diferencia del escenario de hoy marcado por la tenencia responsable y la protección de los animales por sus características propias reflejado en normas como la Ley de Tenencia Responsable o la tipificación del maltrato animal como un delito, en el pasado los discursos asociados al cuidado animal se asociaban a razones económicas y también socio culturales, referentes al progreso que pretendían inculcar los grupos dirigentes en la nación chilena dentro de un marco de modernización. De acuerdo a los especialistas, la inclusión de esto último en la escena pública permite la construcción retórica de un nosotros y un ellos que se le llama coordenada de inferioridad antropológica: lo cual se traduce en ver a los maltratadores como seres irracionales, los cuales no han tenido acceso a la cultura y el saber lo cual explicaría su comportamiento hacia los animales. 

Hoy en día prima una mirada ligada a la tenencia responsable, en relación a los animales

La lógica de un nosotros y otros responde a una perspectiva eugenésica que se aplicó en las políticas públicas durante las primeras décadas del siglo XX de Chile, la cual debe ser entendida como “una aspiración por racionalizar la especie que implica una concepción de mundo en la cual el hombre confía más en la producción de su propio conocimiento que en el destino divino”, explicó al respecto  Javiera Letelier, Historiadora y Magíster en Historia y Políticas Sociales UAH . Es decir, se buscaba exaltar a los individuos e ideas que reflejan la modernidad y los otros eran excluidos asociados a lo irracional, basado en una lógica de civilización y barbarie. 

El pensamiento eugenésico, acotó Letelier, “impone sobre la sociedad un reordenamiento que define un nosotros y un ellos. En función de tener que resolver lo que nosotros haremos con ellos”, se crea lo que ese nosotros aspira a ser. La idea del nosotros, no sólo se encuentra en los discursos populistas, también lo utilizaron los nuevos profesionales para legitimarse en base a la exclusión. Los indeseados son el chivo expiatorio ante al cual la comunidad se define y se homogeniza con lo cual el sentimiento de pertenecer a una comunidad aumenta y de paso se obtiene una mayor lealtad de dicho pueblo. En esta doble operación que denota la eugenesia el Estado es receptor y a su vez emisor de la utopía que propone, porque además en el imaginario eugenésico el Estado ofrece protección en espera que eso se transforme en riquezas para la nación”, precisó Javiera. 

Ese es el marco mediante el cual no sólo las entidades protectoras de los animales, como era el caso de la Sociedad Protectora de Animales Benjamín Vicuña Mackenna, sino también el sistema educativo chileno trabajaba el cuidado animal como materia. 

De acuerdo a Pablo Toro Blanco, Doctor en Historia y académico del Departamento de Historia de la Universidad Alberto Hurtado, los entes reseñados “formaban parte de un conjunto de instituciones que buscaban apoyar el proceso de normalización de conductas y orientaciones afectivas de las y los estudiantes, intentando promover la idea de buenas acciones hacia los semejantes y de cuidado a la naturaleza y a los animales. Como se sostenía en algunos folletos de la época, era esperable que quien aprendiera a tratar bien a los animales desde pequeño sería una persona menos proclive al uso de la violencia contra otras personas y mostraría un mayor control de impulsos negativos y destructivos asociados a la violencia. Se podría interpretar este tipo de mensaje como parte de un largo proceso, de dimensiones transnacionales, en el que se va generando un nuevo tipo de conciencia respecto al trato respetuoso a los animales y a la naturaleza, lo que está articulado con la idea de promover formas de sociabilidad infantil y juvenil en torno a ideales positivos, funcionales además al orden social y la estabilidad política”, enfatizó Toro Blanco, en conversación con epanews.cl. 

A inicios del siglo XX, a través del sistema educativo chileno se buscó inculcar los derechos de los animales

La inclusión de los derechos de los animales se daba, en términos prácticos, a través del desarrollo de concursos literarios o actividades extra curriculares. Un ejemplo de lo anterior es el  concurso organizado por la Sociedad Protectora de Animales Carlos Puelma para celebrar su 15 aniversario, realizado el año 1930 en las ciudades de Viña del Mar y Valparaíso: a lo largo de los relatos ganadores, es posible ver la asociación de maltrato animal con la gente irracional e inculta, respondiendo a los discursos que primaban en la primera mitad del siglo XX. 

Respecto a las políticas educativas de la época, el académico de la UAH comentó: “era un sistema que tenía variados desafíos. Por una parte, carecía de una integración en términos de continuidad de estudios: la enseñanza primaria y la secundaria no estaban verdaderamente articuladas ni curricular ni funcionalmente. Además, ambas respondían a propósitos diferentes: en el caso de la primaria, a una alfabetización básica de una población mayoritariamente popular (tarea muy compleja en un país que seguía teniendo predominio de población rural, como lo siguió siendo hasta la década de 1940) y en cuanto a la secundaria, tenía como propósito entregar una formación humanística y científica, de orientación cosmopolita y que permitiera la formación de los cuadros dirigentes del Estado, extraídos desde grupos medios y altos”, señaló el historiador Pablo Toro. 

¿Había una preocupación real por el animal?

A juicio de Toro, todo lo anterior provocó el desarrollo de “un régimen emocional concretado entre los sujetos sometidos a él más que respecto a los animales. Lo que sucede es que se transmite un ideario, que se basa en apelaciones a lo sensible y lo emocional, en que adecuarse al régimen es compartir una misma sensibilidad con respecto a los animales, preocupándose de su bienestar y atendiendo a su cuidado. La idea de que sea un régimen es que supone una serie de discursos y, sobre todo, prácticas que se tienen por valiosas y que deben ser seguidas y defendidas: evitar ciertas conductas tradicionales y que vienen a ser condenadas por el régimen emocional (como, por ejemplo, el trato sádico a animales que era común en cierta infancia) y cumplir con preceptos basados en emociones (amar a los animales; considerarlos hermanos menores), explicó el académico de la UAH. 

La pregunta que surge, en este sentido, es ¿cuándo comenzó a gestarse la preocupación por los animales y su protección?, de acuerdo a los expertos esto empezó a concretarse durante la segunda mitad del siglo XX. Si bien al inicio las normativas estuvieron centradas en la sanidad animal para proteger y fomentar la industria ganadera y a los seres humanos, ya durante la década de 1990 poco a poco se fue expresando la preocupación por la sintiencia de los animales y lo cual se vio fuertemente influenciado por el Tratado de Libre Comercio firmado con la Unión Europea que conllevó la exigencia de cumplir una serie de normativas referentes al bienestar animal presentes en el Viejo Continente. 

En definitiva, la preocupación por los animales ha sido una constante a lo largo de la historia humana y dónde, cómo hemos podido ver, lo que cambia son los discursos y enfoques de nuestros compañeros de vida. De ésta manera, por ejemplo, hoy estamos discutiendo sobre la inclusión de los derechos de los animales en la Constitución y la necesidad de declararlos como seres sintientes, dejando atrás el debate en torno a si considerar o no el maltrato animal como un delito, que fue parte de lo conversado en el ayer. 

#MIRADANACIONAL ¿Cuáles son las propuestas para incluir los derechos de los animales en la Constitución, tras el triunfo del apruebo?