¡No es sequía es saqueo!: La incesante realidad de injusticia hídrica (Opinión)

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Hand water from the tap to drink.

*Cada 22 de marzo, Día Mundial del Agua, es un día para tomar consciencia por la crisis hídrica que afecta en los distintos territorios de Chile y el mundo. Por Camila Zárate, Ex Convencional y activista medio ambiental

Vía La Neta 

En nuestro país, la crisis hídrica ha tomado una profundidad tal que debería situarse como una de nuestras principales preocupaciones por estos días. Hoy, de nuestras 346 comunas, 188 se han decretado en escasez hídrica, 16 ríos han sido declarados totalmente agotados y 400.000 familias dependen del agua que les entregan camiones aljibes ciertos días y horas de la semana. Junto con ello, sabemos que en cuestión de meses la situación de racionamiento de agua en zonas urbanas será una nueva realidad que golpeará crudamente nuestras, ya precarizadas, vidas cotidianas.

La situación de crisis climática de origen humano es una realidad compleja. Sobre todo porque Chile es un país altamente vulnerable al cambio climático, lo que provoca que el agua disponible en nuestro país sea menor a la de épocas pasadas, sin embargo, la pregunta importante nos parece que es la siguiente: ¿Quién consume el agua disponible en nuestro país?.

Los datos ofrecidos por la Dirección General de Aguas indican que solo el 8% de la demanda hídrica total que se consume en Chile corresponde al agua potable que bebemos y utilizamos en nuestras casas. En cambio, el 73% de la demanda hídrica total del país corresponde al sector agrícola y forestal. Esta sobredemanda ha provocado que Chile se encuentre hoy entre los países con mayor estrés hídrico del mundo (es decir, que la demanda de agua sea mayor que la cantidad disponible) ocupando el puesto N°18 a nivel mundial y el puesto N°1 en América Latina.

Lo lógico que cabe pensar entonces es que la situación de injusticia hídrica que ocurre en Petorca y tantas localidades debiera mejorar priorizando el consumo de agua potable y el equilibrio de los ecosistemas, y que las autoridades debieran tomar urgentemente medidas para corregir el sobreconsumo del sector agrícola y forestal. Incluso los Consejos de Cuencas que quiere llevar adelante el Ministerio de Medioambiente del gobierno, bajo una supuesta transición hídrica justa, parecieran carecer de sentido si el modelo productivo sigue extrayendo agua de forma indiscriminada. Además, y como notamos en los recientes eventos del verano, los monocultivos traen una serie de otros problemas, uno de ellos consiste en la mayor propagación del fuego en caso de incendios a causa de que los monocultivos de pino y eucalipto disminuyen la humedad en el suelo y ambiente.

Sin embargo, esto no va a ocurrir, porque el sector que acapara las aguas se encuentra amparado por el derecho de propiedad de aguas que le entrega la Constitución y el Código de Aguas. Un sector también desigual, donde el agua se concentra en grandes dueños de ríos y acuíferos. Si vemos los datos proporcionados por el Centro de Producción del Espacio de la Universidad de las Américas, vemos que de los 29.001 propietarios de derechos de aprovechamiento de aguas a nivel nacional, el 1% concentra el 79% del volumen total disponible en el sistema. Esto se acompaña por un sinfín de injusticias para los pequeños propietarios, un ejemplo de ello son las juntas de vigilancia, que agrupan a dueños de agua de los ríos y en donde tiene más poder de decisión quién concentra más Derechos de Aprovechamiento de Aguas sobre ese río.

¿En qué consiste este marco normativo? La Constitución de 1980 en su artículo 19 N°24 inciso final estableció que “los derechos de los particulares sobre las aguas, reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos”. Un amarre constitucional que vincula el agua a la propiedad privada, permitiendo la mercantilización de un bien que por su esencia es incomerciable y que luego se tradujo en el Código de Aguas de 1981, el cual en sus artículos 5 y 6 declara que el agua es un Bien Nacional de Uso Público (o sea incomerciable) pero a reglón seguido otorga sobre ellas un derecho de aprovechamiento de aguas de dominio del particular para que lo pueda vender, arrendar o hipotecar.

Lamentablemente, este modelo quedó intacto luego de los resultados del plebiscito del 4 de septiembre. En esa propuesta se planteaban medidas importantes y urgentes que provienen de los movimientos socioambientales y comunidades articuladas, como la declaración del agua como un Bien Común Inapropiable, es decir sin dueños, permitiendo su uso mediante autorizaciones que tuvieran en cuenta el caudal disponible y obligaciones de cuidado del agua. También se contenía la medida de redistribución de las aguas, la gestión comunitaria, participativa, descentralizada e integral de las cuencas mediante Consejos y la creación de una Agencia Nacional de Aguas, cuya razón de ser consistiera en asegurar el uso sostenible del agua para las generaciones presentes y futuras y la protección de las fuentes de aguas, tales como ríos, humedales, lagunas, acuíferos y glaciares.

Hoy la principal motivación para tomar consciencia y movilizarnos este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, es porque el insólito e injusto modelo de privatización de aguas en Chile continúa intacto.

En Santiago, la marcha se ha convocado a las 18:30 hrs. desde Plaza Dignidad hasta la Plaza Vicuña Mackenna (Cerro Huelén, metro Santa Lucía), con un festival de cierre. En Valparaíso, una jornada cultural en la Plaza Aníbal Pinto se realizará desde las 18:00 horas. En Cabildo, desde las 15:30 horas en el Centro Cultural Casa López y en la región del Maule a las 15:30 horas en la Plaza de Molina.

Hay crisis climática y sequía, pero la injusticia y desigualdad hídrica en los territorios no se debe a la sequía, ¡su causa es el saqueo! Por eso, en este 22 de marzo, Día Mundial del Agua diremos con más fuerza: ¡No es sequía es Saqueo!.