Editorial: ¡No a la relativización del rodeo y el maltrato animal que involucra ¡

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Durante la mañana de este viernes, Gabriel Boric, en el contexto de un nuevo debate presidencial impulsado esta vez desde Archi, se declaró respetuoso de las tradiciones chilenas y, acto seguido, mencionó la necesidad de trabajar con los gobiernos regionales y organizaciones con el fin de que el rodeo y las carreras de perros galgos puedan seguir como actividades, adecuándose a “los nuevos tiempos”. Si bien lo anterior se puede entender como una estrategia electoral para captar más votos de sectores ligados a dichos ámbitos, lo grave de este asunto es cómo mediante sus palabras se relativiza acciones que de principio a fin conlleva un maltrato animal sistemático, algo denunciado constantemente desde el animalismo. 

Han sido múltiples las investigaciones e imágenes difundidas, mediante diversas plataformas, donde hemos visto novillos obligados a pararse a punta de golpes o shock eléctrico, novillos golpeados sistemáticamente con los caballos -los cuales también sufren- hasta provocarles fracturas de consideración, galgos abandonados y rescatados por las agrupaciones de protección animal, bajo paupérrimas e indignantes condiciones nutricionales y fisícas. Casos que no han sido aislados, como algunos señalan, dando cuenta que el rodeo y las carreras de galgos hay un maltrato animal evidente, pese a los reglamentos existentes donde constantemente se hace mención al supuesto “bienestar animal”, que dicen impulsar los organizadores de las actividades. 

Pedir la prohibición del rodeo y las carreras de perros galgos o de cualquier otra actividad asociada con prácticas de maltrato animal no se trata de pretender dictaminar las formas de vida de las personas residentes de sectores rurales, como argumentó Boric, sino de reivindicar los derechos de los animales y construir una sociedad mejor para todos. Pues, eso está comprobado científicamente, el maltrato animal en una mayoría de los casos se manifiesta, de forma posterior, a un ser humano que es víctima de sufrimiento. 

Tampoco, como mencionó el abanderado de Apruebo Dignidad, es un ataque a las tradiciones chilenas que nos caracterizan como país, eso es parte de una caricaturización de sectores ligados al rodeo y otras actividades con presencia de animales. La identidad chilena y sus tradiciones es parte de un diálogo constante entre las memorias individuales y colectivas de los individuos y grupos sociales, donde hay  cambios y continuidades de sus características. No es inamovible ni estática la identidad, va cambiando en el tiempo basándose en los pactos sociales construídos ligados a las demandas ciudadanas y una de ellas es el fin del rodeo, tal como ha sido reflejado en algunas encuestas difundidas. 

Y respecto al argumento del impacto que representaría el final del rodeo y las carreras de galgos para los puestos laborales de las personas ligadas a dichas actividades, el rol a jugar por el Estado es de apoyar la reconversión laboral de aquellos individuos mediante una política pública concreta y no avalar la continuidad de actividades evidentes de maltrato animal. 

En definitiva, más allá de la estrategia electoral, relativizar el maltrato animal del rodeo y otras actividades por votos más o menos es inaceptable, pues no se trata sólo de meros números sino de seres vivos que día a día sufren la crueldad e indiferencia humana. Por eso el llamado es que nuestras autoridades y postulantes a cargos de elección popular mantengan una sola posición frente al tema y no reflejar un supuesto apoyo al fin del rodeo mediante sus programas y luego decir lo contrario, pues con los animales y su dignidad no se juega. 

Equipo de Protección Animal EPA Chile