1 de Octubre 2019
Durante la jornada de este martes llega al país Leonardo Anselmi, experto en políticas públicas pro animal y director para América Latina de la Fundación Franz Weber, para sostener una serie de reuniones y actividades asociadas al trabajo por nuestros hermanos peludos que en Chile se efectúa.
En entrevista con EPA news, Anselmi, quién además fue uno de los promotores de la abolición de la tauromaquia en Cataluña, se refiere a las principales problemáticas que se enfrentan en el trabajo diario referente a la defensa de los animales, tanto en Chile como Latinoamérica. Cabe señalar que Anselmi es coordinador del programa ZOO XXI, ligado a la reconversión de los zoológicos.
-En términos globales, ¿cómo percibe usted la realidad animal en Latinoamérica?. En ese sentido, ¿cuáles son las problemáticas principales que vislumbra y las vías posibles de solución a las mismas?
“En Latinoamérica todavía arrastramos una visión cartesiana de los animales, siguen siendo cosas a ojos de nuestros códigos civiles y nuestras leyes. Por tanto podríamos decir que la primera parada en nuestro camino debería ser un debate científico, filosófico y ético, más allá de cualquier hoja de ruta o toma de decisiones. Un debate donde la ciencia nos deje claro que los animales son seres sintientes, poseedores de conciencia y con una vida emocional y cognitiva, donde la ética analice este hecho y nos ponga frente a un espejo de especie, y frente a eso, entonces sí, tomar las decisiones que sean posibles para lograr una mejor convivencia entre el humano y el resto de especies.
Pero sí, creo, que carece de sentido impulsar debates donde ambas partes casi no tienen información en común”.
-Y si pensamos en el desarrollo de la disciplina del derecho animal como disciplina, ¿cómo evalúa su trayectoria y aplicación en este continente?.
“A priori el derecho animal es una rama relativamente nueva, aunque existen desarrollos académicos desde hace décadas; sin embargo, mas allá de su trayectoria en la teoría, en materia de consolidación e implantación de la vida pública todavía se encuentra en sus albores.
La importancia de esta nueva rama del derecho es la capacidad que puede tener para amalgamar la profundidad de un debate filosófico a la vez que técnico, y transformarlo en una herramienta de gestión política. Hacer de ese amasijo de deberes y saberes, un arma de transformación. Ahí radica la esperanza en el derecho animal”.
-Centrándonos ahora en Chile, un caso emblemático de tráfico de animales es la elefanta Ramba, la cual está pronta a partir al Santuario de Elefantes en #Brasil. ¿Cuál es la reflexión que puede hacer a partir de este caso?. ¿Qué falta para disminuir el tráfico de animales en nuestro continente y el mundo entero?.
“Ramba, igual que cualquier elefante encerrado en un zoo, es víctima de tráfico legal e ilegal de animales pertenecientes a diferentes especies.
Hoy en día hemos naturalizado la existencia de los zoos y el coleccionismo de animales silvestres, sin embargo el comercio y tráfico legal e ilegal tienen un mismo génesis y de hecho, hasta hace no mucho, eran prácticamente la misma cosa.
Tras la aparición de las primeras leyes de protección animal y cuidado ambiental, un grupo de señores que se dedicaban a coleccionar animales (aún los zoos llaman “colección” al conjunto de animales que tienen) decidieron crear una excepción de Estado. Y lo hicieron con un lobby al que luego llamaron “asociaciones de zoos”. Éstas nacieron por pura necesidad, para defender el gusto y negocio de unos señores ante le inminencia de leyes que los limitaran. De ahí se inventan objetivos como educar, investigar y conservar, pero la motivación de la existencia de los zoos y de sus asociaciones, poco o nada tienen que ver con esto.
Estos gustos y negocios, tan antiguos como la propia estupidez humana, generan un profundo sufrimiento a miles de animales en el mundo. Todavía hoy los zoos defienden la idea de seguir atrapando animales de la naturaleza.
Sin ir más lejos, en agosto de este año estuvimos en la Cop18 de CITES en Ginebra, para enfrentar al lobby de los zoos que pedía mantener las capturas de elefantes en la naturaleza. Con suerte y algo de acierto ganamos esa contienda: pero quedó demostrado que los zoos siguen capturando todo tipo de animales de la naturaleza y le devuelven muy poco o nada.
Ramba se merece más que un santuario, se merecería no haber perdido jamas su libertad, pero el SEB es lo mejor que podemos ofrecerle. Tengo una relación muy estrecha con este santuario y tengo la plena seguridad que es el mejor lugar donde ella podrá acabar sus días”.
-Hoy en día, vemos a nivel país la discusión de proyectos de ley que buscan, por un lado, la prohibición de las carreras de perros galgos y, por el otro, terminar con el rodeo. El eje de la discusión muchas veces radica entre quienes apuestan a la regulación y los que argumentan la necesidad de la prohibición total. ¿Cuál sería el camino a seguir?.
“Depende del caso, aunque suelo tener tendencia a la abolición de estos espectáculos, en ocasiones las regulaciones son eficientes y más fáciles de aprobar por tener mayor consenso social. El discurso que no acepto es que el afirma que una regulación refuerza una explotación, es todo lo contrario”.
-Una de las grandes luchas que se está dando desde el mundo de la protección animal, tiene que ver con la abolición total del rodeo. En este contexto, recordamos que en su anterior venida a Chile, precisó que, comparando con la tauromaquia y su abolición en Cataluña, que todo debe ser de manera gradual. ¿Podría profundizar dicho punto?.
“En política nunca se hace una escena sin que previamente se haya construido un escenario, e incluso -muchas veces- una escenografía. Cuando hablamos de “la escena de la abolición del rodeo”, algo que me parece no solo alcanzable sino urgente para Chile, debemos pensar qué debería pasar antes para que eso suceda luego, cuál es el escenario y la escenografía donde podemos protagonizar esa escena. A esas preguntas suelen corresponder una serie de respuestas, y esas respuestas suelen constituirse finalmente como hojas de ruta y estrategias.
A eso me refiero normalmente con gradual, no necesariamente a una regulación (o sí, soy de la idea de que no hay que tener complejos ideológicos para defender a los animales), y no necesariamente formar parte de lo que muchas veces es un lavado de cara de la explotación.
Lamentablemente no conozco demasiado sobre el mundo del rodeo, más allá de lo repugnante que me parecen esas tradiciones anti éticas y violentas, que destacan y ponen en valor lo peor del ser humano. Maurice Ravel reflexionó -en mi opinión muy profunda y acertadamente- que la tradición es la personalidad de los imbéciles”.
Producción: Carolina Arévalo.
