#MIRADANACIONAL Leonardo Anselmi y los animales: “Mi posición moral es evidentemente contra las prácticas de maltrato”

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3 de Octubre 2019

Haciendo un balance latinoamericano, se puede mencionar que hoy en día existen variadas iniciativas y discusiones en el continente cuyo centro es apuntar a la protección y el fin de la explotación de los animales. En este proceso, uno de los puntos que genera dilema es la forma y modo de cómo lograr las metas que vayan en ayuda de los animales.

Bajo este contexto, en entrevista con EPA news, Leonardo Anselmi, director para América Latina de la Fundación Franz Weber y uno de los impulsores de la abolición de las corridas de toro en Cataluña, hace un análisis politico estratégico de cómo lograr el fin de la explotación animal en el mundo entero.

La conversación con Anselmi se gesta en las afueras del Congreso Nacional, donde la brisa marina y el cantar de las gaviotas, es  una linda música de fondo a la charla sostenida. Instancia donde se reflexionó desde una perspectiva latinoamericana

Uno de los primeros puntos que aclara el representante de la Fundación Franz Weber se refiere a “mi posición moral es evidentemente contra las prácticas de maltrato animal”, agregando que le encantaría abolir toda práctica de maltrato animal. Sin embargo, agrega, todo se debe hacer de un modo estratégico.

-¿De qué manera deberíamos enfocar la lucha por la protección de los animales, pensándolo desde una perspectiva política y estratégica?. 

“El punto es que no debemos descartar herramientas por razones ideológicas, la regulación bien realizada (Nota de la redacción; relativa al aumento de las exigencias de bienestar animal, en el desarrollo de prácticas donde haya involucrado animales) a veces es una herramienta efectiva para que una práctica deje de realizarse.

En  las Islas Balares llevamos a cabo una regulación para poder aprobar una prohibición tácita de las corridas de toro, pero no expresa. El texto de la regulación es muy estricto, durante dos años no se desarrollaron corridas de toro en las Islas Balares: la norma no las prohibía, pero ponía reglas de bienestar animal tan estrictas que las corridas de toro no podían cumplirlas. El Tribunal Constitucional derogó esa ley regulacionista y gracias a eso, pudieron hacer nuevamente corridas de toro.

¿Qué quiere decir esto?, no las hicieron después de nuestra ley. Y por otro lado, tuvo que el Tribunal Constitucional derogar nuestra ley regulacionista para hacer corridas de toro. Eso demuestra dos veces que la regulación fue efectiva para no hacer las corridas de toro, es un tema que yo conozco muy bien.

Conozco cómo es el modelo español, pero en Chile tengo la desventaja de no conocer profundamente cómo es el rodeo y las carreras de perros galgos, además no conozco muy bien cómo es el modelo político chileno. De lo que yo sé, en el caso de las carreras de perros galgos, estamos a las puertas de obtener lo que es una prohibición: pasar de la alegalidad a la prohibición de la práctica. Eso queremos. 

En el caso del rodeo, lo veo un poco más complicado en materia de aritmética parlamentaria. Esto siendo realista, no es lo que yo quiero: por mí veganismo por ley, la gente lo sabe”. 

-En múltiples ocasiones,  has mencionado que “por mí, ojala abolir todo”. 

“Claro, por supuesto. Es más, cuando apuesto por procesos regulatorios, la meta es que esas prácticas dejen de realizarse. Yo no estoy hablando de que quiero que sigan realizándose, quiero que no se hagan más: pero, el camino de la abolición no siempre es el más corto y no es siempre el posible. A veces no se dan situaciones competenciales – quién intenta sacar esa ley, no tiene competencias sobre esa ley. Entiendo que no en el caso de Chile-.

Insisto, mi posición moral es evidentemente contra las prácticas de maltrato animal. Ahora yo no descartaría ninguna estrategia por razones ideológicas, yo no descarto ninguna estrategia para ayudar a los animales -no puede ser quedarme tranquilo si el planteamiento coincide con mi ideología-. Mi ideología es ayudar a los animales y no se llama abolicionismo, antiespecismo ni nada: mi ideología es que los animales estén mejor antes que mi existencia o mi acción parlamentaria”. 

-Es una suerte de pragmatismo político

“Totalmente, pragmatismo quiere decir muchas veces la mitad de algo que el total de nada. Es algo que vemos todos los días respecto a los animales y las leyes que tenemos que sacar adelante.

Es importante hacer esta aclaración, porque es un tema tan delicado que no se puede definir por arengas. No se puede arengar acá en cuanto a abolición o regulación, esto porque: no todas las regulaciones son iguales – tienen matices- y, además, la prohibición corresponde a una forma de regulación. Es una forma de hacer política, en la práctica puede seguir llevándose a cabo, lo que cambia es que el Estado te va a penalizar por eso.

Quiere decir que si prohíbo algo no es que se vaya a dejarse de hacer, son las decisiones del Estado respecto a eso. Es medio no saber cómo funciona el sistema y las políticas públicas, el pensar que si algo se prohíbe se va a dejar de hacer.

Voy a poner un ejemplo muy claro, como es el caso de las peleas de perros: se prohibieron y se siguen haciendo. El Estado, depende del país y no conozco el caso chileno, tienen medidas de penalización si lo encuentran a uno haciendo peleas de perros, pero el perro sufre igual, más allá de la penalización”.

-De hecho, en Chile mediante el artículo 10 de la Ley 21.020, penalizan tanto a la gente que está participando con sus animales como a los organizadores y el público. 

“Eso es muy interesante. En algunos lugares las peleas de gallos han sido prohibidas y se siguen realizando, en las Islas Canarias, por ejemplo, fueron reguladas y ya no pueden usar alcohol, no pueden hacer apuestas, no se permite la participación de menores y se pueden hacer tantas al año. Es muy probable que en Islas Canarias se hagan menos peleas de gallos que en los lugares donde, en definitiva, están prohibidas.

No hay que llevarse tantos las manos a la cabeza, por esta cuestión, la gente cree que cuando se prohíbe, se deja de hacer. Es un error y eso no ha pasado ni en causas humanas – se sigue violando gente, se sigue robando y asesinando-; lo que cambia es la penalización a posteriori: muchas veces hay leyes que gente con muy buena voluntad, pero con un desconocimiento absoluto de cómo funciona la política, saca adelante leyes con penalizaciones muy bajas: eso quiere decir que muchas veces a la gente le conviene asumir la penalización que hay en consecuencia de esta cuestión.

Son debates interesantes para profundizar, pero lamentablemente hay gente que prefiere la arenga a conversar. En este contexto, es importante entender que una regulación no es algo per se y  una regulación per se no favorece la explotación – en el sentido de que aumenta las exigencias de las normas relativas al cuidado y bienestar animal, lo cual dificulta las actividades donde hay maltrato- y una mal hecha sí.

Por ejemplo, el sólo hecho de sacar la excepción en el rodeo (referente al artículo 16 de la Ley 20.380), las harían impracticable, pero no es una prohibición. Lo que yo haría es establecer unos estándares altos en bienestar animal, dónde todos sabemos que no se pueden cumplir”. 

-Es complicar el desarrollo de esas actividades

“Si, que se apliquen las mismas normas de bienestar animal que para el resto de las actividades. Estándares que no se podrían aplicar en el rodeo por su naturaleza o cambiaría el rodeo en su conjunto.

Parece que hemos puesto una palabra mala en regulación y una buena en prohibición, no es así.Por lo menos en política no funciona así”.

Producción: Felipe Pavez.