#TENDENCIAS Investigadora antártica recibe importante distinción de la Academia Chilena de Ciencias

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12 de Mayo 2020

Anualmente la Academia Chilena de Ciencias entrega el Premio de Excelencia Científica “Adelina Gutiérrez”, para favorecer la promoción de la ciencia a nivel nacional e incentivar a las investigadoras jóvenes, menores de 40 años.

En su última versión, correspondiente al año 2019 y en la modalidad de Ciencias Naturales, se distinguió a la Dra. Juliana Vianna, académica del Departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente de la Facultad de Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile, investigadora que se destaca por su trabajo en genómica de pingüinos antárticos y que en la actualidad se encuentra colaborando en el proyecto Anillo Antártico de CONICYT “Genomics insight into the past and present of Antarctic Biodiversity: a tool to assess the fate of a unique ecosystem in a changing world (GAB)”.

La Dra. Vianna se mostró muy agradecida por esta importante distinción y al respecto señaló: “Es maravilloso, estoy muy feliz, es un premio de mujer en la ciencia. Uno de mis objetivos, aparte de hacer nuevos descubrimientos o contribuir con la conservación de las especies, es formar futuras científicas (y científicos también), es decir, abrir y favorecer más espacios para nuevas investigadoras. Más aún que este premio lleve el nombre de una gran científica chilena y astrofísica. El camino para ella debió haber sido más complicado que el mío, en un área liderada por hombres y en otros tiempos mucho más difíciles para las mujeres. Entonces, es un verdadero honor y ojalá pueda apoyar a más jóvenes a desarrollarse en ciencia”.

Brasileña de origen, pero adoptada en Chile hace más de 15 años, ella relata que desde los 7 años quiso ser bióloga y científica: “Era mi sueño de toda la vida y mis ex compañeros de colegio hasta el día de hoy se acuerdan de eso porque no era muy común, se reían de mí porque quería estudiar los animales y salvar el planeta (señala entre risas). Entonces me inspiraban mucho los documentales de National Geographic, Jacques Cousteau y a mi papá le encantaba la ciencia y mi tío me llevaba a caminar a la naturaleza. Quería dedicar mi vida entera a la ciencia, a aportar y, como dije anteriormente, salvar el planeta, hacer de este un mundo mejor y conservar la biodiversidad, y con el paso del tiempo, me fui enamorando más y más”.

Muy segura de su decisión, Juliana cursó la carrera de Biología en la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (en el sudeste de Brasil), luego un magister en Ecología, Conservación y Manejo de Vida Silvestre en la Universidad Federal de Minas Gerais y en 2010, terminó su doctorado en Ciencias Biológicas mención Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), mismo año que comenzó a trabajar en dicha casa de estudios. “Este 2020 cumplo diez años como profesora en la Universidad Católica y estoy muy contenta, porque me han apoyado un montón. Una de las cosas que más destaco es que en 2018-2019, la Universidad me apoyó en un año sabático académico donde pude colaborar con la University of California Berkeley y la California Academy of Science; trabajé en las dos instituciones haciendo investigación con genómica de pingüinos durante un año”, relató.

En su trayectoria como académica, la Dra. Vianna ha contribuido a la formación de estudiantes de pre y posgrado en la PUC. De hecho, hasta el año 2018 dirigió el programa de Magíster en Recursos Naturales de dicha casa de estudios. Además, es miembro del Centro Cambio Global UC, lidera el Laboratorio de Biodiversidad Molecular, ha publicado más de treinta artículos en prestigiosas revistas indexadas, ha participado de conferencias internacionales y encabezado proyectos del Instituto Antártico Chileno, Fondecyt de Iniciación y Regular.

Apasionada por Antártica

“Nunca he dejado de tener pasión en todo lo que hago”, expresó, agregando que toda etapa en el proceso de hacer ciencias tiene su atractivo: “Desde colectar las muestras de los animales, el trabajo en laboratorio, hacer el análisis de los datos hasta escribir un paper o recibir las críticas duras de los revisores, pero cuando el paper está publicado es muy gratificante. Todo el proceso es bellísimo, más aún si tienes el privilegio de trabajar en Antártica, donde pocas personas en el mundo llegan y es realmente mágico estar con esta fauna maravillosa. Ojalá todos en el mundo tuvieran este contacto con esta naturaleza, así respetarían más la biodiversidad”.

A la fecha, Juliana ha participado de tres Expediciones Científicas Antárticas (ECA) del Instituto Antártico Chileno con el proyecto Anillo “Genomics insight into the past and present of Antarctic Biodiversity: a tool to assess the fate of a unique ecosystem in a changing world (GAB)”, donde participa junto al Dr. Elie Poulin y la Dra. Julieta Orlando. “En total, somos cuatro investigadores principales y varios asociados, en su mayoría mujeres, el INACH nos da un tremendo espacio y oportunidad. Estamos estudiando la biodiversidad de Antártica, desde microorganismos, vertebrados marinos, peces y hasta aves marinas. Yo trabajo principalmente con aves y mamíferos, estamos estudiando pingüinos, genética de pingüinos, de skúas, petrel gigante y lobos marinos. No ha sido fácil, ya que para llegar a las colonias de pingüinos, hemos ido en barco, en helicóptero, también hemos cruzado el Drake con las olas gigantes, todo es muy emocionante”, explica.

La primera vez que viajó a Antártica no pudo concebir que estaba ahí, “es una experiencia maravillosa, he estado en todos los continentes, pero en Antártica es diferente, las sensaciones son diferentes. Es mágico ver las enormes colonias de pingüinos o estas verdaderas esculturas de hielo con sus tonalidades azules; estar trabajando y escuchar una especie de trueno, que es el desprendimiento de un hielo o simplemente ver un iceberg lleno de pingüinos que de repente se da vuelta. Es un territorio enorme para explorar”.

Respecto a sus próximos desafíos, ella destaca: “Continuar investigando en Chile, haciendo estudios que aporten a la ciencia, a la conservación a nivel mundial. Obviamente en Antártica, seguimos estudiando cómo los cambios ambientales climáticos pueden afectar a las especies. Nosotros estamos viendo eso a nivel molecular, estamos analizando las señales de selección en los genes. En los pingüinos, en particular, estudiamos en el nivel más intrapoblacional viendo la relación de parentesco, observando el comportamiento reproductivo dentro de las colonias como también viendo sus estructuras poblacionales hasta cuántos grupos genéticos son, si son subespecies diferentes y cuál de ellas es la más afectada por el cambio climático”.

De igual manera, la docencia también es una de sus pasiones. “Es lindo interactuar con los estudiantes, tanto en clases cuando tú muestras los resultados de tu trabajo o los estados de este y te hacen muchas preguntas de lo que tú haces, como también acompañarlos en el laboratorio. Somos muy cercanos, nos apoyamos mucho, es importante apoyar a los estudiantes y es un orgullo enorme verlos después persiguiendo su carrera científica. Más aún si son mujeres que pueden seguir su carrera como ellas quieren con todos los desafíos que tienen en esta sociedad, machista y pueden llegar a tener un puesto o un cargo que han soñado”, manifiesta.

Mujer, madre y científica

Juliana también es integrante de la Red de Investigadoras de Chile. “Me defino como feminista. Uno de los objetivos de mi vida además de mi pasión por la ciencia y mis hijos, es apoyar a la mujer en la ciencia. Integro esta red, que es una alianza de investigadoras de todo Chile”, opina.

Más allá de la dificultad que pueda representar un terreno en Antártica o en Amazonas, lo más extenuante es defender la equidad de género. “Ser cuestionadas por el simple hecho de ser mujer o por nuestra decisión de ir a terreno o a congresos, yo tengo dos hijos pequeños, es decir, soy madre y científica. Y dejamos a los niños en la casa y no por eso somos malas madres, los hombres nunca pasan por eso y nosotras atravesamos desafíos y barreras constantes. Es difícil lograr un equilibrio entre la casa, la vida particular, los hijos, el trabajo, la docencia, la investigación, es un desafío enorme, pero se puede e insto a más mujeres a que sigan este camino para convertirse en científicas”.

Por último, Juliana tuvo palabras motivadoras para todas aquellas mujeres que pretendan seguir una carrera del área científica: “lo que le digo a las futuras científicas, es que disfruten cada momento, cada paso de su investigación, a veces es estresante o mal remunerado, pero es un privilegio estar ahí, estudiar en lugares maravillosos del planeta y, al ser favorecidas, tenemos que seguir luchando para retribuir y apoyar a la ciencia con nuevos descubrimientos. Es muy probable que encuentren muchas barreras en el camino, pero no desistan en ningún momento y no toleren ningún comentario que las disminuya frente a sus colegas o que las desaliente a seguir adelante para postular a becas, premios o cargos. Van a encontrar a muchas mujeres que pasaron por lo mismo, busquen apoyo y consejo cuando todo se vuelva complicado porque ahí estaremos, o sea, yo soy parte de la Red de Investigadoras de Chile y somos muchas apoyando a esta nueva generación de científicas y que sigan su carrera científica porque trae consigo muchas retribuciones”, finalizó.