Ni cultura ni deporte: las secuelas de los galgos explotados por la industria de las carreras

0
2611

Durante el presente año fue rechazado el proyecto de ley que buscaba prohibir las carreras de perros en Chile, ya que el fuerte espectro político tradicional y conservador chileno impidieron la promulgación. De esta forma, se prolonga por un tiempo más la crueldad, el maltrato de estos animales y otros delitos relacionados a la industria de los galgueros. Montas forzadas, encierros prolongados, drogas duras, mercado negro de sustancias ilícitas y de perros, además del adoctrinamiento, son parte de esta violenta “tradición”. 

Por: Camila Calderón y Gabriel Baffray, estudiantes de periodismo en la Universidad de Chile. 

Los perros lebreles son los que poseen las condiciones físicas para correr a altas velocidades y cazar. En esta denominación encontramos, por ejemplo, a los galgos españoles, ingleses y persas. La palabra galgo proviene del latin Gallicius que hace referencia a la antigua Galicia, que abarcaba territorios de la actual región de Senigallia en Italia. Los galgos eran y son utilizados para la caza de liebres o conejos, a través de los años la raza fue experimentando muchas variaciones dependiendo de los lugares geográficos donde se encontraban, como el tipo de pelaje, tamaño, velocidades y formas de las orejas.

Los perros galgos son una raza explotada por quienes dicen ser defensores de las tradiciones chilenas y campesinas. Los denominados galgueros, son quienes utilizan a estos canes con fines de entretención y para recaudar dinero mediante carreras ilegales, y para cazar a animales de otras especies. En estas mismas prácticas, esta especie se ve enfrentada a maltrato animal, entendiéndose a este como los preparativos de las carreras, esta misma, y el posterior abandono si es que pierden. Diversos activistas, abogados animalistas, fundaciones y organizaciones han intentado que se prohíban las carreras de perros, sin embargo, el pasado 23 de septiembre fue rechazado por falta de quórum y archivado el proyecto de ley por un año.

En el año 2019, los diputados del Partido Liberal (PL) Vlado Mirosevic (D1) y Alejando Bernales (D26), acompañados por el exdiputado y actual constituyente del distrito 14, Renato Garín, propusieron un proyecto de ley que buscaba erradicar, prohibir y sancionar las carreras de perros en el territorio nacional. El proyecto buscaba modificar la Ley 20.380 sobre protección de animales, apoyándose en las denuncias de organizaciones animalistas que acusaban lo siguiente:

  1. a) Encierros prolongados en jaulas que no cumplen con las condiciones más básicas de bienestar animal.
  2. b) Entrenamientos abusivos.
  3. c) Uso de drogas con el fin de aumentar el rendimiento del perro.
  4. d) Faltas de medidas de seguridad para los perros durante la competencia.
  5. e) Traslado entre ciudades sin condiciones mínimas de bienestar animal.
  6. f) Abandono de los perros o incluso, dejarlos encerrados sin alimentos hasta su muerte.
  7. g) Reproducción forzada indiscriminada.

El cambio sustancial que buscaban generar los parlamentarios era la incorporación de los siguientes incisos al artículo Nº 16 de la Ley 20.380: “Se prohíbe toda carrera de perros, cualquiera sea su raza en todo el territorio nacional” y “el que por cualquier título organizare una carrera de perros, cualquiera sea su raza, será sancionado con presidio menor en sus grados mínimo y multa de dos a treinta unidades tributarias mensuales. Quienes las promuevan o difundan serán castigados con multa de dos a veinte unidades tributarias mensuales”, se detalla en el documento oficial presentado en el parlamento.

El 23 de septiembre de 2021 se votó el proyecto de ley, el cual fue rechazado con 59 votos a favor, 40 en contra y 22 abstenciones, evitando la modificación de la Ley 20.380 y provocando la imposibilidad de legislar por un año. Otro de los motivos de que no se haya promulgado fue la falta de denuncias de maltrato animal, ya que a lo largo de Chile según el vocero de Galgo Libre Chile, Daniel Pacheco, no se hacen las denuncias correspondientes, evitando así tener números fidedignos que permitan tener argumentos en las instancias de legislación. 

Prohibir y  no regular 

En Gran Bretaña, Nueva Zelanda y algunos Estados de Estados Unidos, como Alabama o Oregon, las carreras de perros son legales y regularizadas. En Chile la situación es la misma, pero la diferencia es que en este país no son regularizadas en aspectos como las apuestas y los estados de salud de los perros, dando cabida a una serie de irregularidades como apuestas ilegales, maltrato y explotación animal, tráfico de drogas o peleas.

En Latinoamérica los siguientes países y Estados prohibieron las carreras de perros: el Estado de Río Grande do Sul de Brasil y Argentina. De este último país, según Daniel Pacheco, los galgueros vienen arrancando a Chile para continuar haciendo su negocio, el cual no solo consiste en la carrera misma, sino también en la organización, entrenamiento, suplementos y drogas.

En nuestro país la organización de galgueros más influyente se llama Corporación Nacional de Greyhound de Pista de Chile, liderada por su presidente Christian Larenas. Quien, según Galgo Libre Chile, “ha hecho Lobby con algunos políticos para crear un proyecto de regulación para las carreras de perros galgos”, y así evitar la prohibición.

Rechazar y prohibir las carreras permitirá arrancar de raíz los problemas que conlleva la práctica, por eso la abogada animalista y excandidata a senadora por el Partido Ecologista Verde (PEV), Celeste Jiménez, comentó lo siguiente: “Cuando tú regulas, no dejas de lado definitivamente la posibilidad de prohibir, esta siempre existe, pero pueden pasar años antes de volver a sentarnos a hablar de una prohibición si instalamos una regulación”. Por eso ella promueve una prohibición total. Jiménez consideró que los galgueros “no son personas disciplinadas para decir que hay que regular”, y el cuidado de los animales necesita una rigurosa disciplina y seguimiento.

Regularizar la situación de las carreras de galgos es avalar su profesionalidad y aceptar la industria (fiscalizando), como ocurre con la hípica y las carreras de caballos. Desde Galgo Libre Chile afirman que en el caso de regular “el presupuesto anual del gobierno tiene que entregar mucho dinero a un ente fiscalizador de carreras de perros galgos”, sostienen. Para poder crear un correcto sistema de organización para los eventos, la fundación opinó que el país tiene aspectos más importantes que tratar.

En el proceso de búsqueda de la prohibición, el uso de las palabras correctas es primordial, Daniel Pacheco dijo que “para abolir la práctica tenemos que hablar siempre de explotación, porque el maltrato animal como tal, no está demostrado dentro una carrera, o es muy difícil demostrar”, sostuvo. Detrás de las carreras se oculta un mundo lleno de violencia, abuso y explotación, donde la relación entre el ser humano y el animal existe solo con un fin lucrativo y, cuando este último no lograr generar dinero, es abandonado y reemplazado por otro, que deberá cumplir la función económica, generando un círculo vicioso de explotación animal.

En Chile las “tradiciones campestres” siguen estando arraigadas en las comunidades rurales, entre ellas las carreras de galgos, que se celebran con mayor intensidad durante el mes de septiembre (por la fiesta nacional). Los galgueros son una minoría fuerte, pero influyente en sus comunidades, y es por eso que al momento de legislar, hay diputados como Jaime Naranjo (Partido Socialista) del distrito N° 18, que votaron en contra de la prohibición, ya que dentro de las comunas que representan y que los eligen, hay defensores de estas “tradiciones” chilenas.

Fotografía de una manifestación realizada el miércoles 14 de diciembre. Obtenida de un video publicado por el medio Séptima Página Noticias

El 27 de junio de 2019, 222 médicos veterinarios enviaron una carta a la Cámara de Diputados donde se especificaba una serie de puntos para la abolición de las carreras de perros. Entre ellos se hablaba sobre el hecho de que en Chile las carreras de galgos no son consideradas un deporte, por más que los galgueros deseen convencer a las autoridades que lo es. La Ley 19.712 considera como deportes al Trekking (acompañado con perros), el Disc Dog o el Canicross, ya que estas disciplinas consisten en un ejercicio a la par con el dueño, y en un contexto de adiestramiento positivo del animal y respetando las condiciones vivas del can, algo que no se aprecia en las carreras de galgos

Montas forzadas

Las hembras galgos suelen alcanzar su madurez sexual alrededor de los seis y dieciocho meses de edad, sin embargo, los galgueros recurren a la droga Prostaglandina para acelerar la llegada de dicho momento reproductivo. Este medicamento es utilizado en las vacas y cerdas para poder inducir la aceptación de la monta forzada y la cópula (estro), a pesar de los daños que le puedan ocasionar al animal en cuestión. Ante esto, la agrupación Galgo Libre Chile, dice que “las galgas que no mueren por una hemorragia del útero debido a esa droga serán sostenidas por un galguero, previa colocación de un bozal, mientras otro toma al macho y fuerza la penetración”, sostuvo Daniel Pacheco.

Esta raza de perros tiende a tener un intervalo largo entre los períodos reproductivos (interestro) que pueden durar entre diez y doce meses, mientras que el ciclo estral de la hembra tiene una duración media de dieciocho días. Por lo mismo, estas montas forzadas, según Daniel Pacheco, “son una violación que se le hace a la perra, porque ella ni siquiera está en celo”, sostuvo. El modus operandi de los galgueros es el siguiente: ellos “afirman a la perra, el perro la monta y queda preñada”, agregó.

En una camada pueden nacer alrededor de seis cachorros, de los cuales se suelen vender la mayoría de los perros a un valor que varía entre $40.000 a $150.000 en adelante. El precio fluctúa en dichas cifras, ya que según la variedad de los galgos (españoles, chilenos, lebrel escocés, etc.) puede aumentar el precio. Otro motivo de que el costo sea elevado es que los progenitores caninos sean campeones de carreras, o en defecto, que sean reconocidos por su velocidad. 

Este mercado negro se realiza –y es normalizado– en las redes sociales como Facebook, específicamente en grupos creados por y para galgueros, y en aplicaciones de compraventa como Yapo.cl y MercadoLibre. Como tienen buen recibimiento, los dueños de estos perros vuelven a lucrar y a explotar a los animales, ya que se vuelve un negocio para ellos realizar montas forzadas para después vender las camadas. “En el fondo –y en estos casos– el galgo no es un animal para la familia, son un negocio”, sostuvo la encargada de comunicaciones de la Fundación Colbún Animal (Fucan), Constanza Grisanti.

Los cachorros que no son vendidos son desechados por el galguero. “Estos perros simplemente se eliminan porque para ellos el negocio es mucho más importante”, dijo Pacheco. Esto quiere decir que son abandonados a su suerte en las calles o sacrificados por sus “cuidadores”.

Fotografía de cachorro galgo muerto y abandonado. Obtenida por la Agrupación Animal Home Longaví.

Explotación animal

Antes de que el galgo compita en una carrera, tiene que estar unos “15 días sin poder ver la luz del sol, y tiene que estar encerrado en una jaula de uno por uno donde no se puede salir para poder conservar su musculatura al momento de trotar”, contó el vocero de Galgo Libre Chile, Daniel Pacheco. Otras razones para “liberar” al perro de ese lugar, es que quieran realizar una monta forzada o quieran salir de cacería con el animal. Es importante decir que bajo esas condiciones se suelen encontrar más de tres perros.

Lamentablemente, hay otros procesos por los que el animal debe pasar para poder tener un “rendimiento mejor”. Para que el galgo esté excitado le hacen un tratamiento de droga, entre ellas, “arsénico, estricnina (esta está prohibida hace años en Chile), cocaína, entre otras. Son demasiadas drogas las que se implementan”, comentó Pacheco.

Desde Galgo Libre CL nos comentaron que las otras drogas utilizadas son las siguientes:

  • Anabólicos
  • Ketamina
  • Arsénico
  • Cafeína
  • Efedrina
  • Morfina
  • Tramadol
  • Cardiotónicos

Por ejemplo, los anabólicos son por definición versiones artificiales de testosterona, la principal hormona sexual en los hombres. Es utilizado para que la hembra en competencia no entre en celo, y en invierno se usan para “concentrar calorías y para el aumento de la masa corporal”, dijo Pacheco. Uno de los efectos en los perros es que se dañe el hígado, y que genere degeneración de los tendones ya que el anabólico produce un crecimiento acelerado, que es desproporcionado al aumento de la fuerza y tamaño muscular.

También se utilizan otras drogas o sustancias para poder controlar el dolor que pueden sentir los perros, pues las carreras son exigentes para los animales. Entre ellas se encuentran los analgésicos y antiinflamatorios.

Los galgueros utilizan medicamentos de uso veterinario y humano que se recomiendan para tratar enfermedades respiratorias. Entre ellos se encuentra el Clembuterol (agüita blanca) y el Dila T Bronquial (la imagen está más abajo). Esos remedios son utilizados “como cardiorrespiratorios y broncodilatadores”, comentaron desde Galgo Libre Chile. Además el primer anabólico mencionado sirve para aumentar la masa muscular. Entre sus efectos se encuentra “dolor de pecho y calambres musculares”, agregaron. Estos medicamentos “se acumulan en ojos y vísceras”, dijo la organización.

“Luego de eso (del preparamiento y del uso de sustancias ilegales), si el perro pierde la carrera o gana, tienen que limpiarle el hígado para que pueda servir para que corra otra carrera, o simplemente muere”, dijo Pacheco. Esta limpieza se realiza mediante el uso de suero.

Es común que los perros queden ciegos al ser inyectados por esta clase de drogas, ya que las sustancias ya nombradas destrozan las retinas y secan los ojos. En pocas oportunidades los rescatistas han podido recuperar la visión de los galgos, a pesar de ser apoyados por algún veterinario/a. 

Fotografía de dos perros galgos ciegos. Obtenida por la Fundación Colbún Animal (Fucan).

Es importante señalar que los galgueros cuentan con apoyo de médicos veterinarios, pero es más común que esta clase de prácticas las realicen ellos mismos. “Los galgueros pinchan a sus perros, ellos trabajan como veterinarios, ese es el gran problema”, afirmó Pacheco. Incluso, es normal ver que en los grupos de galgos se vendan de forma ilegal estos medicamentos, a pesar de que solo un especialista en animales debería venderlos. Evidenciándose el mercado negro de esta industria explotadora de animales. Otra forma de que los “cuidadores” de esta raza puedan conseguir las drogas es comprándolas a un narcotraficante o en las mismas carreras (lugar de venta de sustancias ilícitas).

Otra forma de maltrato animal es el abandono del perro, algo bastante común en esta industria. “Si el galgo se quiebra, si sufre algún problema en la carrera, después de eso suelen ser abandonados, y eso también constituye un delito”, afirmó la abogada animalista, Celeste Jiménez. Los rescatistas de zonas rurales frecuentemente encuentran galgos en condiciones inhumanas en las calles o en campos abiertos, lo que se explica porque en las zonas más campesinas o “en las zonas periféricas, alejadas de la ciudad”, según Jiménez, hay más galgueros y canódromos.

Fotografía de la galga Morocha, con tres fracturas y abandonada en el río. Obtenida por la Agrupación Animal Home Longaví.

En el proceso previo a la competencia hay crueldad, un punto que debiera ser sancionado por la justicia, pues en la Ley 21.020 de Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía, más conocida como la ley Cholito, explicita que “por maltrato o crueldad se entenderá toda acción u omisión, ocasional o reiterada, que injustificadamente causare daño, dolor o sufrimiento al animal”, señala el documento. Tal y como se mencionó antes, e incluyendo el abandono.

Proyecto Ley Milagros

A fines de septiembre, unas semanas después de que se rechazara el proyecto de ley que buscaba prohibir las carreras de perros, una galga llamada Milagros fue encontrada en un campo ubicado en el sector de Bramadera, San Clemente, provincia de Talca. Estaba abandonada con el hocico amarrado con un alambre y tenía las cuatro patas atadas. La presidenta de la Fundación Colbún Animal (Fucan), Carolina Solorza, fue quien la rescató y la llevó a la Clínica Veterinaria El Maule, en Linares, donde se confirmó que su situación era crítica. Los prediagnósticos apuntaban a que había sido víctima de zoofilia, es decir, fue violada por un ser humano, pero eso no fue todo, después de este hecho aberrante fue golpeada y, según una entrevista que Solorza concedió el 30 de septiembre a la Revista Mestizos, Milagros fue lanzada y encontrada en un canal.

Fotografía obtenida de la Fundación Colbún Animal (Fucan).

En Fucan hicieron todo lo posible para rehabilitar a la galga, porque como fundación “la llevamos a los mejores especialistas, la cambiamos de veterinarios para ayudarla”, comentó la encargada de comunicaciones y relaciones públicas, Constanza Grisanti. Pero el estado de la galga era desolador, pues los médicos veterinarios les informaron que, además de los daños ya mencionados, “a Milagros le llegó un palo o una piedra en la cabeza, por lo tanto, quedaría ciega”, agregó. El ocho de octubre “la tuvimos que hacer dormir”, pues los daños físicos y neurológicos del ser vivo eran graves.

Lamentablemente en Chile hay varios casos de zoofilia, ante esto Grisanti afirmó que como fundación “ya nos habían tocado muchos casos de zoofilia de perros y de gatos. Las veterinarias nos decían que era mucho más común de lo que uno quisiera que pasara”. Por lo mismo, Fucan junto a la excandidata a senadora, Celeste Jiménez, decidieron promulgar una ley que tipifique como delito a este tipo de maltrato animal para que existan penas efectivas en contra de los culpables.

El proyecto de Ley Milagros, en palabras de la abogada animalista, Celeste Jiménez, es una ley que busca “tipificar el maltrato por vía de zoofilia como una pena que sea mínimo de cinco años y un día”, dijo. De esta forma el victimario no podrá acceder a beneficio de libertad antes de que se cumpla el tiempo. Esta “es la misma pena que tiene una violación de un ser humano”, agregó Jiménez.

La abogada contó que lleva más de veinte años viendo casos de zoofilia en Chile, incluso ha presentado querellas en más de una ocasión a favor de los animales, y por lo mismo reconoció que estos hechos “son difíciles de investigar porque la fiscalía no cuenta con suficientes recursos ni la Brigadas Investigadoras de Delitos Contra el Medio Ambiente y el Patrimonio Cultural (bidema) para poder instar una mejor investigación”, agregó.

Las penas para quienes cometen el delito son bajas, puesto que van desde los 61 días hasta tres años de cárcel, a pesar de todo el daño que le ocasionaron al animal. La razón es que la misma ley de tenencia responsable no dice que la zoofilia va a tener una pena en particular, y además, “el delito de maltrato animal hoy día habla de crueldad o maltrato animal por vías de acción, omisión o abandono”, comentó. “La ley específica dentro de la graduación de la pena las lesiones o daños menos graves de los animales, las graves y la muerte del animal, esa es la única graduación que hace la pena”, acotó Jiménez.

A pesar de que se esté hablando de un tipo de crueldad, existen casos en los que han condenado al victimario a través de una multa que va de las 2 UTM ($108.342 CLP) a 30 UTM ($1.625.130 CLP). Esto quiere decir que “a ellos les va a doler 10 pesos pagar la multa”, sostuvo Jiménez, ya que en las carreras ellos pueden “ganar 3 millones apostando en un fin de semana, esto quiere decir que las paga (la multa), se va a su casa y sigue con los galgos”, agregó. “Yo me cuestiono seriamente que tengamos hoy en día capacidad operativa y disposición del sistema a sancionar realmente a los galgueros”, concluyó la activista, pues la única forma de proteger a los perros es a través de una prohibición de la explotación animal.

¿Los galgueros son una mafia?

En los canódromos o canchas donde corren los perros proliferan actividades tales como las apuestas ilegales, el alcohol, la venta de drogas o riñas. Según la abogada Celeste Jiménez, “las carreras en sí, son caldo de cultivo delictual, no solo del maltrato animal, sino que de otros delitos también, como asociaciones ilícitas y receptación”. Además, explicó que “si los fiscales se metieran a investigar una pura carrera, habría varias causas, no solo maltrato”.

El vocero de Galgo Libre Chile, Daniel Pacheco, explicó que muchos galgueros “dedican su vida completa a criar perros galgos, porque son máquinas de plata”. Lo que se relaciona con una de las grandes problemáticas de las carreras de perros galgos que son las apuestas, ya sean legales o ilegales (que es el caso de los galgos), ya que fomentan la posibilidad de amaño de los eventos y competencias. Otro factor relacionado a lo ya mencionado es la llegada de organizaciones delictivas como el narcotráfico. Pacheco justamente comentó que “ahora que se metió el narcotráfico, para ellos es como lavado de dinero, pero para los otros galgueros es ludopatía, por ejemplo, hombres que se gastan todo lo que tienen en una carrera y después no pueden llegar con nada a la casa porque se gastan todo”.

La venta de drogas anabolizantes para los perros es otra problemática relacionada a las carreras, este comercio negro se concreta mediante grupos de Facebook, WhatsApp (como se muestra en las fotos siguientes) y también gracias a veterinarios inescrupulosos. Estos últimos hacen uso indebido de las facultades que otorga la profesión de veterinario, y participan de la compraventa de productos para mejorar el rendimiento y/o recuperación de los animales

Miembros de las agrupaciones como Galgo Libre Chile, Fucan y la activista Celeste Jiménez, han recibido amenazas por parte de los galgueros. Mediante redes sociales y resguardando su identidad, cuentas de personas dedicadas a las carreras de perros han tratado de intimidar a Daniel P, quien nos dice que “las amenazas son constantes”. A pesar de este contexto que amedrenta a los activistas, ellos no bajan los brazos y están sumamente decididos a seguir protegiendo los derechos de los animales en el territorio nacional y sudamericano.

Además de lo ya mencionado, los galgueros “tienen una dinámica de protección de la actividad a través de las amistades y contactos (con carabineros y municipalidades)”, comentó Jiménez. Por lo mismo, los animalistas de zonas periféricas que saben donde se encuentran los galgueros, “tienen miedo de denunciar situaciones de maltrato o explotación animal, porque los conocen. Los mismos que rescatan perritos, son los que hacen la denuncia”, agregó. Entonces, “a ellos los amedrentan los galgueros”, comentó. En cuanto a los carabineros, algunos de ellos “no se quieren meter en problemas porque es un pueblo chico”, dijo. Tal y como dice el dicho: “pueblo chico, infierno grande”, concluyó.