Los osos polares son animales del hielo marino, pero los veranos árticos cada vez más largos les obligarán a pasar más tiempo en tierra firme, lo que podría convertirse en una lamentable situación. Esto porque es poco probable que puedan adaptarse a vivir en esos lugares, lo que significa que correrán el riesgo de morir de inanición (desnutrición). Lo anterior se produciría porque durante el periodo en tierra, cuando no hay hielo marino, las focas polares, de las que consiguen la mayor parte de su energía, están fuera de su alcance.
En esa línea Nature Communications publicó un estudio que dio a conocer la realidad de estos animales. Siguieron a 20 ejemplares en la región occidental de la bahía de Hudson (Canadá), donde el calentamiento del clima está afectando a los osos probablemente a un ritmo más rápido que en otras regiones árticas. Lo hicieron durante tres semanas con collares con cámaras y GPS y los resultados no son alentadores.
El trabajo sugiere que “los osos no tienen estrategias de comportamiento y energéticas que puedan utilizar para evitar la pérdida de peso durante el verano en tierra, y esta será mayor cuando pasen períodos más largos en ella”, dijo a EFE el autor principal del estudio, Anthony Pagano del Centro de Ciencias de Alaska del Instituto Geológico de Estados Unidos.
En promedio perdieron un kilogramo al día
En cuanto al estudio, los investigadores pesaron a los osos antes y después del periodo de observación, durante tres semanas entre agosto y septiembre, además de medir su gasto energético.
Los animales mostraron diversas estrategias para mantener las reservas de energía, que fueron independientes de la edad, el sexo, la etapa reproductiva (se incluyeron hembras embarazadas) o los niveles iniciales de grasa. A pesar de los diversos comportamientos, 19 de los 20 animales perdieron “cantidades similares de masa corporal”, con una media de un kilogramo al día.
Muchos machos adultos simplemente se tumbaron para conservar energía, quemando calorías a un ritmo similar al de la hibernación, pero el 70 % se mantuvo activo buscando alimentos terrestres, como bayas, hierbas y cadáveres de aves y caribúes.
Algunas hembras adultas dedicaron hasta el 40 % del tiempo a buscar comida y aunque los alimentos les dieron algún beneficio energético, tuvieron que gastar más energía para acceder a ellos.
Tres nadaron largas distancias, hasta 175 kilómetros en aguas abiertas, donde dos encontraron cadáveres de mamíferos marinos de los que no pudieron alimentarse mientras nadaban ni llevarlos a tierra. Y solo uno engordó tras tropezar con un mamífero marino muerto en tierra.
La permanencia fuera del mar podría seguir aumentando
Aunque estos animales “muestran una notable plasticidad en su comportamiento, siguen corriendo el riesgo de morir” de hambre debido a la disminución prevista del hielo marino ártico. Esto porque el trabajo sugiere que el alimento que consiguen en tierra no les da la energía suficiente para resistir más tiempo antes de llegar a un estado de inanición, destacó.
Cabe mencionar que investigaciones previas demostraron que el periodo sin hielo en el oeste de la bahía de Hudson aumentó en tres semanas entre 1979 y 2015. Los osos, según el mismo especialista, están ahora en tierra una media de 130 días frente a los 100 o 110 de antes.
Pero el panorama se pone aun peor, porque en función de los distintos escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero “es probable” que la permanencia fuera de mar aumente entre cinco y diez días por década. Esto reduciría el periodo de tiempo en el que normalmente adquieren la mayor parte de la energía que necesitan para sobrevivir y la expectativa es que probablemente se vea “aumentos en la inanición, en particular entre los adolescentes y las hembras con cachorros”.
Pagano indicó que es difícil establecer en cuánto tiempo podrían morir de hambre, pues depende del tamaño y la condición corporal, aunque estudios anteriores estimaron que los machos adultos “morirían de inanición si el ayuno estival aumentara a 180 días”.
Es importante consignar que los datos de esta investigación se usarán para predecir los efectos de la pérdida prevista de hielo marino en la reproducción y supervivencia de poblaciones específicas de osos polares en distintas partes de su área de distribución.
Fuente: EFE