#TENDENCIAS La historia de Diana, una perrita perdida que fue encontrada en Quinta Normal y su amigo Chocolate

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Sin lugar a dudas que la pérdida de un animal no humano representa uno de los momentos más desgarradores que un humano puede tener en su convivencia diaria  con ellos, con lo cual se inicia un intenso período de búsqueda y esperanza de volver a encontrar a ese amigo peludo extraviado. Un anhelo de reencuentro que a veces se transforma en realidad, como le sucedió a Tiare Jara y su familia con la perrita Diana.

La historia de Tiare y Diana comenzó a escribirse el  11 de Diciembre 2017, ese día el can se escapó desde su casa en Maipú iniciándose un intenso período de búsqueda de sus humanos que incluyó recorridos por la comuna y sus alrededores además de revisar zonas que se caracterizaban por ser, lamentablemente, zonas de abandono animal. Así fueron pasando las semanas sin tener pistas concretas de Diana y su paradero, tiempo en el cual Diana fue conociendo a otras familias que buscaban en cada calle de Santiago a ese animal perdido que tanto añoran.

Fue así que el 2 de Abril una llamada cambió el curso de la historia. Solange, quién fue la persona que vio a Diana, se contactó con José, pareja de Tiare, para contarle que en la comuna de Quinta Normal había un can con características muy similares a Diana.

“José, al recibir el llamado, dejó todo botado en su oficina y rápidamente se trasladó hasta Quinta Normal. Llegó hasta allá y era nuestra Diana, fue un momento de euforia y emoción total”, recuerda Tiare Jara, en entrevista con EPA news. En sus casi 4 meses perdida Diana, que es una perrita fox terrier, se hizo de un amigo perruno llamado Chocolate que la cuidaba y jugaba con ella.

Chocolate era un perrito comunitario de Quinta Normal, el cual era cuidado por una familia que no lo podía ingresar a su propiedad por tener más animales en ella. Tras el arribo de Diana, también se preocuparon de ella. Sin pensarlo dos veces y, luego de conversar con la familia cuidadora, decidieron adoptar a Chocolate, el amigo perruno de Diana.

“Fuimos en búsqueda de Chocolate, la familia que lo cuidaba accedió a que nos trajéramos a Chocolate a nuestro hogar en Maipú. La Diana cuando lo vio se alegró y lo chupeteó entero e incluso le subió el ánimo a ella. Ahora ellos están juntos, de hecho comparten el patio y la misma pieza pero no duermen juntos porque la Diana es muy celosa con la cama. Son súper amigos, no pelean”, explicó Tiare. El can era usado como animal de carnada para el entrenamiento de unos perros pitbulls, que sus dueños ocupaban para las peleas clandestinas.

Diana y Chocolate juntos

De ésta manera el mundo que habían construido Chocolate y Diana continuó, pero esta vez con una familia y un hogar que los protegerá hasta el fin de sus días. “Diana y Chocolate tienen su mundo, comparten todo el día y no se pelean. Sé que mi perrita no es tan simpática pero con Chocolate se llevan súper bien, él es un perro adorable y social. A veces es tímido, pero es entendible por su historia”, acota Tiare al respecto.

La historia de Diana y la actitud de Chocolate impactó profundamente a Tiare, por la empatía hacia un otro que muchas veces los seres humanos olvidamos.

“Aquí en esta historia, creo, se puede plasmar perfectamente  la sensibilidad que tiene un animal que a veces le da una bofetada a la sensibilidad de los humanos. Que Chocolate haya cuidado a la Diana para mí fue muy significativo, pues quizás no lo hizo ninguna otra persona pero si lo hizo un perro. Eso nos lleva a cuestionarnos y preguntarnos si hay una deshumanización de nosotros, una situación de indolencia frente a la vulnerabilidad y precariedad de otro ser – porque es un ser que merece nuestro respeto-“, reflexionó Jara.

En definitiva, el caso de Diana y Chocolate es un ejemplo de respeto y cuidado animal que bien vale la pena destacar y celebrar: esto porque, al final de cuentas, permitió a una familia no sólo  reencontrar a su perro sino, también, rescatar y adoptar a un perrito callejero con un triste pasado.

Colaboración: María de los Ángeles Pérez.