Esta semana se hizo viral la tierna imagen de este inocente animalito, que no dimensiona su tamaño y pretende pasar inadvertido cuando un monje budista lo sorprende comiendo en un campo de caña de azúcar en dicho país asiático.
Weerawat Phrommuang tomó el registro mientras hacía su ronda y no dudó en subirlo a las redes sociales.
La dulce situación se llevó a cabo en la localidad de Chiang Mai, la ciudad más grande y el principal centro cultural del Norte de Tailandia.
En ese país los elefantes son protegidos y matarlos conlleva una pena máxima de prisión de hasta 3 años y una multa de 1000 baht (£25).
Sin embargo, aunque son el animal nacional aún así están en peligro de extinción.