#OPINION Las acciones para salvar al Picaflor de Arica: un caso exitoso de colaboración Público-Privada

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*En la siguiente columna Patricia Villarreal, Gerenta General de la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas (AFIPA), reflexiona en torno a cómo la colaboración público privada puede ir en ayuda del medio ambiente. 

El picaflor de Arica (su nombre científico es Eulidia yarrellii) es un ave endémica característica de la Región y muy importante para la agricultura por su rol polinizador, pero que actualmente se encuentra en peligro crítico de extinción.  Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, en 2019 sólo sobrevivían 493 ejemplares, que se localizaban en los valles de Azapa, Vítor, Chaca y Camarones.

La drástica disminución del picaflor de Arica conlleva consecuencias que van más allá de la pérdida de un tipo de ave chilena, ya que ha contribuido, junto a la desaparición de otras especies, a una profunda alteración en el ecosistema del extremo norte del país y en la rica diversidad de paisajes, que era una de las características de la Región de Arica y Parinacota y una atracción permanente para turistas y visitantes. Entre las causas descritas están la expansión explosiva de predios agrícolas y cultivos en invernaderos y la extensión de obras de infraestructura en zonas antes santuarios de la naturaleza, que han invadido espacios en desmedro de especies vegetales nativas, produciendo una degradación del equilibrio ecológico.

Por eso, resulta importante de destacar el proyecto de Conservación de Especies Amenazadas – ejecutado por  el Ministerio del Medio Ambiente de la Región de Arica-Parinacota, implementado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) – que tiene como objetivo rebajar el estado de amenaza del Picaflor de Arica a la categoría de Vulnerable a través del control y mitigación de las amenazas de la especie y realizando acciones de protección y manejo de su hábitat.

En este proyecto participan como socios co ejecutores CONAF y AFIPA, siendo AFIPA (Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas), el único socio privado que es parte de la ejecución del Programa educativo.

A través de su área de Capacitación, AFIPA impartió el año 2019,  11 talleres sobre Manejo Integrado de Plagas y Buenas Prácticas Agrícolas a más de 250 agricultores de las localidades de Azapa, Codpa, Chaca, Illapata, Caleta Vítor, entre otras, enseñándoles técnicas agrícolas que permitan la conservación del Picaflor y la diversidad de la región. Adicionalmente, este año realizaron 3 talleres para funcionarios de Servicios públicos y sociedad civil de Arica y Parinacota,  en las que más de 50 personas se capacitaron en el uso de herramientas preventivas, de manejo y control de las plagas que minimicen el uso de agroquímicos y sobre huertos educativos y funcionales de un total de sobre 200 personas que participaron en el programa.

Esta colaboración público-privada en la Región de Arica Parinacota- debiera ser un modelo para replicar en distintos lugares del país, donde especies nativas están amenazadas. El Estado tiene un rol relevante en determinar mediante estudios los sectores afectados o donde se requiere intervención, y los privados pueden ser implementadores de las acciones que entreguen soluciones concretas que eviten o disminuyan el daño a los ecosistemas, favorezcan la biodiversidad y permitan una coexistencia sustentable con los sistemas productivos. La colaboración de la sociedad en su conjunto es, sin embargo, indispensable para el éxito de cualquier iniciativa que quiera producir cambios culturales que generen una toma de conciencia en torno al cuidado del medioambiente.

Para ello, es necesario que las personas conozcan la diversidad de su región, que los agricultores compatibilicen un sistema productivo intensivo con buenas prácticas agrícolas, y que se cree el hábitat adecuado para la reproducción de especies nativas que atraigan la llegada de controladores biológicos y polinizadores.  Un círculo virtuoso que podría cambiar el rostro de Chile y del que ya hay resultados visibles: el nacimiento de 2 crías de picaflor de Arica en la Micro reserva de Chaca nos llena de orgullo y esperanza en que todos podemos proteger la biodiversidad de nuestro país.