#TENDENCIAS En la confianza está el peligro: ¿cómo prevenir fraudes al publicar nuestros datos para pedir ayuda animaluna?

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3 de Abril 2020 

*Es usual que, en el contexto de un rescate animal, se invita a donar a las personas a una cuenta determinada para cubrir los costos que conlleva dicha acción. Un proceso que, lamentablemente, puede dar pie para fraudes bancarios.

Textos: Jaime Ulloa Uribe, abogado de Puerto Montt.

En las redes sociales, es habitual que rescatistas de animales, voluntarios de agrupaciones, integrantes de todo tipo de fundaciones y organizaciones de ayuda publiquen sus datos personales para recaudar ayuda.

Puede ser una rifa, una colecta o la venta de algún bien y el objetivo es recaudar para sus nobles fines. Lamentablemente, son presa fácil de delincuentes que acceden a sus datos personales y bancarios, ya que en su afán de transparencia las personas suelen publicar también sus números de cuenta y, en ocasiones,  hasta aceptan que cualquier tipo de donación sea llevada a sus domicilios.

La Ley del Consumidor y las normas penales tienen algunos límites cuando se trata de determinar la responsabilidad del usuario y del proveedor financiero en una transacción posiblemente fraudulenta. Incluso las policías tienen problemas para rastrear transferencias via internet, en especial porque los bancos y demás instituciones financieras tampoco facilitan el rastreo a los usuarios que han sido afectados por fraudes.

Considerando que la mayoría de las redes domésticas y teléfonos celulares no tienen un sistema de bloqueo profesional, es necesario que las organizaciones de voluntariado y rescatistas en general tomen algunas precauciones al momento de iniciar una colecta por internet.

La primera sugerencia es evitar publicar todos sus datos personales. Incluso sería aconsejable contar con dos teléfonos o al menos con dos chip: uno para uso frecuente y otro sólo para este tipo de contactos. Además, reducir al mínimo la publicación de sus cuentas bancarias (si es un rescatista independiente sería bueno que pudiera tener una cuenta vista sólo para depósitos de campañas de ayuda) y, por supuesto, desconfiar de cualquier tipo de llamada de supuestos colaboradores o supuestas empresas o bancos (no tiene obligación de ser amable; ante la duda, cuelgue). El exceso de confianza es el mayor riesgo. Además, evitar dar su domicilio y jamás dejar que un extraño sepa donde vive o con quien vive (menos aun informar a desconocidos a las horas que no hay nadie en casa). Idealmente reunir la ayuda en un lugar neutro o poniendo la mayor cantidad de filtros.

En cuanto a los bancos, evitar usar aplicaciones en el celular y recordar que las tarjetas de crédito pueden ser fácilmente clonadas y que, lamentablemente, los proveedores financieros  permiten que las compras menores a $12.000 sean realizadas sin clave, por lo que un delincuente que clone la tarjeta o haga un ciber robo podría hacer decenas de esas operaciones antes de ser descubierto. Finalmente, revisar diariamente sus cuentas y estar alerta a todo tipo de movimiento y mensaje telefónico o mail que diga “pinche aquí”.

SERNAC recibe diariamente decenas de reclamos por sustracciones fantasmas desde cuentas RUT, tarjetas, etc., generalmente realizadas desde aplicaciones telefónicas. Probar que esa transacción no la hizo el cliente es muy difícil, pues se utilizan claves que supuestamente sólo debería conocer el usuario. Por ello, la única opción es limitar al mínimo la información pública sobre las cuentas que se manejan y acostumbrarse a guardar comprobantes de cada gestión realizada.

Colaboración: Alejandra Miranda.