La organización de protección animal L214 difundió hace dos años y medios videos y fotografías de un matadero en Francia en donde la crueldad y la violencia eran la norma.
Tres empleados de la empresa, ubicada en la ciudad de Pau, al sureste de Francia, se ven en videos descuartizando corderos vivos y desollando ovejas cuando estaban totalmente conscientes.
Estos trabajadores, junto con el director del matadero de Mauleon-Licharre, deberán enfrentar la justicia por cargos de “maltrato infligido sin necesidad a un animal doméstico”, que equivale a una insignificante multa máxima de 750 euros.
Antes de presentar estos videos a la Justicia francesa, la organización había interpuesto una denuncia contra este y otros mataderos, pero fue desestimada por no tener pruebas fehacientes de los hechos que supuestamente acaecían adentro de las instalaciones. Fue entonces que decidieron colarse y colocar cámaras ocultas para poder obtener videos y fotografías, que luego fueron llevados como material de prueba.
Un precedente
“Esperamos de este juicio que se reconozcan los sufrimientos infligidos a los animales violando la reglamentación, provengan de los obreros o del material defectuoso”, dijo Brigitte Gothière a la agencia AFP antes de iniciar el juicio.
Gothière es portavoz de la asociación L214, quienes hicieron la investigación instalando cámaras ocultas, algo que causó en su momento el enojo de los dueños del matadero.
Mauléon-Licharre tiene certificación de “matadero orgánico” y de “indicación geográfica protegida”, pero se mostró que cometen diversas violaciones a las normas de bienestar animal con prácticas consideradas por L214 como crueles y violentas.
“Estas imágenes fueron capturadas y transmitidas para hacer visible un sistema violento que mata a 3 millones de animales todos los días en Francia. También han demostrado que la regulación en los mataderos sirve solo para tranquilizar a los consumidores: ni siquiera se aplica, agravando aún más el sufrimiento sufrido por los animales”, añadió.
“Este juicio debe sancionar los delitos pero también ser una oportunidad para cuestionar nuestra responsabilidad colectiva al seguir matando animales”, concluyó.
Fuente: La Red 21
