#MIRADANACIONAL “No quedan ni 1.000”: La crítica situación del huemul en el mundo y los esfuerzos privados por evitar su extinción

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21 de Septiembre 2019

El cérvido que sostiene el escudo nacional existe solamente en la Patagonia chilena y argentina. “Los chilenos no entienden lo que están perdiendo”, señala el director del departamento de Vida Silvestre de la Fundación Huilo Huilo. 

Textos: Patricia Marcheti, periodista Emol.

Hace 185 años, cuando el Presidente José Joaquín Prieto oficializó el actual escudo de Chile, probablemente nunca habría imaginado que uno de los animales que en él aparece, y al que llamó “el cuadrúpedo más singular de nuestras tierras”, hoy estaría en peligro de extinción: el huemul.

Es verdad que siempre se ha caracterizado por su rareza y por existir solamente en la Patagonia chilena y argentina, pero los diagnósticos que hoy existen en torno a su situación preocupan, sobre todo, a los que se han dedicado a su conservación. Es que, sumando a los ejemplares que se estima que viven entre ambos países, el total no alcanzaría ni los 1.000.

Situación que no ha logrado revertirse pese a que desde 1929 su caza está totalmente prohibida, en 2006 fue declarado monumento natural nacional y diversos gobiernos han realizado programas para lograr su reproducción. Sin embargo, “aún hay esperanza”, dicen los expertos, porque los esfuerzos de distintas entidades privadas han estado dando resultado.

Fue precisamente una de estas iniciativas de conservación del huemul la que visitó Emol y, en territorio de la Reserva Biológica Huilo Huilo, este medio presenció la “liberación” de un macho y una hembra a la vida silvestre . Todo, como fruto de un trabajo de más de 15 años de la Fundación Huilo Huilo con el que buscan que el animal que sostiene el escudo nacional vuelva a vivir y reproducirse en la naturaleza y, ojalá, poder alejarse de la extinción.

Los descendientes de Tukun y Pewun

En 2005, la fundación -fundada y presidida por Ivonne Reifschneider- creó su proyecto Centro de Conservación del Huemul del Sur y, obviamente, lo que necesitaban eran huemules. Ese mismo año, el grupo obtuvo el consentimiento del Gobierno de Chile para capturar y trasladar ejemplares del cérvido desde Aysén hasta la región de Los Ríos.

Allí el equipo capturó a un macho y una hembra, quienes después serían bautizados como Tukun (“sembrar” en mapudungún) y Pewun (“florecer”).

“Los capturamos con un grupo de trabajo con bastante experiencia en manejo de vida silvestre, después los llevamos en helicóptero, en cajones, desde las cordilleras de Villa O’Higgins hasta el aeródromo de Cochrane”, cuenta el director del Departamento de Vida Silvestre de Fundación Huilo Huilo, Fernando Vidal.

Pero aún tenían que llevar a la pareja hasta la reserva y fue gracias al apoyo del Ejército que, en un avión y otro helicóptero de ellos, los animales llegaron a destino. “Todos los intentos anteriores que habían habido con huemules y otras iniciativas parecidas habían salido mal. Morían en las capturas o en los mismos traslados, entonces apoyarnos era también exponerse a que un huemul, el emblema patrio, se muriera adentro de un avión militar”, comenta Vidal.

Lo cierto es que el experto en conservación considera que gran parte del éxito de la misión se debió a la posibilidad de contar con un avión como ese, pero el viaje no estuvo libre de polémicas. “Nos criticaron mucho por haber traído a los huemules con ayuda del Ejército y de verdad fue patético. O sea, seré claro: esto es por los huemules y si me hubiese ofrecido los aviones el mismísimo Fidel Castro también lo hubiese aceptado, ¡Porque esto se trata de salvarlos! La conservación no puede tener partidos políticos”.

Tukun y Pewun fueron marcados con radiocollares y liberados en un terreno cercado de 70 hectáreas de bosque y matorral nativo. Las predicciones respecto a su adaptación o de si efectivamente iban a reproducirse entre ellos eran malas, cuenta Vidal. De hecho, experiencias anteriores hacían prever que la muerte era una posibilidad que superaba a la de la subsistencia.

“En términos cortos, los animales se reprodujeron, tuvieron una capacidad reproductiva mucho mayor a lo que esperábamos, se adaptaron, los que nacieron se convirtieron en reproductores y llegó el minuto de la primera liberación en 2016”, dice el también docente e investigador de la Universidad Santo Tomás.

Las dos liberaciones: 2016 y 2019

Desde la Fundación aseguran que el suyo es el primer centro de reproducción del huemul en el mundo y el objetivo de su labor siempre ha sido volver a introducir al animal en la vida silvestre de la zona, lugar donde estaba extinto hace 30 años.

Así, después del éxito de la pareja traída desde Cochrane, en 2016 y después de años pidiendo los permisos en el SAG, la organización liberó cinco machos. “Siempre sentimos que al final nos dejaron liberarlos para que dejáramos de molestar, pero para sorpresa de todos los animales tuvieron mucha mejor capacidad de adaptación de lo que nunca pensamos”, dice Vidal.

Y tras tres años de monitoreo constante gracias a los radiocollares y los guardaparques de la reserva, a fines de agosto de este año el centro liberó otros dos huemules: un macho y una hembra. Con esta nueva reinserción silvestre, los expertos de la fundación esperan que la hembra pueda reproducirse y así dar vida al primer huemul salvaje en la región después de décadas.

Sin embargo, el trabajo va más allá de lo que puedan hacer los animales por su cuenta. Es que si el huemul está en peligro de extinción es por los constantes peligros y amenazas a los que se enfrenta su especie y tantas otras: las enfermedades del ganado, los ataques de perros, los emplazamientos humanos y la caza ilegal.

Los peligros y la caza

– En 2016 liberaron cinco machos, ¿todos viven actualmente?

“Tristemente no, perdimos uno. Fue un macho que se desplazó hacia el límite sur de la reserva y fue cazado por cazadores furtivos. Salió de nuestro control y en un abrir y cerrar de ojos, el animal llegó al límite y lo cazaron. El transmisor que tenía nos indicó que había muerto y se abrió un juicio en la Fiscalía, pero no llegó a nada”.

– ¿Llegó a nada porque no se supo quién fue?

“No, si se sabía quién era y cazar huemules es un delito penado con cárcel, eso dice la ley, yo lo tengo claro, pero no sé cuán claro lo tienen los fiscales y los jueces. Hace unos años hubo un caso donde se multó a una persona por matar a un ejemplar: tuvo que pagar $80 mil. Para que te hagas una idea, si tú vendieras la carne de un huemul como la de ciervo, vale cuatro veces más que la multa, o sea la cacería ilegal sigue siendo rentable”.

– ¿Y cómo se soluciona algo así?

“La gente y el Estado tienen que entender que la cacería ilegal en Chile sí existe, los cazadores furtivos sí existen y los encuentros armados con ellos es una realidad. En Santiago no ocurre, claro, pero en el sur y norte del país sí. Nuestro llamado es que la gente se sensibilice. Está bien, hay animales que pueden cazarse, pero que no cacen guanacos, huemules, vicuñas, animales en peligro. Al final el principal problema del huemul es que todas las decisiones que se toman en torno a él, se toman en Santiago, donde nadie sabe lo que es”.

La conservación en Chile

Probablemente el tema que más hace subir de tono a Vidal es el de la conservación en Chile. Para él, a nivel de Estado es algo que “no es tema”, pero ve con buenos ojos el creciente interés en las generaciones más jóvenes, a las que llama “consecuentes” y “activas” en materia medioambiental.

“El gran problema es que las personas que siguen tomando las decisiones son personas de mi edad o incluso mayores que no tienen esta sensibilidad o que, mejor dicho, no tienen el conocimiento para darse cuenta que la conservación es un tema de importancia para la subsistencia humana”.

“La gente dice ‘bueno, pero con el tiempo llegará esa consciencia’, pero el problema es que estamos enfrentando uno de los procesos de extinción masivos más grandes que ha enfrentado el planeta tierra y nos estamos quedando sin tiempo. No hay tiempo para que el Presidente Piñera entienda, no hay tiempo para que la señora Bachelet entienda, no hay tiempo para que el próximo presidente entienda. Necesitamos esto ahora y eso requiere el apoyo de todos lados”, dice enérgico.

Y desliza una crítica que él mismo dice que “pagará caro”: “Hemos confundido o la academia se ha encargado de producir la confusión de que la investigación es conservación. La investigación es un tremendo aporte, es un insumo para la conservación, pero un paper en sí no va a salvar a ninguna especie. Los huemules no leen papers. Y sí, necesitamos estudios de huemules, pero ese conocimiento tiene que ser aterrizado, tiene que tener un destino y una aplicabilidad. O sea, creo en la ciencia aplicada, pero la ciencia por la ciencia no está sirviendo de nada”.

– ¿Pero entonces cómo se logra que “sea tema”, qué se necesita?

“Necesitamos que las oficinas públicas se involucren en serio. La gran pregunta es, este trabajo que está haciendo Fundación Huilo Huilo, ¿quién lo debiera hacer? O sea, nosotros felices, pero esto debiera partir por el Estado de Chile, o sea el Estado debiera tener proyectos de conservación y que se sumara quien quiera sumarse”.

“No basta con tener una reserva o un parque y decir que lo tenemos, hay que gestionarlo, hay que cuantificar realmente cuánta fauna queda, hay que saber realmente hacia dónde va y no puede ser que hoy día tengamos la cantidad de huemules que tenemos. El SAG y la Conaf deberían cumplir roles más activos. Más terreno y menos papel”.

La petición al Gobierno: “Más genética, más huemules”

En el centro llegaron a haber 20 ejemplares antes de las liberaciones, pero todos han nacido de la cruza entre Tekun y Pewen (y de otra hembra que llegó unos años después) y de los descendientes. Por eso, la principal petición que hacen desde la Fundación al Estado es “más genética”, o sea “una pareja cada cinco años, con eso podríamos hacer maravillas”, dice Vidal.

Consultado por si están teniendo problemas de genética, el experto recalca que “no tenemos huemules de cinco patas ni de cuatro orejas o tres ojos, ni ocurrirá eso en mucho tiempo. Pero hay algo que es una realidad: el tener más genética permite una mejor reproducción, una mejor adaptación de los animales, permite un sistema inmune más fuerte y eso es lo más delicado”.

Ante la solicitud, el subsecretario de Medio Ambiente, Felipe Riesco, respondió: “Nos hacemos cargo del llamado que nos hicieron aquí. El Gobierno del Presidente Piñera está disponible para ayudar a la reinserción del huemul en las distintas regiones.Vamos a poner los recursos humanos, también la expertise que tengamos y los recursos económicos que sean necesarios para eso”.

“En concreto, lo que nos están pidiendo es mayor diversidad genética y estamos trabajando en eso para ver cómo podemos conseguir nuevos ejemplares para insertarlos acá”, acotó la autoridad.

Por último, Riesco agregó: “El huemul es un emblema patrio que nos pertenece a todos y que tenemos que conservar para las futuras generaciones. Es tiempo de actuar”.

Vidal es optimista y considera que la situación del cérvido es revertible si es que se toman las decisiones correctas. Para eso, cree que lo esencial es entender que “cuando una especie desaparece, al final a lo único que nos estamos acercando es a la desaparición misma del ser humano. Lo peor es que vamos para allá y nadie lo toma en serio. ¿Cuánta nieve cayó este año? ¿Hay agua? La gente me dirá alaraco o conservacionista, pero no. Preguntémosle a las Ranitas del Loa”.

– O sea esto va mucho más allá del huemul…

“Obvio, esto no es sólo por el huemul. La naturaleza es una maquinaria de relojería suiza compleja y todas las piezas del reloj sirven para que el reloj funcione de forma correcta. De ese reloj depende la vida del ser humano y el ser humano ha ido rompiendo cada piecita. Ahora sólo queda ver si somos capaces de arreglarlo”.

Fuente: Emol.com