#COMPORTAMIENTOANIMAL ¿Cómo introducir con éxito un segundo gato en casa?

0
435
Imagen referencial

20 de Octubre 2019

Muchos amantes de los gatos quieren introducir un segundo felino en casa por el deseo de acoger a otro animal o porque piensan que su gato estará mejor acompañado que solo en el piso. Pero el marcado carácter territorial de los gatos hace que la convivencia entre felinos sea muchas veces un asunto delicado. Hay que tener en cuenta múltiples factores para que la llegada de un segundo gato acabe siendo un éxito, según explican los expertos en comportamiento animal.

Se tiene que hacer de forma consciente, sabiendo que el contacto entre los dos gatos debe ser progresivo para que el que ya estaba en la casa aprenda a compartir un espacio que hasta ese momento le pertenecía en exclusiva.

Por ello, uno de los primeros consejos es mantener de entrada a los dos gatos separados en la vivienda, con espacios diferenciados para comer, marcar o hacer sus necesidades, para que se vayan conociendo despacio, sin prisas.

“Si se hace de forma brusca, de golpe, puede generar un conflicto, con peleas entre los dos gatos, y eso es muy malo para los animales. Los gatos son muy territoriales y no siempre aceptan a otro gato en su espacio. Si les dejamos solos no se entenderán, y la cosa se complicará”, advierte la etóloga Marta Ama, doctora en Veterinaria, jefa del servicio de Etología del Hospital Clínico Veterinario de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

Si durante esta primera etapa se dedica una habitación o un espacio de la vivienda para el nuevo gato, el animal que ya estaba en la casa no se sentirá de entrada tan amenazado. No es lo mismo tampoco introducir un segundo gato en un piso pequeño que hacerlo en una casa con jardín y mucho más sitio. “Depende también de la casa, de los metros cuadrados del piso y de los gatos, del carácter de cada animal”, comenta Maria Pifarré, veterinaria.

Aunque los gatos son por naturaleza animales territoriales, que marcan con su olor el espacio en el que habitan y que consideran propio, debemos tener cuidado con las generalizaciones, como alertan los expertos. Cada gato tiene su carácter bien diferenciado, por lo que una de las claves antes de introducir otro, es conocer bien al animal que se tiene en casa.

No es lo mismo un felino muy dominador, de fuerte carácter, que otro que sea más dócil. “Si son dos animales muy dominantes pueden chocar; si uno de los dos es más sumiso y dócil, es más fácil que se entiendan; debemos de entender y respetar la naturaleza de cada gato”, explica Pifarré.

“Para un gato, en general, lo más importante es el territorio; mientras que para un perro lo más importante es estar con su dueño, sea donde sea. Pero hay gatos que son extremadamente sociales a los que les encanta estar con otros gatos; nada es blanco o negro”, reflexiona Amat.

El origen o procedencia del gato que pasará a integrarse en la casa es también otro factor a tener en cuenta. No es lo mismo un animal que haya vivido siempre en un espacio doméstico –sea piso o casa–, que otro que haya sido recogido de la calle acogido. “Hay gatos a los que gusta estar en un piso y se adaptan a vivir en un espacio reducido, y otros que quieren espacio, estar libres”, alerta Pifarré.

La importancia de la sociabilización

La socialización que haya tenido el gato cuando era un cachorro es otro de los elementos a tener en cuenta. Para que un gato se pueda relacionar de forma correcta con otros gatos, una de las claves es que haya estado bien socializado. En los gatos existe un período de socialización cuando el animal aún es un cachorro y es durante este período cuando el gato tiene que estar con otros si se quiere favorecer la convivencia felina. “Un gato tiene que estar bien socializado si queremos que esté bien con otros gatos y con las personas”, destaca Amat.

Los gatos que no han estado en esta primera fase de su vida socializados porque han nacido en la calle y han sido separados de la madre, o bien se han criado desde muy temprano solos, es más complicado que después se relacionen bien con otros gatos.

Su socialización tardía es aún más dificultosa si las experiencias que ha tenido el gato con los humanos han sido negativas, hasta el extremo de sufrir malos tratos. Pifarré explica que ella cuida a tres gatos, dos que viven en su casa sin conflictos (“se toleran”), mientras que otro, que recogió de la calle tras sufrir malos tratos, “no quiere saber nada de otros gatos”, por lo que vive a parte.

Marta Amat también sabe bien de lo que habla, ya que tiene experiencia recogiendo gatos nacidos en la calle, después de pasar las primeras cinco semanas con su madre, para socializarlos con personas y otros gatos. “Un gato bien socializado es un gato que está súper habituado a todo; los resultados son brutales, son animales dóciles, que se adaptan a cualquier entorno y de una forma súper rápida, pero tienes que tener tiempo para trabajar con ellos”, explica Amat.

La sexualidad es otro factor a tener en cuenta. No es igual la relación entre gatos cuando han sido esterilizados. Con la esterilización “desaparece hasta cierto punto la territorialidad de los machos y las hembras, la tendencia a la pelea”, explica Pifarré. “En la calle, gatos esterilizados machos además de que no se pelean tanto, admiten convivir con gatas hembras y pueden crear una pequeña sociedad”, añade. Con la esterilización se elimina también la fuerte necesidad de los gatos al marcaje, sean machos o hembras.

A veces no resulta

Por otra parte, el deseo de juntar más de un gato no siempre puede materializarse con éxito, y en ocasiones la convivencia en un piso no es posible y lo más recomendable es separarlos. “La compañía puede ser buena pero también mala. Hay gatos que quieren vivir solos en su espacio; a veces queriendo hacer un bien se acaba generando un problema”, explica Pifarré en relación a quienes quieren proporcionar compañía a su felino.

Cada casa y cada gato es un pequeño mundo. Natalia y su pareja tuvieron durante años a dos gatos conviviendo en su piso, en una buena relación. Cuando el año pasado murió el macho, Roco, y tras pasar un tiempo de duelo, supieron de un gato que buscaba una familia que le acogiese en Valencia. Ellos pensaron que podía ser una buena compañía para la gata que se había quedado sola, y que notaban cómo buscaba y extrañaba a Roco.

Sin embargo, la llegada del nuevo gato resultó algo tormentosa. Su gata estuvo durante un mes con un comportamiento muy agresivobufando, con constantes gruñidos, sin apenas comer, e incluso padeció diarrea. “Lo notó físicamente, durante un mes estuvo fatal, tuvimos que pedir consejo a nuestra veterinaria”, recuerda Natalia.

Siguiendo los consejos de un profesional, han destinado una de las habitaciones de su ático para el segundo gato. Y poco a poco el otro animal ha empezado a tolerar la nueva compañía. “La gata ahora le ignora, ni se lo mira, pero ya no lo ve como una amenaza”, explica.

Hay amantes de los gatos que quieren acoger en casa a más de dos gatos hasta llegar a formar en algunos casos pequeñas colonias domésticas. “Siempre digo que los gatos causan adicción, pero llega un punto en que no se admiten más gatos en una comunidad, no caben más; lo digo para la gente apasionada por los gatos, que acumula 15 o 20 gatos en un piso; esto puede ser muy duro para su bienestar, hemos de entender siempre que el gato necesita su espacio”, insiste Pifarré.

Fuente: La Vanguardia