“Viajar con mascotas es posible y obviamente tiene limitaciones pero la felicidad es verdadera cuando es compartida”, coinciden Leonardo y Carla, sus padres humanos. Esta familia cordobesa llegó a Italia en avión y comenzaron a recorrerla en 2 bicis y 1 carrito para Piri, haciendo paradas para que hiciera sus necesidades y estirara las patitas.
“Llevamos 13 mil kilómetros, antes vendíamos postales y nos hospedabamos gratis, pero después de la pandemia nos pusimos a recolectar manzanas y nos quedamos en un depto temporal donde Piti tiene su propio sillón y muchas pelotas para jugar”, relatan a algunos medios en Internet.
Con la segunda ola del corona y con la operación de Carla de la vesícula, se vieron más restringidos de movimiento, pero eso no impide largos paseos por el bosque donde Piri, de 10 años, aprovecha para recorrer.
Luego que pase esta crisis sanitaria, su meta es conocer Grecia y otros países de Europa oriental.
Viajar no es impedimento para abandonar a tu mascota o dejarla en un hotel, muchos testimonios comprueban que no hay nada más gratificante que compartir un viaje con tu incondicional peludo.
