Hace algunos meses era tan solo un cachorro, pero ahora está grande y juvenil, guardián del kiosko de su humano, ubicado en calle Serrano al llegar a la Alameda, pleno centro de Santiago. Saluda muy temprano a todos los transeúntes que caminan raudos a sus trabajos, y los despide cuando retornan a sus hogares.
Aunque es querido por la mayoría de los vecinos, nunca falta la vendedora que lo aleja de su puesto, si el curioso peludo de color negro y raza mestiza, deambula cerca de su mercancía.
Es agradable observar como el mesero del restaurant de la esquina, escucha con agrado, los ladridos de Cacique cuando ordena las mesas y fierros de resguardo del lugar. Como que el perrito le quiere decir “¿por qué pones eso todos los días?”.
“Lo veo todas las mañanas olfateando a la gente , jugando con lo que encuentra, y ladrándole a las personas que no le dan confianza. Es muy querido, la mayoría le hace cariño y él, se deja querer ”, comenta uno de los vecinos.
Pero el peludo no está solo, tiene un amigo, quien le enseñó a subirse a los grandes maceteros ornamentales del paseo peatonal, para descansar sobre la tierra suelta. “Ese perro blanco es su yunta, con él juega y aprende nuevas travesuras”, indica una señora que vende mote con huesillo en la esquina.
Cacique acompaña a su humano todos los días a trabajar y en las tardes regresan juntos a casa. Algunos lunes no abre el kiosko y se siente la ausencia de este hermoso niño gigante, quien trae alegría a esta calle llena de gente azotada por el calor de este verano 2024.
Es de esperar, que podamos contar con la presencia de este can tan especial, por mucho tiempo más.
