Esto es lo que sienten los gatos cuando los abrazamos

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Los gatos domésticos, que comparten nuestro entorno desde hace más de 10.000 años, han sido objeto de una selección o presión reproductiva que se remonta a la antigüedad por diferentes razones, tanto estéticas como funcionales. Sin embargo, su domesticación no ha suprimido toda su naturaleza independiente y sus necesidades intrínsecas.

Aunque se les reconoce como animales de familia o mascotas, los gatos son seres vivos con requerimientos muy particulares y una forma única de expresarse y comunicarse con el mundo que los rodea. Es un error común interpretar sus comportamientos y señales como lo haríamos con un perro, y mucho menos tratarlos como si fueran seres humanos.

Cómo establecen los vínculos los gatos

La singularidad de los gatos radica en su capacidad para establecer vínculos estrechos con sus cuidadores mientras mantienen su autonomía y personalidad independiente. Comprender sus sutiles gestos, maullidos y posturas corporales es fundamental para interpretar sus necesidades y sus emociones. Reconocer la naturaleza felina y respetar sus instintos es esencial para fomentar una convivencia sana y satisfactoria tanto para el gato como para su familia humana.

La individualidad felina

Al igual que las personas, cada gato tiene su propia personalidad. Algunos son extrovertidos y buscan el contacto físico, mientras que otros son más independientes y prefieren mantener cierta distancia. En el caso de las razas felinas con pedigrí, es más habitual que la presión reproductiva se haya enfocado en potenciar la docilidad y el afecto, como en las razas del ragdoll o de LaPerm.

Muchas razas felinas, seleccionadas por sus rasgos dependientes, tienden a disfrutar de los abrazos y la cercanía de sus cuidadores. Por otro lado, los gatos comunes sin raza, que constituyen la mayoría de los felinos domésticos, pueden variar considerablemente en cuanto a su grado de docilidad. Factores como su origen, si provienen de gatos callejeros o criados en el interior de un hogar, y su historia de interacción con humanos, influyen en su comportamiento y disposición hacia la cercanía y el contacto con las personas.

Los gatitos que han tenido una socialización positiva con humanos desde una edad temprana suelen ser más receptivos a los abrazos. Por otro lado, aquellos que no han tenido una experiencia similar pueden ser más reacios. Entender estas diferencias ayuda a establecer relaciones más enriquecedoras y respetuosas con nuestros compañeros felinos.

Señales de que un gato no está feliz con los abrazos

Los gatos se comunican principalmente a través de su lenguaje corporal. Cuando los abrazamos, pueden interpretarlo como una señal de dominación o amenaza. Cuando las personas intentan abrazar a un gato al extender sus brazos, el felino puede sentirse amenazado, lo que lleva a que reaccione evitando el contacto o defendiéndose.

Por consiguiente, es importante conocer y entender las señales de incomodidad y evitación de los gatos, entre las que se encuentran:

  • Orejas hacia atrás: Si las orejas del gato están pegadas hacia atrás cuando lo abrazamos, es una señal de incomodidad.
  • Cola agitada: Una cola que se mueve rápidamente o de manera inusual indicar estrés e irritación.
  • ​Intento de escapar: Si el gato lucha abiertamente por liberarse de los brazos, está claro que no está disfrutando del contacto.

Ignorar las señales de incomodidad de un gato y molestarlo no tiene el mismo efecto que con las personas. Los gatos no entienden ese tipo de bromas, lo que puede dañar la confianza y el vínculo.

¿Cómo abrazar a un gato de manera adecuada?

Al abrazar a un gato, es fundamental observar su reacción y prestar atención a su lenguaje corporal. Si el felino parece relajado, ronronea y acepta el gesto, se puede continuar con cuidado. Pero no todos los gatos disfrutan de los abrazos, incluso un gato que haya respondido satisfactoriamente a un abrazo en un momento dado, puede no desear el siguiente, demostrando así la importancia de respetar sus cambios de ánimo y preferencias individuales.

En lugar de los abrazos, se pueden considerar alternativas como acariciar suavemente su cabeza, su barbilla o su espalda, ya que algunos prefieren esta forma de demostración de cariño.

A la larga, no hay una respuesta universal a qué sienten los gatos al ser abrazados, ya que no tienen una mente colmena sino que se trata de individuos con preferencias únicas. Algunos adoran los abrazos, mientras que otros los toleran o simplemente los evitan. Como amantes de los felinos, debemos aprender a leer sus señales y respetar sus límites. Después de todo, un gato feliz es un gato que se siente comprendido y respetado.

Fuente:20minutos.es