Luego de semanas de estrés e incertidumbre respecto al futuro del hogar de 200 perros y 18 gatos, hoy el equipo de la Fundación Donde la Mery pueden respirar tranquilos al tener asegurado el espacio para todos los animales que están a su cargo. No les fue renovado el contrato de arriendo de la parcela que ocupaban, ante lo cual debían abandonar dicho lugar pero la pregunta era ¿a dónde?: existía la posibilidad de arrendar otra parcela, sin embargo nuevamente se podía volver a lo mismo respecto a la no renovación del arriendo y por eso la compra de un terreno fue la meta que se puso la organización.
Tras un sin fin de rifas y aportes de particulares, la meta se pudo concretar y la fundación era propietaria de un espacio para construir nuevamente allí el Refugio Donde la Mery. Pero se venían más problemas, el dueño del terreno anterior pidió, vía tribunales, una orden de desalojo y después de intensas negociaciones se logró una prorróga de tres semanas para trasladar los caniles y los más de 200 habitantes del lugar.
El plazo fatal era el lunes 18 de abril y felizmente se pudo lograr la hazaña de trasladar a los animales en el tiempo establecido por los tribunales. “El traslado nos tomó 4 días y 2 noches de viajes: los vehículos fueron orinados, vomitados y defecados. Nuestros voluntarios fueron ensuciados con lo anterior, además de ser mordidos y rasguñados, pero estamos bien: del antiguo refugio, por falta de tiempo, sólo logramos rescatar las planchas de zinc de un alero -donamos las maderas, mallas y cañerías de 2 caniles y el jardín a una familia de escasos recursos, pues no nos dieron más tiempo ni autorizaron para desarmar el resto de las estructuras, retirar plantas en tierra ni a limpiar-“, señaló la organización animalista respecto a la mudanza al nuevo lugar del refugio.
Asimismo, la Fundación Donde la Mery acotó: “cómo ven iniciaremos desde 0 nuevamente, pero está vez en nuestro propio terreno, por tanto, iremos reconstruyendo poco a poco, con materiales definitivos y mejor. Nuestros gatunos ahora están en un espacio más grande que el anterior y con posibilidad de ampliarlo aún más. Aún nos falta gatificar, iremos incorporando poco a poco los cambios, pues el estrés en los gatunos es cosa sería, más en los nuestros que son positivos a leucemia y sida”, puntualizó la entidad.
Hoy el refugio requiere apoyo en la compra de materiales para terminar de construir los distintos caniles del refugio y, al igual que otros recintos animalunos, comprar semana a semana el alimento de nuestros compañeros peludos. Todos los aportes se pueden hacer en la siguiente cuenta:
Cabe señalar que la historia del refugio se remonta al año 2003, oportunidad en la cual «compré (Myriam) una perrita mestiza en el Paseo Ahumada. El vendedor decía que era cocker spaniel y la traía al interior de su mochila, ella tenía 1,5 meses de nacida, le habían cortado la cola y tenía una barriga gigante. Convencí a mi madre de que la perrita era cocker y me permitió dejarla en el departamento, dos días después ella comenzó con una crisis de parásitos y estuvo hospitalizada por una semana, luego se recuperó. Ese fue el comienzo de todo», rememora Myriam, respecto a los inicios de Dónde La Mery que a causa de la cantidad de animales que fueron sumándose se pasó de un departamento a una parcela para que así todos nuestros animales pudiesen vivir dignamente.
Día a día la organización rescata, rehabilita, esteriliza y reubican a cientos de animales que necesitan una mano amiga que los ayude y les devuelva la fe en la humanidad, quehaceres en los cuales el refugio juega el rol de ser una pieza fundamental: es hogar temporal o definitivo, sólo si las circunstancias así lo justifican, de los animales ayudados por la organización.
La invitación, a la larga, es ayudemos a que la Fundación Donde La Mery pueda seguir ayudando a decenas de perros y gatos abandonados. Una tarea noble donde el apoyo de todos es vital, con el fin de la continuidad de la misma.