30 de Julio 2019
Uno de los grandes temores de quienes tenemos como compañeros de vida a animales es que éstos se pierdan, sintiendo la angustia de no saber cómo está. Eso fue lo que le sucedió a Javiera Rivas y su familia, tras decidir dejar a sus gatitos en un hotel felino de San Bernardo por un cambio de casa, un proceso de por sí estresante.
“Debido a un cambio de domicilio, me vi obligada a buscar hotelería para mis tres gatos, Ocelote de 11 años, Junior y Charlie, ambos de 5. Me decidí por una tienda que ha participado en actividades de la fundación muchas veces y que ofrece este servicio. Luego de varias conversaciones, llevé a mis gatos el día 28 de Abril: si bien el lugar no tenía las condiciones exactas que ofrecían, confié en dejarlos porque conocía a los dueños. Demás está decir que aquellos a quienes dejé en sus manos eran parte de mi familia”, explicó Javiera Rivas, en cuanto al comienzo de esta historia.
Todo iba bien, hasta el 2 de mayo, recuerda Javiera. “Ese día a las 9.37 am se comunicaron desde el “hotel”, para informarme que habían entrado a robar a su casa y negocio, mientras la familia dormía. Y que a consecuencia de ello dos de mis gatos se habían escapado, Posteriormente recuperaron a Junior y a Ocelote no”, explicó Rivas y luego agregó: “la angustia fue terrible, Ocelote, el gato que nos había acompañado por 11 años estaba perdido en un lugar desconocido para él. A una hora aprox. del lugar dónde resido hoy transitoriamente”, acotó Javiera.
Luego del aviso, los humanos de Ocelote llegaron rápidamente hasta las dependencias del hotel y colocaron jaulas trampas con la esperanza de que el felino iba a regresar al lugar. Hasta el momento, tristemente, no ha pasado nada.
Las incongruencias del hotel
Desde el día del extravío de Ocelote, la búsqueda del gatito ha sido sin pausa esperando reencontrarlo más temprano que tarde. Sin embargo, junto con la angustia de no hallar pistas del rastro del felino, con el pasar de las semanas han salido a la luz, a juicio de Javiera, algunas incongruencias en la versión del hotel entregada tras el “robo” sufrido en sus instalaciones.
“Posteriormente descubrí publicaciones en grupos de San Bernardo , subidas un día antes del supuesto robo del “tienda y casa”. En estas publicaciones se busca a Ocelote, MI GATO, y se pide expresamente NO LLAMAR AL NÚMERO DE LA PLACA, si no a ellos.Al enterarme de esto recurrí a las comisarías del sector buscando la denuncia por el robo de más de 8 millones de pesos que supuestamente habían sufrido. No había ninguna denuncia, ninguna constancia. Un hecho que se supone vulneró hasta tal punto la seguridad de su familia y negocio no figura como denuncia donde debiera”, comentó Javiera al respecto.
Frente a lo anterior, Rivas explica :”me advirtieron que lo del robo sonaba a mentira, pero quise confiar en la palabra de ellos. Es por eso que hago esta denuncia pública sin nombrar a los responsables, así darles el beneficio de la duda y la oportunidad que me demuestren que aquel robo en realidad ocurrió y no es una vil excusa para no responsabilizarse por la pérdida de Ocelote. De no obtener pruebas por parte de los responsables de que aquel robo sucedió realmente, me veré obligada a dar nombres y proseguir con la denuncia contra ellos en fiscalía cuyo escrito ya se está redactando. En Chile los animales aún son considerados bienes muebles y estas personas estaban a cargo de los míos, ciertamente su negligencia va a tener consecuencias”, enfatizó la humana de Ocelote.
Una historia con una versión de extravío que genera más dudas que certezas y donde, lamentablemente, no hay pistas concretas en torno al paradero de Ocelote, el gatito perdido.
