#MIRADANACIONAL El naufragio de las vacas

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12 de Julio 2019

Probablemente pocas personas sepan que miles de animales son transportados cada año por ferry durante varios días en el extremo sur de Chile, hasta que una noticia desafortunada como la de la nave encallada en la región de Aysén llega a los medios nacionales tres días después del suceso.

244 bovinos a bordo del barco de la empresa Navimag iban en este viaje, de los que 32 ya fallecieron, probablemente por inanición, deshidratación o estrés, después de estar más de cuatro días completos hacinados en camiones, sin comida ni agua. Todo esto  flotando en los canales de una de las regiones más extremas de nuestro país.

La ONG Animals’ Angels, fundada en Alemania y con más de 20 años de experiencia en investigación en transporte de animales, ya conocía este caso, pues en 2016 y 2018 envió a un equipo investigador para conocer las condiciones de los animales a bordo de estas naves, después de ver un video con decenas de caballos agonizantes, grabado por un turista en 2012.

Esta empresa de ferries conecta la región de Magallanes con otras zonas del país y ofrece el servicio de transporte de cargas que, comúnmente durante los meses de invierno, son camiones con animales. Miles de vacas, novillos, vaquillas, y algunos caballos, son transportados hasta la región de Los Lagos  o sus alrededores para engorde o bien directo a manos del matarife.

Más allá del trágico destino de todos estos individuos, los que vienen del extremo sur se llevan una de las peores partes con un viaje largo y en el que son sometidos no sólo  a las inclemencias del tiempo sino, también, el  intenso movimiento de la nave durante ciertos tramos. “Es común que los animales no tengan suficiente espacio para moverse o recostarse sin ser pisoteados por los demás y esto mismo dificulta el acceso al agua y comida de todos ellos, porque simplemente no hay lugar”, señaló Diamela Covarrubias, quien observó a los animales dos veces  en la ruta Puerto Natales – Puerto Montt.

Los viajes duran aún más para los animales que comienzan su trayecto antes de la partida y terminan el viaje después de la llegada del ferry. Las vacas permanecen en el camión, sea cual sea su estado de salud, en una de las situaciones más estresantes que pueden vivir y sin posibilidad de escapar en caso de ser necesario. “En 2018 vimos un novillo que se quedó con la cabeza atrapada en una puerta, estuvo horas sin poder salir y tuvimos que pedir que alguien interviniera, y así poder ofrecerle agua y comida” recordó Diamela.

Una de las publicaciones de Animals’ Angels explica por qué el sufrimiento es inherente al transporte de larga distancia de animales, y es que aún cuando las normas y la fiscalización avance, las cinco libertades del bienestar animal se verán mermadas una y otra vez por las muchas variables que implica un viaje de tales características. Si bien el mayor ejemplo de esto es el accidente del pasado viernes, (o incluso el de 2014),  observaciones en terreno realizadas hace menos de un año indican faltas tan básicas como demasiados animales por vehículo, camiones que no traen comida ni bebederos y que no permiten la instalación de ellos para todos los animales.

La regulación nacional de transporte de ganado es insuficiente para evitar el sufrimiento de los animales, especialmente en este caso donde nos encontramos frente a frente con los obstáculos de nuestra compleja geografía. ¿No habrá una alternativa más humana?, es la pregunta que surge al respecto.