Por primera vez tanto animalistas como reporteros gráficos, tras notificar su presencia al Ayuntamiento en cuestión, reciben protección especial de la policía, tal y como decidió el Departamento de Interior de la Generalitat tras los graves incidentes de Mas de Barberans: cuatro personas fueron detenidas por los Mossos d’Esquadra tras empujar y golpear a dos antitaurinas que trataban de grabar el espectáculo. Dos semanas antes, según confirmó la policía autonómica, activistas de la misma asociación AnimaNaturalis fueron agredidos en Aldover -también en la provincia de Tarragona- por el mismo motivo.
Dado que, pese a los incidentes denunciados, AnimaNaturalis ha advertido que va a continuar con las grabaciones para sus campañas de denuncia de la brutalidad de los ‘correbous’, la Delegación del Govern en las Terres de l’Ebre y los expertos de Interior se han visto obligados a diseñar un sistema para evitar fricciones entre animalistas y aficionados a este tipo de festejos.
Fuentes de dicha Delegación confirmaron a EL MUNDO que el protocolo de seguridad se actualiza en cada municipio, dada la diferencia de formato (plaza portátil, encierro, etc) entre los cerca de 200 correbous que se celebran durante los meses de verano en el sur de la provincia de Tarragona. Concretamente en Alcanar, Santa Bárbara y L’Aldea tienen lugar en espacios públicos abiertos, por lo que la Delegación del Govern se ha reunido con las comisiones taurinas para tratar de controlar el acceso de los animalistas y determinar una ubicación concreta.
La portavoz de AnimaNaturalis, Aïda Gascón, una de las agredidas en Mas de Barberans, ha reiterado que las últimas agresiones no son hechos aislados y que sólo la presencia policial puede evitar que, “como mínimo”, les increpen. La filmación de los correbous se ha convertido en material candente de cara a las denuncias presentadas por maltrato animal y a campañas de sensibilización que “poco a poco van arrojando resultados” como por ejemplo la abolición de los toros, este mismo mes después de 36 años de correbous, en la localidad gerundense de Torroella de Montgrí.
A finales de julio de 2010 el Parlament de Cataluña abolió las corridas de toros en suelo catalán. Sin embargo, apenas dos meses después blindó los ‘correbous’ por considerarlos parte del patrimonio festivo haciendo oídos sordos a las críticas de las plataformas en defensa de los animales, que las consideran una salvajada en la que el toro padece un tremendo estrés y puede resultar golpeado, quemado e incluso muerto.
Fuente:ElMundo.es
