Uno de los sectores más afectados, tras el maremoto que afectó a la Región de Coquimbo, fue la zona de la caleta de Baquedano. Destrucción de casas, locales comerciales , animales heridos y/0 abandonados, barcos y botes en lo que antes era una calle y mucha agua en la zona era parte del panorama que se veía tras el desastre natural. Realidad que, gracias al esfuerzo de la comunidad y de cientos de voluntarios además de personal del Ejército, rápidamente pudo ser dejada tras reconstruyendo gran parte de lo que se conoce como Caleta Baquedano.
Hoy al recorrer las calles de Baquedano , tras tres meses del terremoto y posterior tsunami que afectó al país, la sensación es de un lugar que no ha sufrido en el último tiempo destrucciones, como la acaecida en el mes de Septiembre pasado. Fuimos a visitar el lugar, conjuntamente con Erick Medina, conocido rescatista animal de la zona y voluntario de la agrupación Animalista Coquimbo-La Serena.
“Se siente un aire de esperanza, ver que la gente se unió a pesar de la destrucción que hubo en el lugar. Chile se caracteriza por ser solidario, me gustaría si que algun dia esta misma solidaridad fuese con los animales también”, nos comenta Erick respecto a los avances logrados en el lugar. En nuestro caminar vemos en algunos terrenos escombros y casas destruidas, que nos trae a la mente la destrucción que afectó a la zona.
Los animales, al igual que las personas, se vieron fuertemente afectados por el desastre natural. Perros y gatos heridos, algunos muertos y otros sin hogar producto de que el suyo estaba completamente destruido era parte del panorama que se enfrentaron los rescatistas, entre los cuales estaba Erick.
“Lo que hicimos fue conseguir de inmediato hogares temporales para algunos, sobretodo para los perros rescatados. Estimo que fueron unos 30 animales en total que sacamos de aquí y que fueron distribuidos de a poco en hogares. La cuenta en las veterinarias nos subieron mucho, pero al fin y al cabo nosotros trabajamos 
por ellos y de alguna forma nos arreglamos para poder pagarlas, que cabe destacar que sin la ayuda monetaria de la gente no seria posible que ayudaramos tanto”, recuerda Erick,al preguntarle por la situación de los animales en el terremoto. Fueron múltiples las historias de animales que conoció esos días Erick, pero la de Gandalf lo cautivó.
“Gandalf es un perrito blanco que lamentablemente ya no esta con nosotros, por los problemas que tuvo al tragar tanta agua de mar. Llego mucha agua a sus riñones, a pesar de lo imposible que se hizo por el no tuvimos que eutanasiarlo pues estaba muy mal. No fue capaz de sobrevivir”, relata Erick.
Seguimos caminando por las calles de la Caleta Baquedano, donde nos cruzamos con algunos perros que tienen dueño deambulando por el sector. Ese es, nos explica Erick, una de las principales problemáticas que hay en torno a los animales: una despreocupación y tenencia irresponsable de los animales, lo que en muchos casos trae consigo atropello, maltrato y problemas vecinales por el actuar de nuestros animales
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Bajo este contexto, Medina acusa que las autoridades de la comuna de Coquimbo no han afrontado adecuadamente la problemática de la sobrepoblación animal, lo que se ve reflejado, a su juicio, en el no desarrollo de una política integral pro animal.
“En Coquimbo las autoridades no están ayudando de buena manera y los centros de ayuda no ayudan mucho, prima la idea de que finalmente por que los perros tienen “dueños” por ende los “dueños se deben hacer cargo de ellos. Cada vez hay mas animales abandonados, perritas pariendo, perritas en celo y cada vez mas atrasan las esterilizaciones que ayudan. Pero no es el 100% del trabajo, ya que para completar ese 100% debe haber una ley mas dura hacia las personas que maltratan o que botan animales, sin una ley dura el trabajo del rescatista es en vano”, puntualiza el rescatista.
En nuestro andar hemos llegado ya a los límites del sector de Baquedano, donde a una corta distancia podemos ver la Costanera y el mar que yace tranquilo con el constante ir y venir de las olas acompañado del graznar de las gaviotas dándole sonido a una tarde de domingo tranquila. Un mar que de un minuto a otro puede cambiar su fisonomía, recordándonos una vez más que la naturaleza es capaz de borrar toda creación humana en unos pocos minutos.
