Al hablar en torno a la pandemia del coronavirus y las cuarentenas decretadas a causa de ella, uno de los elementos que surgen es la de decenas de zoológicos a nivel mundial pidiendo apoyo a la ciudadanía con el afán de financiar la alimentación de los animales y otros gastos operativos. Situación que, expresan desde el mundo de la protección animal, grafica la necesidad urgente de la reconversión de los zoológicos bajo el formato de un ecoparque.
En este sentido, Leandro Fruitos, colaborador de la Fundación Franz Weber en Argentina e impulsor de diversos programas de reconversión de los zoológicos, la pandemia y el aislamiento “está acelerando distintos cambios culturales que ya se venían gestando. Y, algunos de esos cambios culturales tienen que ver con conductas de consumo, de entretenimiento, basado en la cautividad animal, claramente. Y los zoológicos, la industria zoológica, forma de esa oferta de entretenimiento”, expresó Fruitos en el live “La reconversión de los zoológicos: la propuesta de ZooXXI” que se transmitió hace algunas semanas a través de las plataformas de Equipo de Protección Animal EPA Chile y su medio epanews.cl.
Frente al escenario marcado por la pandemia y la imposibilidad de los zoológicos en cuanto a recibir visitas, dichos lugares “apelan a la empatía que puede generar en el consumidor el hecho de que no hay dinero para mantener a estos animales y no hay dinero para mantenerlos hoy, no hay dinero para mantenerlos mañana, no es que te plantean dentro de tres o cuatro meses. Entonces, es un discurso que en realidad intenta transferir un poco la responsabilidad sobre el presente y el futuro de la vida de esos animales en la cautivada, al consumidor: es un discurso un poco hipócrita, porque es una situación totalmente previsible en el sentido de que, estas instituciones lo que buscan con estos animales es el lucro y deben plantear escenarios de emergencia, escenarios de crisis referente a qué pasa si ante una eventualidad, no necesariamente una pandemia pero cualquier tipo de eventualidad, el público no pueda consumir ese producto. ¿Qué pasa con los animales que son vidas sintientes están a nuestro cargo?, esa responsabilidad no puede ser de ninguna manera transferida a los consumidores, en ningún tipo de aspecto. Y de hecho, la legislación chilena y en cualquier lugar del mundo no les permite transferir esa responsabilidad al consumidor, al usuario del servicio”, puntualizó Fruitos.
A juicio de diversos especialistas, el modelo actual de los zoológicos podría asociarse como una máquina del olvido pues, a la larga, se ven solamente cuerpos de animales en un hábitat artificial y no actuando de modo natural. Opinión compartida por Fruitos, pues, señala, si bien dichos lugares argumentan el factor educativo como su principal razón de ser, no llevan a la práctica lo anterior.
“La educación es un fundamento loable, importante, que si fuese real, sería muy interesante de que así sea, pero lo cierto es que el zoológico nunca cumplió con ese pilar fundamental de su sustento teórico, ¿por qué?: justamente cuando uno va a un zoológico, ve un animal en la cautividad y ese animal en la cautividad naturalmente responde a ese entorno extraño, a ese entorno artificial de una manera muy distinta a la cual debería responder en un medio natural y en un medio que le sea propio. Entonces, lo que uno aprende cuando va a un zoológico o a un acuario, aprende algo totalmente antinatural de lo que significa ese animal que estamos viendo ahí, ese individuo o esa especie”, enfatizó Leandro Fruitos.
Un ejemplo del no cumplimiento de la función educativa de los zoológicos se da en el ex zoológico de Mendoza, según Leandro, “donde tenemos cuatro elefantes en la cautividad y de los cuales uno de ellos es africano y vive solo, por décadas se ha enseñado a la gente de que esa elefante puede vivir sola: lo cierto que en la naturaleza es muy raro encontrar un elefante solo, si esta solo es porque algo muy malo le está pasando, ni siquiera cuando están enfermos se alejan de su manada. Nos preguntamos ¿por qué los zoológicos nos están enseñando realidades que no son naturales? y realidades que, en realidad, no está bueno que construyamos tampoco porque tampoco es bueno enseñarle a un niño a una niña o a un adulto que el humano puede encerrar a este tipo de individuos, porque no es bueno ni para el individuo, ni para nosotros como especie”, reflexionó Fruitos.
Cabe señalar que el modelo propuesto es de Zoo XXI, el cual involucra los siguientes pilares: darle prioridad a las especies autóctonas del país, que la ciudadanía juegue un rol relevante en las decisiones tomadas, uso de la tecnología para dar cuenta de los comportamientos de los animales en sus hábitats naturales y así se evita la cautividad de ellos y finalmente que el fin principal sea la educación en pro de una empatía animal.
En definitiva, la reconversión de los zoológicos es una lucha en pro de los derechos de los animales y el fin de la cautividad de estos que no parará hasta lograr su cometido, dónde todos podemos colaborar.
Producción: Felipe Pávez /Transcripciones: Belén Villalobos.
#TENDENCIAS Los niños apuestan por un mundo sin zoológicos y con mayor empatía animal