21 de Octubre 2019
Haciendo un balance del mundo actual, uno de los elementos que destaca es la presencia cada vez mayor de una filosofía de vida cuyo eje de acción alude a la empatía animal. Sentimiento que está presente, especialmente, en los niños, los cuales, precisamente, apuestan a un mundo sin zoológicos y que respete a los animales.
Los argumentos para sustentar la idea de un mundo sin zoológicos, por parte de los menores, apuntan a respetar el hábitat de los animales, criticar el encierro de los animales por no respetar sus necesidades como seres vivos y dilemas éticos para sustentar el modelo implementado por los zoológicos. En epanews.cl conversamos con un grupo de niños y adolescentes, además de sus papás, quienes dieron cuenta de sus argumentos y sentimientos respecto a los zoológicos.
¿Por qué rechazar los zoológicos?
De acuerdo a María Jesús González, adolescente de 16 años y voluntaria de la Fundación Inkan Animal, “estoy en contra de los zoológicos, porque normaliza ver animales encerrados y muchas veces están en condiciones deplorables. Además, que perpetúa la relación de dominancia entre humanos y animales, esto provoca que los animales sean vistos como seres inferiores y cómo que no tienen sentimientos: normaliza verlos encerrados, normaliza verlos ahí y que los seres humanos podemos hacer lo que queramos con los animales -porque ellos no sienten-“, puntualizó González.
En este contexto, la joven de 16 años acotó: “llevar a los niños a los zoológicos y mostrarles que es algo completamente natural, mantener a los animales en cautividad, es algo muy triste. Mucha gente cree que los zoológicos es un lugar que educa a los niños, pero estamos en el siglo XXI y existen muchos otros métodos para enseñarles a los niños qué son los animales y qué comen: porque consideramos a que los animales son seres inferiores, acontecen los casos de maltrato animal”, dijo la activista por los animales.
Por su parte, Martina Orrego, amante de los animales de 10 años, señaló: “yo creo que los animales deberían estar en su hábitat natural, porque allí nacieron y crecieron. Si un animal nació en cautiverio, puede que esté acostumbrado, pero no va a ser la misma felicidad o tranquilidad que se siente cuando se encuentran en su hábitat natural: es mucho mejor que todos los animales estén en su zona de hábitat natural, dónde deberían estar y no en un zoológico. Se supone que ellos por algo están en su hábitat natural, tienen las condiciones necesarias y un zoológico, en cambio, no les proporciona todo lo que los animales necesitan – le va a dar comida, la luz del sol, las habilidades para cazar y por eso es mucho mejor su hábitat propio-“, comentó Orrego.
Martina comenta que “el zoológico no debiera estar, porque lo único que genera es hacer sufrir a los animales. No están con su manada, no tienen las condiciones necesarias y no les da lo que necesitan. El zoológico no les da absolutamente nada, sólo un poco de comida y un lugar para dormir, sólo una jaula dónde los animales pasan todo el día en la jaula y dónde la gente va a sacarse fotos y no se preocupan cómo están los animales”, indicó la joven amante de los animales.
La cautividad de los animales, también, es el argumento esgrimido por Julian Nuñéz, de 13 años y voluntario de la Fundación Esperanza Animal, para rechazar los zoológicos. “Los zoológicos mantienen cautivos a los animales, uno dice que todo es muy bonito. Pero los animales sufren encerrados y se sienten asustados a ver tanta gente, además que también tienen sentimientos y ellos quieren estar libre”, comentó al respecto Nuñéz.
En tanto, Colomba González (16 años), activista de Animal Libre y voluntaria de la Fundación Inkan Animal, considera que los zoológicos “son cárceles para seres inocentes que su único crimen fue ser animales. Encerrar animales contra su voluntad en un espacio muy reducido comparado con su habitad natural es éticamente incorrecto: los zoológicos y acuarios en general no se preocupan por el bienestar animal, por sus intereses y necesidades biológicas. Al contrario, muchas veces se les considera objetos, cosas que pueden ser exhibidas como una obra de arte”, dice González.
Antonia Valentino, adolescente de 17 años y voluntaria de Fundación Huella Animal, plantea que “está mal la existencia de los zoológicos, porque ocupan a los animales como objetos de entretenimiento para las personas. Y por eso los sacan de sus lugares respectivos, eso hace mucho tiempo se hacía con las personas y ahora que se realice con animales es algo fatal: ellos sienten y tienen sus lazos familiares, entonces vivir en un lugar confinado dónde no conocen a nadie debe ser muy duro para ellos. Las personas que van a los zoológicos no le tienen un respeto a los animales, los ven como algo inferior y esos humanos se creen superiores porque están libres y los animales encerrados en una cárcel, ellos no cometieron ningún crimen para estar ahí”, acotó Valentino.
Agustina Martínez Gálvez, una chica de 11 años y voluntaria de Equipo de Protección Animal EPA Chile, rechaza a los zoológicos por el sufrimiento de los animales que se encuentran en el lugar. “Los animales sufren mucho, por la temperatura, luchan por la comida que le dan y la cual no es apta para ellos: ellos no quieren demostrar que están tristes y sufriendo a la gente, entonces se demuestran felices ante los demás, pero están tristes. y por eso a mí no me gusta ir a los zoológicos, no pagaría por ir a ver animales sufriendo”, señaló al respecto Agustina.
¿Cuáles deberían ser los próximos pasos en cuanto a la realidad de los zoológicos?
Si bien todos los entrevistados están de acuerdo con la necesidad de poner fin a los zoológicos por la crueldad animal involucrada en su accionar, Antonia Valentino cree que el proceso no va a ser fácil.
“Es muy difícil que lo cierren de un día para otro los zoológicos, lo que se podría hacer es Santuarios donde dejar a los animales y en el cual no sean explotados. Que tengan los animales sus respectivos hábitats naturales, un león no tiene por qué estar en Santiago”, apuntó la voluntaria de la Fundación Huella Animal y luego acotó: “es importante eliminar no sólo los zoológicos o los acuarios sino, también, los circos con animales y poner fin a la mirada del animal como un objeto – ya sea para alimentación u otro propósito, donde el fin sea acabar con su vida o confinarlo a un lugar estrecho-. El no eligió eso y si antes se lo hacíamos a los humanos, ahora lo realizamos con los animales y debemos ir evolucionando cada vez más como sociedad: debemos aprender que ellos están con nosotros y no para nosotros. Creo que el veganismo es el futuro, donde todos debemos ser más empáticos con los otros seres vivos”, dijo Valentino.
En tanto, María Jesús Gonzaléz , dice que “no creo que deban existir los zoológicos sino los refugios, que no se dediquen al show de cómo van a mostrar los animales sino a cómo están ellos.He escuchado mucho que los niños dicen que necesitan tener 18 años para poder ayudar y 35 con el fin de consolidarse y viajar a África a ayudar, siendo que en Chile existe maltrato y existe justicia. Me gustaría decirle a los niños y adolescentes que, también, se puede hacer algo: puedes opinar y tienes el derecho de decir lo que piensas; me gustaría que investigarán un poco, porque hay muchas cosas que no se saben de los zoológicos: hacen que entre las especies se apareen entre sí para tener más animales en cautiverio, investiguen y que ellos den su opinión. Yo no puedo opinar por sobre ellos”, agregó la voluntaria de la Fundación Inkan Animal.
La opinión de los padres
Los padres muestran su apoyo a la re conversión de los zoológicos, apostando a mayor empatía con los animales. Aunque hay discrepancias en algunos puntos de la temática.
Bajo este contexto, Débora Muñoz, madre de tres niños entre 5-11 años, dijo “no me gustan los zoológicos, porque los animales están encerrados. Pero, por otra parte, es la única forma de que un niño sepa algo más sobre un animal: no es lo mismo ver a un animal que lo tienes al frente, que observarlo por una foto o a través de una pantalla. Los zoológicos son un lugar triste, porque están encerrados desde el día que nacen hasta el día que se mueren”, reflexiono Muñoz en este sentido.
El factor educativo de los zoológicos es un punto cuestionado por Claudia Villegas, madre de Martina, quién replicó: “la gente se justifica que en los zoológicos los niños pueden aprender y que pueden conocer a los animales, para mí es pura basura. Para eso está la tecnología – los niños pasan la mitad del día conectados a la televisión u otro aparato, pasan jugando y mirando basura, conectados a mil cuestiones-, los libros -el olor del papel de un libro nuevo jamás va a superar una tablet. Es una experiencia diferente, tú te conectas con otro mundo a través del libro-. La imaginaría (en torno a los animales) te la está entregando la tecnología y los libros”, recalcó Villegas.
Lo anterior es refrendado por Martina Orrego, hija de Claudia, quién dice al respecto:”he conseguido aprender harto de los animales en los libros y la televisión, más que ver al animal en sí. Es una manera diferente de ver la información, que me interesa porque quiero aprender de un ser que yo no soy: si ves a una persona, lo más seguro, que le guste cierto tipo de ropa o comida porque es prácticamente igual a mí; el animal, en cambio, tiene una forma distinta de vivir, sentir, pensar y se ser físicamente.Los animales tienen otras habilidades, el gato puede escalar súper rápido y yo no puedo, tengo que tener un arnés o si no me caigo. Un perro puede olfatear muchas cosas a kilómetros de distancia, yo tengo que tener el objeto al lado de mi nariz, prácticamente, para poder oler”, comentó Martina.
En este sentido, Claudia cree que el interés de llevar a los niños a los zoológicos responde a una lógica del morbo, por parte de los seres humanos.
“Mucha veces, respecto al tema de los zoológicos , está presente el morbo. Este morbo del animal encerrado y doblegado ante el ser humano, es decir yo que estoy en este lado soy superior a ti, es una categoría que no sé de dónde nosotros los hombres la sacamos porque nos dijo que éramos la raza superior: queremos someter a los animales todo el rato al miedo, el pánico, la autoridad, o sea, lo que hace el ser humano, en el fondo, es quebrarles el alma a los animales. Eso hace el ser humano para someterlos, por eso les cuesta tanto confiar y de generar confianza hacia el ser humano”, indicó Villegas al respecto.
Angélica Sepúlveda, madre de María Jesús, muestra su apoyo a la reconversión de los zoológicos. “Me parece súper bien la re conversión, los niños y la juventud están cambiando nuestra manera de pensar. Para mí era entretenido ir a un zoológico cuando era pequeña, porque no pensaba en el sufrimiento de cómo los traían o el ambiente en que estaban – imagínate un oso polar acá o que un animal esté al lado del león, donde sabe que es su depredador- .Eso lo llegué a pensar eso ahora, con el pensamiento que tienen los más jóvenes, antes no lo veíamos así y me parece genial que los zoológicos se conviertan a refugios”, señaló Sepúlveda.
En definitiva, felizmente se observa, especialmente en las nuevas generaciones, aires de cambios que apuntan a la construcción de un mundo con más empatía hacia todos los seres vivos del planeta y lo cual está generando múltiples demandas a las autoridades respecto al desarrollo de leyes y políticas públicas a favor de nuestros animales.
Producción: Carolina Gálvez /Fotografía principal: Imagen referencial /Agradecimientos a Fundaciones Huella Animal, Esperanza Animal e Inkan Animal.