Al hacer un balance de los centros tradicionales de la ciudad de Santiago, entre otros lugares, resalta la Vega situada en la comuna de Recoleta: mercado mayorista cuyos orígenes se remonta a la época Colonial con el surgimiento del Barrio La Chimba y el cual actualmente funciona los 365 días del año. Un lugar en el cual hace aproximadamente 10 años trabaja sin descanso un grupo de voluntarios en pro de los animales, conocidos hoy en día como Callejeritos de la Vega y los que hace poco más de un año son Fundación; labor pro animal que fuimos a conocer hace algunos días.
Llegamos a la Vega Central, tras caminar unas cuadras desde Estación Mapocho, donde lentamente el tradicional mercado comienza a emerger con sus locales y la infinidad de productos que ofrecen al por mayor y menor, además de los vendedores ambulantes que con sus ofertas de productos copan acústicamente el ambiente acoplado con los gritos de los locatarios. En ese ambiente arribamos a uno de los locales del mercado, el centro de operaciones de Callejeritos de la Vega y que pertenece a Ana María Echeverría, una de las precursoras del trabajo a favor de los animales en la Vega junto a Silvana Pezzo.
El trabajo pro animal en el tradicional punto santiaguino comenzó tras la experiencia vivida un 25 de Diciembre por Ana María y Silvana, conocida en La Vega como La Negrita. “Un 25 de Diciembre nosotros con la Negra cuando nos íbamos en la tarde, tipín 6- 7 de la tarde, contamos 90 cachorros en las tres puertas principales de la Vega y eso nos choqueó y dio pena : ver el estado en qué estaban, las precariedades en que se encontraban, el calor, la poca comida y agua. Esos cachorros estaban condenados a morir, nos propusimos que eso no podía continuar pasando y que la próxima Navidad en la Vega no podía haber esa cantidad de cachorros, así nace la idea de ayudar a los animales donde los vacunamos y buscamos a gente que los pudiera adoptar. Además de comenzar a llamar a los vecinos locatarios , diciéndoles que ésta realidad no puede ser y pidiéndoles que nos ayuden a comprar comida y medicamentos para los animales”, recuerda Ana María Echeverría, rescatista pro animal, en entrevista con EPA news.
De ésta manera comenzó la labor de ayuda animal, instancia en la cual el foco estuvo en los perros. Esto, pues, ” los gatos estaban sobre los techos o dentro de los locales, en ese tiempo y ahora cuesta ver a los gatos . No es fácil verlos, acá los gatos son más cuidados por la gente de las bodegas que lo ocupan como control de ratas. Entonces no era chocante la realidad de los gatos en la Vega porque las gente los acogía y los cuidaba”, acota Ana María.
Una de las primeras prioridades de la labor que se establecieron fue el esterilizar a los animales, tarea en la cual fue clave, explica Ana María y Silvana, el apoyo dado por la entonces agrupación APLAC Santiago Centro que tenía como parte de su equipo a Magaly Cortés. La meta inicial fue no tener hembras en celo.
“La idea era no tener perras en celo, pues las perras con celo era una cosa terrible. Teníamos que esperar que terminará su celo, mientras quedaba una gran cantidad de perros abollados y personas que eran mordidas por los canes; era un caos y eso ya no se ve”, explica Magaly Cortés, quién es la Presidenta de la Fundación Callejeritos de la Vega. Si bien en un principio se apostó a esterilizar a las hembras dado a los recursos con que se contaba, con el pasar del tiempo y con el apoyo de los locatarios de la Vega se pudo comenzar a castrar a los machos.
Poco a poco el trabajo de la entonces organización APLAC se centró en la Vega, con lo cual pasaron a ser más conocidos como Callejeritos de la Vega y cuyo nombre finalmente decidieron adoptar cuando se convirtieron en Fundación hace un tiempo. Uno de los elementos claves en el trabajo que la organización lleva a cabo es el apoyo del médico veterinario Gonzalo Ramírez y la Clínica Tobalaba , quienes ayuda tanto en las esterilizaciones como en las emergencias animalunas que van surgiendo.
“La historia de Callejeritos de la Vega se remonta a la organización Aplac Santiago Centro, con cuyo nombre comenzamos a funcionar. Pero nadie nos conocía con ese nombre, nos ubicaban como Callejeritos de la Vega y por eso decidimos cambiarnos al nombre de Callejeritos porque éramos más conocidos así y queríamos ser una Fundación. Hicimos los trámites con la Municipalidad y hace un año ya somos Fundación Callejeritos de la Vega”, señala al respecto Cortés.
Los frutos del trabajo realizado
Al recorrer algunos de los pasillos de la Vega Central observamos cómo distintos perros que poco a poco se fueron quedando en el lugar, están paseando o durmiendo en los respectivos locales tapados del sol y el calor que se hacía sentir con fuerza. Un gato que está en el área de los baños llama nuestra atención, se pasea por los techos y se para arriba de un cajero del Banco Estado a mirar como una fila interminable de personas esperan su turno para sacar la plata de la cuenta y unos metros más allá una perrita convoca nuestra mirada.
En un puesto ubicado en uno de los pasillos de la Vega hay una perrita que duerme plácidamente en unos cartones tapada con una toalla para se enfrié, una escena tierna que se da gracias al cariño y respeto que Romina Ron y su mamá día a día le dan al can, la que se llama Loba.
“La Loba llegó hasta nuestro puesto el año pasado, recuerdo perfecto ese día porque llegó súper mojada. Justo en ese momento estaba trayendo unas toallas, con las que la sequé y le coloqué una cajita de plátano y ahí se quedó hasta el día de hoy: nosotros llegamos como a las 6: 45 y apenas me siente viene para acá (al puesto), le colocamos las cajitas que tiene como cama y no se va en todo el día. Se queda acá cuidando el carro toda la noche, me imagino que de repente se va a dar vueltas porque pienso que debe tener otros amos y de ahí vuelve”, explica Romina Ron, la mamá de Loba.
Romina se declara una gran amante de los animales, sentimiento que lo lleva a la práctica en su vida diaria. “En mi casa tengo cuatro animales más, para mí son mi compañía y son casi mis hijos. Tienen una lealtad casi incondicional, es un amor profundo que se siente al tener un animal; puedo tener un mal día, no contar con plata ese día, pero ellos siempre están ahí. Esos ojitos con que nos miran, ellos son los únicos que me podrían mirar con esos ojos. Y acá en la Vega se cuida a los animales”, acota Ron.
La motivación de trabajar por los animales, señalan desde Callejeritos de la Vega, es por lo que significan en su día a día. “Los animales me llenan mi alma, yo llegó en la mañana y todos aparecen a saludarme. Son parte de mi familia de La Vega, los ayudó y estoy con ellos: cuando se me pierde uno, comienzo a preguntarles a los mismos curados pues ellos los cuidan, les consultó para saber cómo están los perros y donde están. Son parte de mi vida los Callejeros de la Vega, la gente nos ayuda y cree en nosotros: nuestras rifas, nuestras ventas”, comenta al respecto Silvana Pezzo, parte de la Directiva de la Fundación Callejeritos de la Vega.
En este sentido, una de las metas de Callejeritos es lograr tener un recinto donde poder albergar a los canes más viejitos y cachorros que cada cierto tiempo, lamentablemente, van a abandonar a La Vega. “La idea es que en algún minuto podamos optar a algunos recursos, para que podamos tener un lugar para nuestros animalitos que cada día están más viejos. Que sea una casa, donde ellos puedan estar tranquilos y calientitos – porque los inviernos acá son terribles- y así evitar que el frío vaya matando a los animalitos y a las personas”, indica Cortés.
Después de unas horas nos vamos de La Vega, felices de que en el lugar se esté inculcando una cultura de respeto y acogida a los animales a causa del trabajo que día a día hace el equipo de voluntarios de la Fundación Callejeritos de la Vega. Si desea ayudar, puede contactarse con la agrupación a través del email callejeritosdelavega@gmail.com o de su fans page en Facebook.