Al igual que sucede con los humanos, en ocasiones nos podemos encontrar con canes que comen muy rápido y esa realidad, a juicio de los expertos, se puede deber, entre otros factores, a la ansiedad, glotonería o competencia con otros semejantes por el recurso alimenticio. Una situación respecto a la cual debemos preocuparnos si vemos que la conducta es repetitiva, acotan los especialistas.
La pregunta que surge es ¿cómo debemos actuar ante estos contextos? y la respuesta la entrega la etóloga clínica Valeria Castillo quien comenta: “algunos piensan que utilizando elementos o técnicas que dificulten el acceso a la tan preciada comida hará el milagro de regular a una mente insaciable y eso no ocurre, eso jamás lo debemos olvidar, cuando el cerebro está fallando en su regulación, como pasa en los trastornos. Es por eso que es importante que no lo tomen a la ligera y crean que con el tiempo se pasará solito”, comentó Valeria.
Bajo este contexto, Castillo comenta que el problema es que no se hace un estudio en profundidad sobre el actuar del animal. “Muchas veces no se busca la causa y se asume que es solo una ansiedad normal o adaptativa y se trata de abordar con diferentes elementos, los cuales empeoran el cuadro pues aumentan la frustración del paciente. Esto debido a que solo intentan actuar sobre la consecuencia del problema ( que no coma rápido), no abordando realmente el problema”, precisó Castillo.
Asimismo, agregó que, “si tienes dudas, consulta siempre, no es normal que un perro demore segundos en comer o que se coma lo que sea sin tapujos”, concluyó la médico veterinaria y etóloga clínica Valeria Castillo.
Cabe señalar que algunas consecuencias de ingerir rápido la comida, por parte de los canes, son: vomitar el alimento sin digerir, atragantamiento del peludo y el síndrome de dilatación-torsión.