Durante la madrugada de este jueves 11, un río atmosférico pasará sobre la Patagonia chilena y cruzará el paso Drake hasta llegar al extremo norte de la península Antártica. El río atmosférico es una banda de aire húmedo desprendida desde el trópico. El que llegará a la Antártica es muy similar al que produjo intensas precipitaciones en el centro y sur de Chile a finales de enero en la zona central.
Según el climatólogo e investigador de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Raúl Cordero, los ríos atmosféricos en la península Antártica tienen efectos negativos por dos razones: “Primero, la lluvia asociada a los ríos atmosféricos puede acelerar el derretimiento de la nieve y el hielo en la costa este de la península Antártica; y segundo, pueden provocar, vía el efecto Föhn, vientos cálidos y alzas extremas de temperatura, acelerando el derretimiento de la nieve y hielo en la costa oeste de la Península”, describe.
Precisamente, el récord de temperatura antártica, de 18,3 °C registrada en la base argentina Esperanza el 6 de febrero del año pasado, se debió a vientos Föhn asociados a un río atmosférico. El viento Föhn es un viento cálido y seco que baja por la ladera que aparece en el lado de sotavento de una montaña. Cuando se presenta, este fenómeno causa pozas de agua (Melt ponds) en el lado oeste de la península Antártica, tan grandes que se pueden observar desde el espacio.
Cordero destaca que la ola de calor que se está dando en el sur de nuestro país y en la Patagonia, finalice con un río atmosférico. Se trata de una intensa ola de calor que incrementó las temperaturas máximas en más de 10 °C sobre valores típicos a la fecha. “La ola de calor en Patagonia terminará con la llegada del río atmosférico que traerá precipitaciones que aliviarán la sequía y el calor en la zona, pero podría llegar a tener efectos negativos cuando se acerque a la península Antártica”, señala.
En la Antártica, los investigadores del equipo dirigido por el Dr. Cordero monitorean el arribo de los ríos atmosféricos mediante el lanzamiento de radiosondas. Se trata de instrumentos atados a un globo que miden variables mientras ascienden a más de 20 kilómetros de altura. Algunos de los resultados de su trabajo fueron publicados recientemente en un artículo de la revista especializada Bulletin of the American Meteorological Society (BAMS).
“Se ha avanzado mucho en entender los ríos atmosféricos y sus consecuencias en Chile y Antártica, pero quedan aún muchas preguntas por resolver. Aunque sabemos que los ríos atmosféricos generan eventos extremos de lluvias y calor tanto en Chile como en la península Antártica, persiste la incertidumbre en cómo el cambio climático afectará la frecuencia con la que ocurren estos eventos. En eso trabajamos”, enfatiza Cordero.
Conexión antártica
El director del Instituto Antártico Chileno (INACH), Dr. Marcelo Leppe Cartes, recuerda que estos fenómenos atmosféricos se empiezan a observar a partir del año 2015, fecha cuando se registra un incremento importante en la temperatura en la península Antártica y son preocupantes porque han estado asociados en cierta manera a eventos catastróficos en las costas chilenas y hacia el interior del desierto.
“En 2015, tuvimos lluvias pronunciadas en el norte chico, justamente cuatro días después del registro de una ola de calor en la península Antártica; a inicios del invierno de 2020 tuvimos nevazones y precipitaciones que hicieron presumir el fin de la sequía prolongada que hemos tenido durante la década, pero en realidad obedeció también a un fenómeno de desplazamiento de un anticiclón al norte de la península Antártica. Pues bien, ahora uno de esos ríos atmosféricos va a chocar con el norte de la península Antártica y, por supuesto, las precipitaciones líquidas y pulsos de temperatura tienen efectos no deseados”, expresa.
Agrega que estos efectos se relacionan con la erosión de los glaciares, la desaparición de ambientes que no estaban acostumbrados a la disponibilidad de agua líquida en periodos de verano y también con el cambio de la composición del agua, principalmente costera. “Todos estos fenómenos y cambios que aún no conocemos ni comprendemos son materia de estudio del Programa Nacional de Ciencia Antártica que organiza INACH”, concluye Leppe.
El INACH es un organismo técnico dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores con plena autonomía en todo lo relacionado con asuntos antárticos y tiene entre sus misiones el incentivar el desarrollo de la investigación científica, tecnológica y de innovación en la Antártica, el fortalecimiento de Magallanes como puerta de entrada al Continente Blanco y promover el conocimiento de las materias antárticas a la ciudadanía.