2 de Febrero 2020
Un día de enero, cuando el sol no daba tregua, llegamos al hogar de adultos mayores Bien Vital, ubicado en la comuna de Macul, Región Metropolitana, donde al tocar el timbre nos sale a recibir un simpático y juguetón can llamado Volton, el perrito fue rescatado en San Bernardo y posteriormente adoptado por esta casa de abuelitos.
Volton fue visto por Giuliana Valencia, una chica de 17 años que es voluntaria de Proani San Miguel, en sus instancias de prácticas de ejercicios con sus amigos.
“Yo acostumbro a hacer ejercicios con mis amigos en las cercanías de mi casa, es una zona donde hay hartos animales abandonados como perros y gatos. Un día fuimos a hacer ejercicio y nos comenzó a seguir Volton, vimos que estaba en malas condiciones y llame a mi mamá para ver si lo podíamos rescatar, me dijo que si. Al principio no fue fácil, pues no se dejaba tocar, con el tiempo me fui ganando su confianza, lo desparasité y de hecho le puse una pipeta para eliminar las pulgas”, recuerda Giuliana, rescatista de Volton, sobre los primeros días del can luego de ser sacado del potrero donde vivía.
Volton fue llevado a las jornadas de adopción de todos los sábados de Proani, sin embargo en dichas instancias el can no encontró un hogar y una familia responsable. Hasta que Nathaly Inostroza, dueña y directora técnica del Hogar Bien Vital, contactó a la organización y se concretó la adopción de este perrito.
Tras la llegada de Volton al hogar, el perrito ha ayudado a mejorar la vida de los abuelitos a través del cariño y la compañía día a día. Un ejemplo de aquello es el caso de la abuelita Eliana, quien sufre cada cierto tiempo ataques de ansiedad y sólo se tranquiliza cuando el can se queda a su lado.
En este sentido, Inostroza comentó que “cuando recibimos a Volton, se lo entregamos a los abuelos. Ellos lo acogieron y lo han cuidado bastante e incluso son un poco egoístas entre ellos respecto al perrito, lo quieren sólo para ellos y no quieren compartirlo. Volton ha ayudado a los abuelitos a ser más de piel y expresar sus sentimientos, el perrito ha llegado a cambiar la vida de los ellos”, explicó Nathaly Inostroza en este sentido.
Reflexionando sobre la historia de Volton, Giuliana, su rescatista, nos comenta que “debemos practicar la tenencia responsable y ser empático con todo ser vivo, ya que los humanos no somos los únicos que habitamos y sentimos en la tierra. Debemos ser empáticos con el prójimo”, señaló Valencia.
Después de un rato de compartir con los abuelitos y el personal del hogar, nos marchamos. Oportunidad en la que Volton nos acompaña hasta la puerta y se queda con uno de los abuelitos que se sienta en los sillones de la entrada del hogar.
Una historia que, en definitiva, vale la pena destacar.
Producción: Osvaldo Durán /Fotos: María de los Ángeles Pérez y Luis Felipe Caneo.