El ecólogo, filósofo y académico de las universidades de Magallanes y de North Texas, Ricardo Rozzi, obtuvo el galardón, que se entrega cada dos años. Rozzi ha sido impulsor de la filosofía ambiental de campo y la conservación biocultura.
En el año 2000 forjó el concepto de la conservación biocultural, que se proyecta en el bienestar de las comunidades humanas y el de las demás especies biológicas, y este viernes 22 de abril, en el Día de la Tierra, el filósofo y ecólogo Ricardo Rozzi Marin recibió el Premio “Luis Oyarzún”, otorgado por la Universidad Austral de Chile, en la ciudad de Valdivia, Región de Los Ríos.
El impulsor de la integración de las ciencias y una “ética biocultural” fue reconocido por su triple condición de científico, divulgador y líder de importantes proyectos nacionales e internacionales que contribuyen especialmente a la defensa y protección de la biodiversidad, especialmente en la región subantártica y en el sur de Chile. El rector de la UACH, Hans Richter señaló que el Dr. Rozzi tiene una preeminencia en el mundo de las ciencias, de la filosofía y la cultura que es de gran envergadura: “Lo que queremos hacer con este premio es reconocer una vez más estos aportes que a lo largo de los años lo ha llevado a esfuerzos de coordinación en términos de investigación y conservación de enormes superficies de terreno en la región subantártica con más de 20 millones de hectáreas. Esto es algo notable y esfuerzo que requiere compromiso”.
Richter, le entregó el galardón que se confiere desde 1996, cada dos años, a quienes a través del arte, la ciencia o las humanidades o hayan hecho contribuciones destacadas para el logro de relaciones armónicas entre seres humanos y la naturaleza, particularmente con nuevos conceptos, metodologías educativas y enfoques de conservación que superen la polarización entre preservación y explotación y contribuyan en cambio a una sustentabilidad social, económica y ambiental.
Rozzi, quien es doctor en Ecología, dirige el Centro Internacional Cabo de Hornos y es profesor titular de la Universidad de Magallanes y de la Universidad de North Texas, Estados Unidos. Y durante su intervenir en la ceremonia destacó que Luis Oyarzún legó un nuevo mirar de descubrirnos en medio de multitud de diversos seres humanos y otros seres vivos. “Oyarzún escribió ‘¿No debemos ser todos custodios del chagual y de la araucaria, siervos franciscanos de la centáurea silvestre, cuidadores del maitén, protectores del coigüe y del alerce? Solo así podremos ser dignos de este reino de belleza y de vida que echamos a perder todos los días.”
El académico de la UMAG enfatizó que este texto es consistente con el origen de la palabra ética que proviene del griego “ethos” que significa madriguera, es decir un ‘hábitat protegido’ que requiere hábitos de cuidado. “El hábitat está compartido con una comunidad de cohabitantes como las araucarias. Estas son las ‘3Hs’ de la ética biocultural: hábitats, hábitos y co-habitantes. Esto se expresa en saberes y conceptos ancestrales como “pewenche” gente (che) del pewen (araucaria), o ‘humanos’ gente del humus (la tierra más fértil). Las cosmovisiones de pueblos originarios y de los orígenes de la civilización occidental albergan la comprensión de ser cohabitantes y el imperativo ético de cuidar a esta diversa comunidad de vida. Luis Oyarzún y la ética biocultural nos exhortan a honrar estos conceptos, y de este modo ser más integralmente humanos con un sentido de solidaridad y cuidado de la diversidad biocultural que conlleva bienestar para los seres humanos y el conjunto de seres vivos con que cohabitamos ecosistemas como ríos, bosques, mares y montañas que son parte integral de nuestro país y el planeta”, afirmó.
Por su parte, el vicerrector de Investigación y Post Grado de la Universidad de Magallanes, Andrés Mansilla, abordó algunos detalles de la trayectoria del galardonado académico, ex alumno de la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica, quien dijo que Luis Oyarzún fue un imprescindible en la construcción de una visión integradora de la ética y la estética en la ecología, así como en la posibilidad de una ciencia desde la inmersión, recogida en diarios y numerosos artículos de divulgación. “Su legado representa un tronco fundamental del árbol que hoy el biólogo y filósofo chileno Ricardo Rozzi Marín, riega con abundantes aportes éticos y ecológicos. Ambos son pensadores ecológicos, unidos desde la metafísica hasta la política, atravesados por la certeza de que el pensamiento antropocéntrico está amenazando al planeta, y que el biocentrismo es lo que, ética y estéticamente, corresponde defender”, afirmó.
Trayectoria de Rozzi
Rozzi ha tenido un destacado rol en la ciencia en general y en especial en la creación y mantención del Parque Etnobotánico Omora, en Puerto Williams, Provincia Antártica Chilena. Es director del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) y profesor titular de la Universidad de Magallanes y de la University of North Texas. Junto a su trabajo teórico, Rozzi ha colaborado con el Ministerio de Educación de Chile en los programas de Ecología en el Patio de la Escuela (EEPE), y ha participado en la creación de la Fundación y Estación Biológica “Senda Darwin”, la Red Latinoamericana de Jardines Etnobotánicos Hermanos y la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos (2005), con el fin de incorporar la ética ambiental en las prácticas de conservación y educación en Latinoamérica.
En el pasado recibieron este galardón el poeta Nicanor Parra (1997), el doctor Claudio Donoso (1999), Douglas Tompkins (2001), Adriana Hoffmann (2003), monseñor Juan Luis Ysern (2005), la ecologista Sara Larraín (2007), Elicura Chihuailaf (2016) y la conservacionista Kristine McDivitt (2018).