A pesar de las múltiples protestas y reclamos de organizaciones proteccionistas de animales y medio ambiente, el Gobierno de Canadá autorizó una vez más la brutal caza de focas que año a año se realiza en las costas ubicadas frente a la Isla de Terranova. De acuerdo a lo informado por el Ministerio de Pesca de dicho país, el vamos a la temporada de caza este año se inició dos semanas antes de lo habitual.
La decisión de adelantar la temporada de caza, que estará vigente hasta el día 7 de Abril, fue criticada fuertemente por International Fund for Animal Welfare (IFAW) argumentando que coincidirá con la época de amamantamiento y cría de cientos de focas. “Abrir la matanza anual antes del destete de las crías aumenta el peligro de que las hembras que amamantan sean sacrificadas y que las crías mueran de hambre”, puntualiza la organización a través de un comunicado.
Generalmente, la prohibición de caza estaba vigente hasta mediados de Abril, lo cual permitía que las focas pudieran amamantar en un ambiente de tranquilidad y las posibilidades de sobrevivencia de las crías aumentarán de forma considerable. “La caza en esta época perturba el apareamiento, lo que puede poner en peligro la vida de la próxima generación de focas rayadas”, indicó IFAW al respecto.
Cabe señalar que desde el año 2009 la Unión Europea prohibió la importación de cualquier producto creado a partir de la caza comercial de focas canadienses, acusando que detrás de esta actividad hay un brutal maltrato animal. “Cada primavera en la costa este de Canadá, los cazadores zarpan en sus barcos en aguas peligrosas o corren a través de las piezas flotantes de hielo en un intento de matar a las crías de foca como sea posible en el poco tiempo disponible. Las crías de foca, la mayoría demasiado jóvenes para escapar, son fusiladas o golpeadas con un palo de madera con clavos llamado hakapik”, señala IFAW en cuanto a las conductas de maltrato animal que se observa detrás de la caza de focas.
La actividad de la caza de la foca va en franca caída, señalan los expertos, a causa de las prohibiciones de 35 países en cuanto a la importación de productos derivados de dicha industria como de una mayor demanda social en cuanto a la protección de los animales. El año 2006 participaban más de 5000 cazadores, el 2014 lo hicieron 400.
“Se han gastado millones de dólares de los impuestos para apoyar esta industria moribunda desde los años 90, pero eso no ha impedido que el mundo le dé la espalda a los productos sacados de la foca”, se lamenta IFAW la cual espera, que más temprano que tarde, la caza de la foca sea sólo un triste y cruel recuerdo.