El conservacionista estadounidense Esmond Bradley Martin, uno de los mayores expertos mundiales en tráfico ilegal de marfil y cuernos de rinoceronte, fue acuchillado y asesinado en su domicilio de Kenia este domingo, según ha informado la Policía local. El cuerpo del investigador, de 75 años, fue encontrado por su esposa en su hogar de Nairobi, la capital keniana. La Policía investiga las circunstancias del crimen y ya hay cuatro sospechosos arrestados.
Bradley llegó por primera vez a Kenia en los setenta para reaccionar al aumento de asesinatos de elefantes, que eran abatidos para extraer sus colmillos. Desde entonces investigaba y luchaba contra el comercio ilegal de marfil, viajando por África y Asia. Bradley seguía los pasos de los comerciantes desde las tierras africanas donde viven los animales afectados hasta los destinos asiáticos donde se venden los productos, China, Vietnam y Laos, averiguando las redes y precios en los mercados negros. El activista también fotografiaba pruebas y exponía los resultados para ejercer presión. En un informe del año pasado, Bradley Martin, junto a su colega Lucy Vigne, logró establecer que Laos era el gran mercado emergente del comercio de marfil a nivel mundial.
Sus arriesgadas pesquisas, infiltrándose en las mafias del mercado mundial ilegal de estas materias, le valieron el reconocimiento internacional y contribuyeron a que el Gobierno de China tomara medidas: en 1993 prohibió el comercio legal de cuernos de rinoceronte y este enero entró en vigor la prohibición del comercio de marfil. Bradley, que fue también enviado especial de Naciones Unidas para la conservación de los rinocerontes, acababa de regresar de un viaje a Myanmar—antigua Birmania— y estaba a punto de publicar un nuevo informe.
La comunidad conservacionista está una vez más de luto y en shock. Aún con el recuerdo fresco del asesinato, en agosto del año pasado, del también protector de los animales Wayne Lotter, de 51 años, abatido por un disparo en Tanzania. Dos hombres armados mataron a Lotter, que era cofundador de una ONG que apoyaba a las comunidades y gobiernos de distintos países africanos a luchar contra la caza furtiva.
La directora de Wildlife Direct, Paula Kahumbu, ha reaccionado a la muerte de Bradley tuiteando que ha recibido con “sorpresa y horror” la noticia de su muerte.
La batalla contra la caza furtiva se produce contra unas redes que proliferan en África del Este y del Sur para llevar los productos hasta Asia, donde se venden como medicinas o afrodisíacos. Las mafias crecen más rápido que las operaciones y estrategias para confrontarlas. El número de animales muertos se ha disparado en la última década, y solo en Sudáfrica murieron más de 1.000 rinocerontes en 2016. Mozambique vio desparecer la mitad de sus elefantes entre 2010 y 2015; y en una de las zonas salvajes más grandes de África, en la Reserva Selous de Tanzania, ha desaparecido un 90% de los elefantes en las últimas cuatro décadas.
Con el apetito de la nueva clase media china por el marfil y el precio del cuerno de rinoceronte más alto que el oro o la cocaína, la vigilancia contra la caza ilegal está desbordada en países como Tanzania, Kenia o Sudáfrica. Y la muerte de Bradley cae como un golpe muy duro a la lucha para combatirla.
Fuente: El País de España.