Julian Assange lleva seis años encerrado en la embajada de Ecuador en Londres en un asilo político que le permite evitar, de momento, a la justicia británica. Lleva tanto tiempo en la delegación diplomática que debe ser casi como de la familia. Él… y su gato, el que en 2016 le regalaron sus hijos para que le hiciera compañía durante su cautiverio.
Ahora, la embajada del país sudamericano ha dado al fundador de Wikileaks un ultimátum si no quiere perder a su compañero de habitación: debe preocuparse de su bienestar, alimentarle bien y cuidar de su higiene. En caso contrario, se lo confiscarán y terminará en un refugio para animales.
Estas recomendaciones forman parte de unas nuevas directrices marcadas por la delegación ecuatoriana en Londres. Además, piden a Assange que se prepare económicamente para afrontar sus gastos de manutención a partir del mes de diciembre, al igual que tendrá que hacerse cargo de los exámenes médicos que deberá realizarse cada tres meses.
Las nuevas reglas están escritas en castellano e incluyen la limpieza de su cuarto baño, el que usa personalmente y en las recepciones a sus invitados personales.
Ecuador se cansa de Assange
Desde el pasado mes de marzo, las relaciones entre Ecuador y su inquilino más famoso no pasan por su mejor momento. La embajada del país sudamericano decidió cortar la conexión a internet de Assange por las ‘interferencias en los asuntos de terceros países’ por parte del fundador de Wikileaks. Ahora, Ecuador asegura que podrían restablecer parcialmente esa conexión.
Julian Assange se refugió en la embajada de Ecuador en 2012 para evitar ser detenido por la policía inglesa. Esa detención era parte de la orden de extradición que había pedido Suecia para investigar al fundador de Wikileaks por un posible delito de violación, aunque más tarde renunció a esa extradición. Sin embargo, las autoridades británicas siguen teniendo una orden de detención contra Assange por haber esquivado su actuación en aquel momento.
Fuente:elconfidencial.com