Una reciente investigación publicada por la revista Nature ha sorprendido a la comunidad científica al asegurar que el mejor amigo del hombre viene no de una , sino de dos especies de lobos distintos ya que la ciencia aún no ha podido desentrañar dónde exactamente el primer lobo se acercó a las personas, o si fueron varios en distintos lugares los que comenzaron la relación de simbiosis que dura hasta hoy.
Según informan algunos medios en internet, un equipo multicultural, analizó 72 genomas procedentes de Europa, Siberia y América del Norte que abarcan la historia entre perros y lobos durante 100.000 años, incluída la cabeza completa y perfectamente conservada de un lobo de Yakutia (Siberia) que vivió hace 32.000 años y los restos de un cachorro de lobo de la misma zona de 18.000 años de antigüedad.
«Esta es la primera vez que los científicos han rastreado directamente la selección natural en un animal tan grande durante una escala de tiempo de 100.000 años (que abarcan unas 30.000 generaciones de lobos y perros), viendo la evolución en tiempo real, en vez de reconstruirlo a partir del ADN actual», explicó Pontus Skoglund , autor principal y líder de grupo del laboratorio Ancient Genomics en el Instituto Francis Crick , institución que encabezó la investigación.
Asimismo, destacó que la conectividad entre los lobos, es quizás una de las razones por las que lograron sobrevivir a la Edad de Hielo mientras que muchos otros grandes carnívoros desaparecieron.
Al analizar todos estos genomas, el equipo llegó a la conclusión que los primeros canes del noreste de Europa, Siberia y América parecen tener un único origen compartido de la fuente Oriental, pero, los del Medio Oriente, África y el sur de Europa tienen además del suyo, alguna ascendencia de otra fuente. En otras palabras, una fuente oriental contribuyó a todos los perros y una más occidental separada, aportó solo a algunos.
Según se lee en dicha revista, hay varias teorías que podrían explicar esta doble descendencia: una es que los lobos fueron domesticados más de una vez y que, más tarde, las diferentes poblaciones se mezclaron entre sí. La otra posibilidad es que la domesticación ocurrió solo una vez, pero estos perros se mezclaron después con lobos salvajes. Sin embargo, con la tecnología actual, no es posible decantarse por una u otra.
El siguiente paso del equipo será buscar el lobo más cercanamente emparentado con los perros, para poder determinar dónde es más probable que haya tenido lugar la domesticación. Para ello, incluirán nuevos genomas de otras zonas que no han sido incorporadas en este estudio, especialmente las meridionales.