Al hablar de los perros galgos un elemento en común que tienen muchos de ellos es precisamente el maltrato y abandono animal sufrido a lo largo de su vida, donde un ejemplo de esto es la historia de Braulia la cual comienza a escribirse el pasado 26 de diciembre del año 2021. Ese día habitantes de San Francisco de Mostazal, Región de Ohiggins, reportaron que había un can en pésimas condiciones: sin pensarlo dos veces, un equipo de la Fundación Galgos Chile acudió en su rescate llevándola a una clínica veterinaria para iniciar el proceso de recuperación de Braulia.
Cuando estaba en esos caminos de la vida, la perrita conoció a quienes con el pasar del tiempo se convirtieron en su familia. «Su historia la conocí en febrero del año pasado para esta misma fecha del Día Internacional del Galgo a través del instagram de la Fundación Galgos, justo cuando me pidieron que fuera su embajadora. En esa misma época subieron un video contando toda su historia y cómo iba su recuperación después del estado en la cual la habían rescatado», explicá Alexandra Peña, en conversión con epanews.cl, quien junto a su familia decidieron adoptar a Braulia.
Respecto a las motivaciones para convertir al can en un miembro más del grupo familiar, Alexandra puntualizó: «la verdad es que hace 4 años que tengo otro galgo y me enamoré tanto de la raza que hace rato que quería otro para poder abrirle las puertas de nuestro hogar y hacerlo parte de la familia. A Braulia decidí adoptarla específicamente por su condición, ya que sabía que estaba siendo difícil que la adoptaran por ser ciega y diabética y no cualquiera estaría dispuesto a querer un perrito así. En realidad eso fue lo que más me motivó, porque quería que los años que le quedaran los viviera tranquila y en paz, además que me habían mencionado que era un 7 como perrita y mi otro galgo es igual. Como tengo un hijo, su perfil encajaba perfecto ya que eso nos aseguraba que no tendría inconvenientes en adaptarse a nosotros y nosotros a ella», señaló la humana de la galgo.
Así se inició una relación de amor y compañía entre Braulia y su familia, pues, asegura Alexandra, «la experiencia de ser la humana de un galgo es lo mejor del mundo; lo que menos falta son risas, chistes, locuras y mucho amor. La anécdota mas chistosa que tenemos con ella es cuando un día volvíamos a casa y descubrimos que se había comido toda su comida del saco y estaba empachada, con la glicemia por las nubes. Sinceramente ese día pensé que se nos iba y estaba terriblemente nerviosa, pero gracias a Dios solo había sido un atracón y al otro día ya estaba bien como si nada. Desde ese día quedó como una ladrona y una glotona», enfatizó Peña.
Bajo este contexto, Alexandra y su familia nos invitan a todos a entregar amor y cariño no sólo a los galgos sino, también, al resto de los animales. «El mensaje que siempre me gusta transmitirle a cualquier persona con la que me cruzo es que se den la oportunidad de incluir a un galgo en sus vidas porque es una experiencia única e inolvidable. Son perros nobles, tranquilos, cariñosos, chistosos, y lo que más sorprende es que a pesar de la vida que les toca vivir y cómo los han tratado, ellos siempre están agradecidos y vuelven a confiar, como si supieran que por fin llegó su momento de descansar y disfrutar la vida siendo libres, amados y en un hogar donde vivirán sus mejores días, tal y como se lo merecen», sentenció la madre de la perrita rescatada.
A la larga, la historia de Braulia nos demuestra no sólo la crueldad y el maltrato que día a día miles de galgos en Chile y el mundo sufren sino, también, una esperanza de cuando las voluntades se unen es posible construir una cadena de amor a favor de estos canes o de cualquier otro animal. Un desafío donde todos podemos colaborar.
Colaboración: Pamela Órdenes.
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