El presidente la cumbre climática de Naciones Unidas, el británico Alok Sharma, aseguró este martes 9 de noviembre que, pese a algunos compromisos alcanzados para mitigar el cambio climático, aún queda mucho trabajo para alcanzar un acuerdo, cuando el encuentro está en su segunda semana y es visto como la “última gran oportunidad” para definir las políticas que detengan el calentamiento global.
“Todavía queda una montaña por escalar”, afirmó el presidente de la COP26, Alok Sharma, tras referirse a los avances hechos en la cumbre, pero que considera insuficientes.
La posición de Sharma está respaldada en la divulgación de un nuevo informe de Climate Action Tracker, publicado este 9 de noviembre en el marco de la cumbre climática, que contrasta fuertemente con el optimismo expuesto por estos días en Glasgow.
El estudio afirma que el mundo está camino a un calentamiento “desastroso” de 2,4 grados Celsius para fines de este siglo, según los objetivos a corto plazo que los países se han fijado.
Está por encima del límite de 2 grados, y en su preferencia 1,5 ° C, a los que apunta el Acuerdo de París, marca retomada en los compromisos anunciados durante la COP26.
“Estamos haciendo progresos, pero aún queda una montaña por escalar en los próximos días. Lo que ya se ha acordado colectivamente es un avance, pero no es todo lo que se necesita para mantener al alcance el objetivo de los 1,5 grados”, sostuvo Sharma.
Ese es el aumento de temperatura global que los científicos recomiendan no pasar para evitar catástrofes naturales peores como huracanes, inundaciones e incendios forestales, entre otros, que golpean a gran parte de la población mundial.
“Ahora el mundo necesita confianza en que pasaremos inmediatamente a la implementación, que las promesas hechas aquí se cumplirán y que las políticas y la inversión se seguirán rápidamente”, agregó el funcionario británico.
El análisis sostiene que solo si los compromisos anunciados durante esta cumbre de la ONU son cumplidos a cabalidad, será posible reducir en dos décimas de grado el futuro calentamiento global. Sin embargo, detalla que lo pactado hasta ahora en el encuentro no es suficiente para alcanzar ninguno de los objetivos internacionales.
Las promesas anunciadas hasta el momento son: eliminar el uso y producción de carbón durante las próximas tres décadas; reducir la deforestación; frenar el metano y eliminar la financiación de proyectos en el extranjero de combustibles fósiles.
12 países se comprometen con 356 millones de euros para naciones pobres
Esa cifra, alrededor de 413 millones de dólares, sería entregada a las 46 naciones menos desarrolladas del mundo para paliar las consecuencias de la crisis ambiental y “cerrar la brecha climática”.
La financiación será gestionada a través del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) en coordinación con el Fondo de Países Menos Desarrollados (LDF por sus siglas en inglés), según fue anunciado en la décima jornada de la cumbre climática de la ONU.
Los aportes serán entregados por 12 territorios desarrollados: Canadá, Dinamarca, Estonia, Francia, Alemania, Irlanda, Países Bajos, Suecia, EE.UU., Suiza, Bélgica y la región belga de Valonia.
“Estoy encantado con la gran muestra de respaldo al LDCF, que sobresale como fuente de apoyo a los países más vulnerables del mundo. Los compromisos de hoy harán una diferencia inmediata en los lugares donde los riesgos del cambio climático son más grandes”, dijo el presidente del GEF, Carlos Manuel Rodríguez.
Los países ricos enfrentan fuertes presiones para intervenir en una solución pronta ante el calentamiento global, al ser justamente esas naciones las que más emiten gases contaminantes a la atmósfera.
Es una situación nada fácil de resolver dados los intereses económicos de por medio, pues los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, los que más contaminan el planeta, también son fuente de grandes recursos y en gran medida mueven las economías de las naciones desarrolladas.
El nuevo compromiso financiero fue anunciado un día después de que la cumbre climática se centrara en los altos costos ambientales y económicos que asumen los países pobres, en muchos casos los menos contaminantes.
(La nota es de Radio Francia Internacional)