Dos especies de ballenas y cinco de delfines componen la fauna de cetáceos que se puede encontrar con regularidad en la bahía de Mejillones, de acuerdo a observaciones realizadas por la bióloga de la Universidad de Cádiz, Ana María García.
La investigadora lleva casi cuatro años registrando avistamientos de este tipo de animales, ello como parte de su tesis para el doctorado en Ciencias Aplicadas, mención en Sistemas Marinos Costeros, que realiza en la Universidad de Antofagasta.
El trabajo busca establecer el riesgo que representa el tráfico marítimo para la población de cetáceos, materia que en la región no aparece investigada y que resulta de alto interés para proteger a estas especies.
García explicó que las observaciones -realizadas desde tierra, específicamente en el sector Punta Rieles- han permitido establecer la presencia de ballenas jorobadas y “de aleta” (la segunda más grande del planeta), además de toninas, delfín oscuro, delfín común, nariz de botella y delfín gris.
Algunas de estas especies podrían ser residentes de la zona y otras llegarían periódicamente en busca de alimento.
De momento, no se ha podido establecer si existen hábitos establecidos a nivel de individuos, es decir, si siempre es el mismo ejemplar el que regresa a Mejillones a alimentarse.
Fuera de la bahía de Mejillones pescadores también han documentado la presencia de orcas y ballenas azules.
Amenaza
Ana María García dijo que como parte de su investigación, pudo constatar que, en efecto, una de las amenazas que enfrentan los cetáceos es el tráfico de grandes embarcaciones mercantes por la bahía.
“Las naves, algunas de más de 300 metros de eslora, navegan a lo largo y ancho de la bahía. No hay un canal establecido para su ingreso, y normalmente lo hacen a mayor velocidad de la permitida, que son 10 nudos”, argumentó.
El peligro que surge en este caso es el de colisiones accidentales con ballenas, pues estas se alimentan en la misma zona por donde ingresan los barcos (centro de la bahía) y normalmente lo hacen nadando en círculos, quedando expuestas a posibles impactos.
“Lo que estamos proponiendo es definir un canal de acceso para los buques mercantes y que cumplan con la velocidad también”, apuntó.
La bióloga española, de 35 años, afirmó que en Mejillones aún no se conocen casos de ballenas heridas o muertas por colisiones con grandes barcos, como sí se han registrado en Tocopilla o Iquique.
Agregó que el riesgo crecerá a futuro considerando los proyectos de ampliación y creación de nuevos terminales marítimos en Mejillones.
Respecto a los delfines, la experta dijo que el riesgo de colisiones se produce con las embarcaciones pesqueras.
Cifamac
Ana María García se estableció en 2014 en Mejillones tras adjudicarse una beca Conicyt.
Desde entonces ha realizado observaciones semanales desde Punta Rieles, registrando puntos de avistamiento, desplazamiento de los ejemplares, velocidades y las rutas que siguen las embarcaciones.
Con ayuda de pescadores locales, en 2016 formó además el Centro de Investigación y Avistamiento de Cetáceos Península de Mejillones (Cifamac), cuyo objetivo es fomentar la investigación de fauna marina y promover el turismo sustentable de avistamiento de cetáceos en la bahía.
Fuente: El Mercurio de Antofagasta