Steve Cox acaricia y abraza a Ernie, su bulldog ingl\u00e9s de 10 a\u00f1os, antes de entregarlo en el albergue: perdi\u00f3 su casa en el incendio que arras\u00f3 con un pueblo del norte de California y necesita ayuda con su mascota.<\/p>\n
“No te preocupes”, le susurra Steve. “No te voy a defraudar, pronto vendremos por ti”. En el hotel donde se est\u00e1 quedando no le permiten tenerlo.<\/p>\n
Por una semana lo mantuvo en su camioneta, pero cree que mientras comienza a reorganizar su vida, estar\u00e1 mejor cuidado en uno de los tres albergues habilitados en las zonas vecinas a Paradise, epicentro del feroz incendio “Camp Fire” que hasta el momento deja casi 80 muertos y m\u00e1s de 1.000 personas desaparecidas.<\/p>\n
Hay un albergue para animales grandes -en una antigua zona rural- y otros dos para los m\u00e1s peque\u00f1os, que incluyen perros y gatos pero tambi\u00e9n gallinas, conejos, tortugas y hasta cisnes.<\/p>\n
Ernie camina con dificultad, le operaron un absceso en una de sus patas delanteras. Steve dice tambi\u00e9n que es un perezoso que adora echarse a dormir, no tiene dudas que se adaptar\u00e1 f\u00e1cilmente.<\/p>\n
El albergue principal fue instalado en el aeropuerto municipal de Chico, vecino a Paradise, donde se han concentrado las operaciones de rescate y de combate al fuego. Y donde llegan tambi\u00e9n los animales que son rescatados por los bomberos.<\/p>\n
“Tuvimos 10 minutos para salir”<\/p>\n
Cuando el incendio comenz\u00f3 su amenaza a Paradise, Steve volv\u00eda del doctor con su esposa. Pudo haber parado, pero se adentr\u00f3 a su casa para rescatar a Ernie y a otros dos perritos m\u00e1s peque\u00f1os que tiene. “Son familia, no los pod\u00eda dejar”, explic\u00f3. “Tuvimos 10 minutos para salir”, dijo.<\/p>\n
Paradise, y otras zonas vecinas, fueron pr\u00e1cticamente borradas del mapa por las llamas. Steve, que viv\u00eda all\u00ed desde 1973, cont\u00f3 que perdi\u00f3 dos casas y muchos muebles que le hab\u00eda dejado su padre, que muri\u00f3 hace pocos meses. “Hoy tengo un gran signo de interrogaci\u00f3n en la cabeza. No s\u00e9 qu\u00e9 har\u00e9”, indic\u00f3 con el rostro cansado.<\/p>\n
Los albergues cuentan con decenas de voluntarios responsables de alimentar, cuidar y pasear a los animales.<\/p>\n
“Nunca es f\u00e1cil, pero el foco es asegurarse que cada animal est\u00e9 seguro”, se\u00f1al\u00f3 Marshall Riddle, uno de los t\u00e9cnicos veterinarios voluntarios que se encargan de tratarlos. Muchos animales llegaron a los albergues heridos y con quemaduras. Los casos m\u00e1s graves fueron enviados a centros especializados.<\/p>\n
“Los vamos a cuidar mientras sea necesario”<\/p>\n
La log\u00edstica de estos albergues es meticulosa, pero ya estaba organizada pues, si bien no con la misma intensidad, los incendios forestales no son ajenos a esa zona. “<\/p>\n
El condado de Butte est\u00e1 siempre en llamas”, dijo Karen Falconer, del North Valley AnimalDisaster Group (NVADG) y que dirige otro de los albergues, ubicado en un viejo hospital en la poblaci\u00f3n de Oroville.<\/p>\n
All\u00ed hay unos 430 animales, que est\u00e1n separados en zonas: la de los perros bastante ruidosa, la de los gatos, no tanto. “Aqu\u00ed los vamos a cuidar mientras sea necesario”, asegur\u00f3 Falconer. Lo positivo de todo el drama que se vive por estos d\u00edas, se produce cuando los due\u00f1os logran reunirse con sus mascotas.<\/p>\n
La cara de la peque\u00f1a Eva se ilumin\u00f3 cuando le entregaron a su gatito de seis meses, Luke Skywalker (en honor al personaje de “Star Wars”). Ella y su padre, Robert Pieper, son fan\u00e1ticos. Antes, su familia hab\u00eda buscado en otro albergue a su tortuga de espolones africana. Su casa en Magalia qued\u00f3 destruida. Despu\u00e9s de d\u00edas primero en un albergue y luego en un hotel, consiguieron un departamento arrendado en el que pueden estar con sus animales y tener algo de aquella cotidianidad que se llev\u00f3 el fuego.<\/p>\n
Fuente: Agencia AFP<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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