Llenaron la ciudad de carteles<\/strong>, tantos que, a d\u00eda de hoy, a\u00fan se ven en farolas y establecimientos de la ciudad. De hecho, gracias a uno de esos carteles Giorgi ha conseguido recuperar a su querida mascota.<\/p>\nUno de sus compa\u00f1eros de trabajo en la \u00f3pera de Tblisi vio a un perro en su barrio y\u00a0record\u00f3 que se parec\u00eda al de los carteles<\/strong>\u00a0de Giorgi. Le llam\u00f3 y le dijo d\u00f3nde encontrarlo. El hombre, de 62 a\u00f1os y sin ver a su mascota desde hac\u00eda tres, cogi\u00f3 su coche y se fue directo a la direcci\u00f3n que le hab\u00edan proporcionado. Y efectivamente, all\u00ed estaba, acurrucado en un \u00e1rbol.<\/p>\n\u201cJorge, \u00bferes t\u00fa?, \u00bferes t\u00fa? \u00bfc\u00f3mo est\u00e1s? Oh, mi chico\u201d. Con esas palabras se acerc\u00f3 Giorgi hacia su perro, que\u00a0en un par de segundos le reconoci\u00f3<\/strong>\u00a0y comenz\u00f3 a llorar de alegr\u00eda mientras no dejaba de menear el rabo. El reencuentro se hab\u00eda producido y Jorge ten\u00eda claro que no iba a volver a abandonar a su due\u00f1o.<\/p>\nEl can muestra un distintivo amarillo en su oreja que se debe a que durante estos tres a\u00f1os\u00a0fue recogido por el servicio de control de animales<\/strong>\u00a0de Tblisi. Al ver que no estaba herido y que no era peligroso, lo vacunaron y devolvieron a las calles de la capital georgiana, donde ha vagabundeado hasta ahora. Tres a\u00f1os despu\u00e9s, ambos ya vuelven a estar juntos en casa.<\/p>\n