Hace unos días se publicó en las redes sociales estas fotografías que demuestran el duro trabajo que estos bueyes sufren a manos de los cochayuyeros, que caminan cientos de kilómetros de una región a otra para vender sus productos.
Según relataron algunos medios en Internet , este antiguo rubro se inicia con la recolección de las algas, a orilla de mar para luego someterla a un rígido proceso de secado, después de lo cual planificar el viaje, cargar las carretas y salir a las grandes ciudades a comercializar. El problema, según el mundo animalista, es que hoy en día, en pleno año 2023, hay otros móviles para cargar peso sin necesidad de maltrato animal.
«Como no van a tener dinero para comprar ciclos con los cuales, ellos mismos puedan trasladar su mercadería», o «simplemente arcaico», fueron algunos de los comentarios de los enfurecidos cibernautas que empatizan con los rumiantes.
Es de esperar que este tipo de prácticas obsoletas dejen de implementarse y los trabajadores busquen otros medios de transporte que no involucren maltrato animal.