Muchas veces cuando se escapa uno de nuestros animales, el anhelo es reencontrarse con el y volver a disfrutarlos e interactuar con él en el día a día. Un anhelo que a veces no se logra, encontrándose al animal muerto o en horribles condiciones. Ésta historia, acaecida en Cabrero, es un ejemplo de aquello.
“Quiero hacer público algo que realmente no tiene nombre. No sé cómo calificarlo, pero sí es algo muy doloroso para mi familia y para mí.
Cuando uno cría un animalito, este pasa a ser un miembro más de nuestra familia y de nuestro corazón.
Para todos aquellos que amamos a los animales, vemos en ellos un amigo más, un fiel compañero, la grandeza de Dios que, a través de un ser indefenso, se recibe constantemente alegría, compañía, el más fiel y sincero amor.
Encontré a mi perrita Jacinta. ¡Sí, la encontré! La encontré hoy después de pegar unos afiches. Después de pasar mil veces por la misma calle. Misteriosamente alguien la dejó en calle O’Higgins con Las Perlas, cercano a mi hogar (en Cabrero, región del Bío Bío).
A mi querida Jacinta le cortaron su cola, la misma cola que nos movía para expresar su felicidad de vernos día a día, la misma cola que me movía cada vez que llegaba del trabajo cansada, pero que sól
No contentos con eso la degollaron con un cuchillo, en el mismo cuello que estiraba para alcanzar nuestros chalecos y demostrarnos su “¡aquí estoy!”.
Sinceramente no puedo comprender tanta maldad, tanto odio en ese corazón, pero quiero que esto se sepa en todo Cabrero y por qué no, en todo nuestro país.
Hoy fue mi Jacinta, mañana puede ser tu mascota o un callejero o una persona.
Sólo espero poder reunirme algún día con mi Jacinta para no separarnos nunca y ser felices eternamente. ¿Justicia para nuestros amigos menores? No existe. Gracias”.
María del Pilar Rivas, Enfermera