Una invitación a jugarnos por nuestros sueños hasta el final, pese a las dificultades que se presenten, es la que nos hacen en esta columna Luis Felipe Caneo, Director Ejecutivo de Equipo de Protección Animal Chile- EPA.
Hoy en día es común que prime una mirada economista, por llamarla de alguna forma, sobre nuestro quehacer diario y donde lo que importa es el beneficio que me conllevará una determinada acción como es el trabajo. Una mirada lógica y necesaria en el sentido de que lo anterior nos permite vivir y satisfacer las necesidades y gustos que todo ser humano requiere, sin embargo creemos que debemos ir más allá en nuestro actuar.
No se trata de mirar y asociar al dinero como un elemento negativo que debemos rechazar, sino darle un sentido a nuestra vida y luchar por nuestros ideales a pesar de las dificultades que se presenten. Jugarnos y poner al servicio de los demás, de la sociedad en su conjunto, nuestras capacidades y talentos para tomar una actitud pro activa en pro de abordar una problemática de índole social como es el caso de la protección de los animales.
Ese es precisamente el desafío que tiene todo movimiento social, donde no solamente el trabajo resida en la visualización de un conjunto de demandas determinadas en la llamada agenda pública sino también generar las instancias que permitan convocar a otros actores que desde sus puntos de vista puedan contribuir al éxito de los sueños y objetivos de los movimientos. En otras palabras, tener la capacidad de convocatoria y visibilización con el fin de generar equipos de trabajo multidisciplinario, donde tanto desde la academia como de la calle se pueda construir un mundo mejor para todos nosotros, humanos y por cierto animales.
Al final de cuentas, la invitación es a darle un sentido social a nuestras vidas, en las cuales no todo resida en la generación de dinero en pos de las múltiples necesidades que tenemos sino también apuntemos a la rentabilidad social. Cuando hablamos de ésta última, estamos aludiendo al desarrollo de trabajo cuyo “sueldo” al final de mes no es una cierta cantidad depositada en nuestras cuentas bancarias sino la alegría de haber aportado un grano de arena en la construcción de un mundo mejor para ti y todos nosotros.
Una simple utopía o un arar en el desierto dirán algunos, voces que todavía no se han dado cuenta de la revolución silenciosa que representa la actividad del voluntariado en pos de la construcción de una sociedad mejor para todos. Sin lugar a dudas, un camino a recorrer por parte de los voluntariados que conlleva responsabilidad, en cuanto a no decaer ante las dificultades presentadas y el desarrollo de un activismo informado cuyo fin es dar un discurso potente el cual se posicione en el medio en pos de la respuesta a las demandas planteadas.
Anímate y lucha por tus sueños, esa es la invitación que te queremos hacer.
