Hace unos días se hizo pública en las redes sociales la noticia sobre la votación del proyecto de ley de Tenencia Responsable en el Congreso Nacional ( donde la Cámara de Senadores aprobó por unanimidad la iniciativa, pasando al Senado).
De inmediato algunas destacadas figuras del submundo animalistas hicieron notar que esta iniciativa sólo cubre situaciones con perros y gatos sin incluir a otras mascotas, que penaliza el maltrato animal sin entregar una definición clara del mismo, que sigue considerando a los animales como objetos semovientes en lugar de seres sintientes, que sobrecarga el trabajo de los tribunales sin crear otros especializados como en el caso de los tribunales familiares, que es una construcción de los profesionales del lobby parlamentario, que es apenas un placebo para curar las profundas heridas en nuestra relación con los animales.
Estamos conscientes de que esta iniciativa, como toda obra humana, no es perfecta y probablemente nunca llegue a serlo, y que cada candidatura política tratará de usarla para llevar agua a su propio molino. Aun así, sigue siendo un paso más, largamente esperado, relevante y determinante, en la defensa de los derechos animales.
Aquí no se trata de ser optimista o de querer ver el vaso medio lleno en vez de verlo medio vacío. Se trata simplemente de ser realista y entender que el vaso siempre está lleno. A veces está lleno de aire, a veces de agua, y a veces de ambos.
Nuestra visión de la realidad (creencias) define el repertorio de opciones con que contamos (medios) para alcanzar nuestros fines.
Una visión menos crítica y más constructiva nos permite sacar provecho incluso de instrumentos aparentemente viciados o defectuosos. O en palabras del célebre F. W. Nietzsche: “el que no desee morir de sed entre los hombres, debe saber beber en todos los vasos”.
