#ITALIA Los tradicionales carruajes de Roma podrían desaparecer en un corto plazo

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Las bellas “botticelle”, pintorescos carruajes tirados por caballos, son una de las imágenes más tradicional de Roma y uno de los medios de transporte más populares de los turistas que buscan recorrer de una forma más pausada la llamada Ciudad Eterna. No obstante, estas calesas tienen sus días contados en la capital italiana luego que el municipio de la urbe diera a conocer su intención de terminar con este servicio.

Así lo planteó la alcaldesa, Virginia Raggi, quien quiere erradicar este tradicional sistema de transporte ante que acabe el verano en el hemisferio norte, haciendo eco de miles de defensores de los derechos de los animales que llevan años pidiendo terminar con esta tradición, que consideran nociva para los caballos.

Según el plan de Raggi, que aún debe ser aprobado por el concejo municipal, las 41 tradicionales calesas pasarán a circular de momento sólo por parques públicos. Como compensación, a los indignados conductores se les concederá licencia de taxi. Si no, les queda la opción de esperar a que se introduzcan los vehículos eléctricos que sustituirán definitivamente el servicio, proyecto que aún no cuenta con fecha de materialización.

Por esa razón los afectados con la medida ya anunciaron que acudirán a los tribunales si finalmente se decide acabar con las “botticelle”.

Para el presidente de la principal asociación de cocheros, Angelo Sed, una medida como esta es absolutamente incompresible tomando en consideración que estos tradicionales carruajes tienen autorización de circular en otras ciudades italianas y europeas. “¿Qué creen que ocurrirá con nuestros caballos cuando no haya más botticelle?”, preguntó irónicamente el dirigente de los transportistas a los animalistas que se han manifestado en contra esta tradicional actividad en la capital italiana.

“Nadie cuida mejor de mi caballo que yo. ¿Por qué entonces tengo que quedarme sin empleo?”, agregó el dirigente de la principal asociación de cocheros romanos.

No obstante, los defensores de los animales, como la organización Lav, sostienen que las “botticelle” exponen a los caballos a “un trabajo cansador”, muchas veces en condiciones muy duras.

Para evitar dicho abuso, desde hace unos años las autoridades romanas establecieron estrictas medidas a quienes realizan esta actividad a quienes, por ejemplo, se les prohibió circular durante el verano antes de las 18:00 horas o cuando el termómetro marcara más de 33 grados.

Un tours clásico para cuatro personas de entre 40 y 50 minutos por el casco antiguo de la capital italiana cuesta en promedio entre 50 y 100 euros (57 y 114 dólares) dependiendo de la demanda y temporada.

Fuente: Agencia DPA