#ANTOFAGASTA Preocupación en pescadores y organizaciones ambientalistas por derrame de ácido sulfúrico en Michilla

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Preocupación existe en pescadores y organizaciones ambientalistas, tras el derrame de ácido sulfúrico que se registró a fines de Septiembre en el Puerto de Michilla, Región de Antofagasta, en operaciones de la Minera Centinela ligada a la empresa Antofagasta Minerals. El foco de inquietud en los actores mencionados apunta a los daños ambientales que puede generar el hecho.

En este sentido, de acuerdo a los antecedentes recopilados, hace mediados de Octubre una tortuga apareció en muy malas condiciones en la Playa Las Petroleras, cercana a la zona del derrame, y se han registrado muertes de animales en diversos puntos de la zona del Puerto de Mejillones.

 

“El 26 de septiembre se nos acerca un pescador a nuestra agrupación para informarnos que se había producido un derrame de ácido en las cercanías del muelle de Michilla, donde se descarga este producto hace bastante tiempo. Ellos nos alertaron y nos hicimos presentes de inmediato para saber qué es lo que estaba sucediendo in situ”, cuenta Manuel Carvajal, representante de la  organización EcoMejillones.

Bajo este contexto, a principios del mes de Octubre diversas organizaciones ambientalistas y pescadores presentaron una denuncia ante la Fiscalía de Mejillones, con el fin de que se investigue el hecho y las responsables penales de los responsables sean perseguidas.

La preocupación de los pescadores y organizaciones ambientalistas se basa en los efectos que puede causar el ácido sulfúrico, especialmente cuando hace contacto con el agua. “Es una sustancia química corrosiva, que produce vapores altamente tóxicos para el ambiente y la salud de las personas. De hecho, produce quemaduras graves, además de irritar vías respiratorias, oculares y mucosas. El contacto con el mar es grave, ya que el ácido sulfúrico destruye toda materia orgánica”, explica Victoria Caroca, Química y Coordinadora del Equipo Científico de Fundación Relaves.

Una historia de impacto ambiental que, en definitiva, todavía no ha escrito su capítulo final.

Colaboración: Ariel Martínez Díaz.